Mijail Gorbachov y la Cumbre de la OTAN
Mijail Gorbachov fue, sin duda, uno de los mejores políticos que ha dado la URSS y la Europa del Siglo XX. Gorbachov al observar, desde la cúspide de la nomenclatura que controlaba el vasto imperio soviético, como se avecinaba la catástrofe, se propuso acabar con una guerra que, en buena parte, era responsable de las miserias que atenazaban a todos los pueblos del bloque soviético, iniciando un diálogo con sus rivales para acabar con las guerras frías y calientes que tenían lugar por todo el planeta. Fue Gorbachov quien, en los años 1990 y 1991, lanzó la propuesta de construir una Casa Común para todos los europeos, los de Este y los del Oeste, una casa común que pusiera fin a la división de Europa en dos bloques enfrentados que, para mayor espanto, se preparaban para llevar a cabo una guerra nuclear en suelo europeo.
Los pusilánimes políticos europeos y sus líderes estadounidenses, aunque sorprendidos por la propuesta de Gorbachov, vieron cómo se habría la posibilidad para que las grandes corporaciones de sus países, de las que eran sus representantes, tenían la oportunidad de atravesar el telón de acero que les impedía penetrar en aquellos países. Así, de manera impúdica, aquellos políticos mintieron a Gorbachov cuándo éste les pedía respeto para Rusia después de que se disolviera el que fuera su rival militar, el Pacto de Varsovia. Y decidieran, por el contrario, mantener el organismo militar OTAN, al que fueron incorporando paulatinamente a los países exmiembros del bloque soviético. A la vez que ayudaban a desmantelar las estructuras económicas de esos Estados y apropiarse de buena parte de ellas (la doctrina de shock), pues no iban a desaprovechar la ocasión una vez que el capitalismo había derrotado al mal llamado socialismo soviético.
Para ello, el bloque liberal capitalista disponía de diversas e importantes organizaciones que ayudarían a privatizar todo lo susceptible de convertirse en un aporte de dividendos: BM, FMI, OMC y si era necesario, de la OTAN. Una OTAN que era el brazo armado que daba seguridad a los Estados Unidos y sus aliados europeos en la defensa de sus intereses como bloque político y económico. Una OTAN que, cuando se producen resistencias al afán globalizador de las grandes corporaciones, EE.UU. que la dirige, no duda en hacerla actuar llevando a cabo intervenciones militares, a veces bajo el seudónimo humanitario, pero siempre con el afán de imponer por la fuerza la paz liberal de su modelo económico y político.
Es esta OTAN la que estos días 28, 29 y 30 de este mes de junio se reúnen en Madrid con presencia de los jefes de Estado de los países miembros en una Cumbre para, se supone, renovar su compromiso en la defensa y la seguridad de la zona de que forman parte sus 30 países. Pero esa zona que inicialmente era la del Atlántico Norte, tras la desaparición de su enemigo, la URSS, a partir de la Cumbre de 1999 en Washington, amplió su área de influencia a todo el planeta. Y con otra variante de igual importancia: la OTAN abandonaba la función defensiva donde solo podía responder militarmente si alguno de los países miembros era atacado, para pasar a ser ofensiva, como lo atestiguan las intervenciones militares en Yugoslavia, Afganistán y Libia.
Una OTAN que se ve fortalecida por la invasión de Rusia en Ucrania y que en Madrid verá como se convierte en el baluarte de la defensa y la seguridad mundial de EE.UU. y sus aliados. Esto surgirá de la aprobación de un nuevo Concepto Estratégico que insistirá en reforzar el vínculo entre Europa y Estados Unidos, empequeñeciendo la demanda de Alemania, Francia y España de crear una fuerza militar europea independiente de la OTAN, la denominada PESCO, que pretendía alejar a Europa de EE.UU. Aunque se aceptará un cierto grado de autonomía estratégica de Europa, para llevar a cabo acciones militares propias, pero sin desvincularse de la OTAN que continuará siendo el organismo central de la seguridad y defensa.
El nuevo Concepto Estratégico es seguro que reforzará la disuasión frente a Rusia, haciéndose éste más enérgico y anticipatorio, contemplando respuestas militares en todos los ámbitos: convencionales por tierra, mar, aire y espacio; e híbridos en el ciberespacio. Admitiendo respuestas militares convencionales y no convencionales a través de guerras híbridas, como así ya está ocurriendo en la guerra de Ucrania. Pero lo más relevante de este nuevo Concepto Estratégico será ver como se implementa la demanda de EE.UU. de que la OTAN dirija su mirada a China. Es decir, ampliar el radio de acción de la OTAN al Pacífico, y ver la respuesta de los aliados europeos a esta demanda que sin duda perjudica a sus relaciones comerciales con China donde Europa tiene grandes intereses.
Un nuevo Concepto Estratégico auspiciado por EE.UU. que impulsará el crecimiento del belicismo, de la carrera de armamentos convencionales y nucleares frente a Rusia, y ahora frente a China, con un incremento del gasto militar a cimas nunca alcanzadas. Una OTAN y un Concepto Estratégico que nos aleja de la seguridad compartida, de cooperación y la Casa Común para Europa que deseaba Gorbachov, pero también y es necesario recordarlo, del movimiento por la paz europeo de los años 1980 y que hoy, vistas las amenazas a la paz que se avecinan, deberíamos volver a relanzar.
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