Bahrein y la ‘Fórmula de la sangre’
Hace unas semanas se celebró el Gran Premio de Fórmula 1 en Bahrein, pero en estas líneas no leerán si ganó Hamilton, Vettel o Räikkönen. Más bien hay que hablar de otros ganadores y otros perdedores en Bahrein, de lo que sucede tras las gradas del circuito, más allá de este macro evento surgido en 2004 para divertimento de la elite bahreiní y mundial.
Entre los ganadores, los grandes exportadores de armas: Estados Unidos de América, Francia o, sin ir más lejos, España. Y entre los perdedores: la población de Bahrein.
Tras cancelarse el evento de Fórmula 1 en 2011 por las protestas ciudadanas iniciadas en febrero del mismo año, en 2013 Bahrein pretendía volver a dar imagen de normalidad y estabilidad. Sin embargo, las autoridades del régimen monárquico absolutista de los Al-Khalifa no han podido evitar que las protestas sigan sucediéndose, y con renovada fuerza, en las calles del Reino de los dos mares (Mamlakat al-Bahrein, en árabe). La campaña ‘Fórmula de la sangre’ llamaba al boicot del evento para rechazar la represión del régimen, que tan sólo en el último mes ha realizado centenares de detenciones a manifestantes. El boicot ha sido incluso apoyado por sindicatos y parlamentarios británicos, que constatan dos años sin reformas verdaderas, con encarcelamientos a perpetuidad de activistas y detenciones y torturas hasta de los médicos que atendieron a manifestantes heridos.
Pese a la situación de tensión, incluso de guerra de baja intensidad en ciertos barrios chiíes desfavorecidos donde la policía ya no entra sino por la fuerza, parece que la comunidad internacional ya ha perdonado a Bahrein y mantiene un intenso comercio de armas y de material de “control de masas” con este país.
Entre 2002 y 2011 España había exportado a Bahrein más de 25 millones de euros en material de defensa, y a los países del Golfo más de 100 millones de euros. Tras las revueltas de 2011 en el Norte de África, España canceló sus exportaciones de armas y algunas autorizaciones ya concedidas a Túnez o Egipto, no así a Bahrein. En el primer semestre de 2012, España vendió a Bahrein material de defensa por valor de más de 7 millones de euros, según afirma el Centro de Estudios por la Paz JM Delàs. Sin embargo, en este diminuto reino de poco más de un millón de habitantes más de 80 personas ya han fallecido, la mitad de ellas por intoxicación de gases lacrimógenos lanzados por la policía en casas, contra manifestantes y tan sólo la última semana en un instituto de Manama contra estudiantes que protestaban pacíficamente por la detención ilegal de uno de ellos.
Parece que España, séptimo exportador de armas mundial, cancela sus contratos tan sólo cuando es obligado como consecuencia de algún embargo internacional. ¿No son conscientes del carácter autocrático y represivo de un régimen hasta que se lo cuenta un periódico en portada o les obliga Bruselas? ¿O es que la Posición Común Europea y la Ley 53/2005 teóricamente destinadas a evitar el mal uso del material de defensa (¡cómo si hubiera un buen uso!), por cierto más restrictivas que el tan elogiado nuevo tratado de comercio de armas mundial, sólo se aplica como sanción a enemigos diplomáticos y no como prevención? ¿Qué justificación tiene exportar armas a los países autocráticos del Golfo y pretender que no las utilicen para reprimir a la población que pide avances democráticos?
Y no se trata sólo de Bahrein sino de los países del Golfo en general. Y es que al fin y al cabo, quizás el Gobierno español no debe saber que a mitad de marzo de 2011, 1000 soldados saudíes y 500 emiratíes se desplazaron a Manama para apoyar la represión de las fuerzas de seguridad del régimen de Al-Khalifa y, de paso, asegurar la estabilidad del país que alberga la Quinta Flota Naval Americana en la zona. Las exportaciones españolas de material militar a Arabia Saudí en el primer semestre de 2012 fueron de 50 millones de euros.
Otro gran ganador de la normalidad en Bahrein es Estados Unidos, quien tras cancelar sus exportaciones por un tiempo prudencial, en mayo de 2012 Estados Unidos reanudó su comercio de armas con Bahrein, recalcando que el material que exporta es tan sólo para defender al país contra amenazas exteriores, léase Irán. Amnistía Internacional documentó, sin embargo, que buena parte de los botes de gas lacrimógeno utilizados en 2011 eran de fabricación estadounidense, aunque también se encontraron granadas de gas y pelotas de goma de origen francés.
Es tan lucrativo e importante el mercado del Golfo que no es de extrañar que en los últimos dos meses, dos ministros del gobierno español, el ministro de Industria, Energía y Turismo José Manuel Soria y el ministro de defensa Pedro Morenés, hayan visitado la zona. Morenés asistió en febrero a la Feria Internacional de Defensa de Dubai con el evidente objetivo de promocionar la industria militar española. No en vano es ése el sector en que Morenés trabajaba antes de ser nombrado ministro.
La Fórmula 1 ha llenado la prensa deportiva este fin de semana, así que ya no hace falta que se escriba quién fue el más rápido al volante, pero los ganadores en lavar la imagen de Bahrein son, indiscutiblemente, el régimen de Al-Khalifa y, entre otros, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y España.
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