La ética de Caja Castilla la Mancha
Lo que parecía imposible, según nos decían, en un sistema financiero tan robusto como el español finalmente ha sucedido: una entidad ha debido ser intervenida por el Banco de España. Caja Castilla la Mancha ha necesitado una inyección de liquidez, como si de algún tipo de vacuna se tratara, por valor de 9.000 millones de euros después de que Unicaja no quisiera hacerse cargo de la entidad.
Parece ser que la caja manchega arrastraba graves problemas que, tarde o temprano, con o sin crisis, la habrían llevado a la situación actual. En primer lugar, la caja relajó mucho los criterios de concesión de créditos durante los años de bonanza y ahora que muchos de sus clientes no pueden devolverlos ha visto como sus índices de morosidad se han disparado. Además, hay que sumar el hecho de que el 40% de estos créditos junto con participaciones directas fueron a un sector muy perjudicado: el inmobiliario. Y si a todo esto añadimos la pasividad de la entidad ante las advertencias del Banco de España obtenemos el caldo de cultivo que ha provocado que muchos clientes retiraren todos sus depósitos y el Estado intervenga.
Estas son las razones que los expertos nos dan y añaden que todas se resumen en una clara carencia de profesionalidad en la gestión de la caja. Ahora, me gustaría añadir otra razón que aunque parece que no ha influido en el negativo desenlace, sí que forma parte de esta gran carencia de profesionalidad. Me refiero a las participaciones que Caja Castilla la Mancha tiene en varias empresas que fabrican componentes para la industria militar como son Aernnova, Tecnobit y Amper (ver cuadro 1).
Las cajas nacen con el objetivo de captar ahorros y remunerarlos para después poderlos dar en forma de créditos. Una parte de los beneficios procedentes de este proceso se reinvierte y el otro va a parar a lo que se denomina obra social. La obra social es el compromiso, la responsabilidad y la ética de la caja ante la comunidad. Se puede traducir, en definitiva, con un término que se ha puesto muy de moda últimamente: la responsabilidad social corporativa. Y aquí es dónde quería llegar. ¿Dónde queda la ética, el sentido de la responsabilidad y la profesionalidad de una caja que afirma estar comprometida con la sociedad cuando subrepticiamente tiene participaciones en empresas que fabrican armas?
A menudo relacionamos profesionalidad con consecución de resultados y nos olvidamos de que la profesionalidad también tiene mucho que ver con la forma en que se consiguen estas metas. En este sentido valores como la sinceridad, la transparencia y la coherencia son fundamentales. Caja Castilla la Mancha no ha sido tampoco profesional en este ámbito, aunque, desgraciadamente, no es una excepción. En España, junto con la obra social, muchas cajas tienen participaciones y dan créditos a industrias que fomentan la guerra.
Cuadro 1: Industrias participadas por Caja Castilla la Mancha
Industria | Producción | Participación de CCM |
Aernova | Estructures metálicas: fuselajes, alas avió A400M. (10% producción militar) | 23% |
Tecnobit | Tecnología i adiestramiento militares. (85% producción militar) | 11,8% |
Amper | Electrónica de defensa, participa en grandes proyectos militares. (20/30% producción militar) | 8,1% |