Gasto militar y belicismo en España
El presupuesto del Ministerio de Defensa para 2023 crece más del 26% respecto a 2022. Es sólo una parte de los gastos militares previstos que, además, suelen ser inferiores a los realizados. Quienes consideran que la defensa prioritaria es la que garantiza derechos sociales se decantan por la Objeción Fiscal, un acto de desobediencia civil para mostrar el desacuerdo a colaborar con el Estado en la preparación de las guerras y en el mantenimiento de la estructura militar
Los Presupuestos Generales del Estado español de este año 2023 se pueden considerar, desde el punto de vista social, como buenos presupuestos si sólo se tienen en cuenta los ministerios de ámbito social. El relativo a la Seguridad Social crecerá el 13%; el de derechos sociales 17,4%; las clases pasivas 14%; cultura el 16%. Lamentable es que no haya crecido en esos porcentajes el relativo al Ministerio de Sanidad: sólo el 6,5%, cuando en la pandemia de la COVID se ha demostrado que la sanidad pública española estaba en estado muy precario y necesitaba de mayores inversiones. Actualmente, los presupuestos sociales quedan en entredicho y, según mi parecer, no se trata de un presupuesto social, cuando se comprueba que el del Ministerio de Defensa para 2023 ha aumentado el 26,3%: 2.672 millones más que en 2022. Un colosal aumento del gasto militar que, en su mayor parte, se dedica a inversiones en nuevas armas que crecerá el 69% con respecto a 2022 hasta alcanzar los 7.743 millones, lo que representa el 30% de todas las inversiones estatales (sin contar las inversiones en las comunidades autónomas).
Este espectacular incremento del gasto militar viene provocado por la demanda de Estados Unidos a sus socios de la OTAN de alcanzar no menos del 2% del PIB en gasto militar. Una demanda que no viene refrendada por ningún estudio que demuestre que un Estado tenga que dedicar el 2% o el 20% o 40% de su PIB a la defensa militar, sino que ésta es una propuesta de Estados Unidos para sus socios europeos de la OTAN para que inviertan más en defensa y adquieran más capacidades (armamentos), pues ello favorecerá la industria militar de EE UU cuyo principal cliente es Europa.
El Estado español tiene un gasto militar muy superior al que muestra el Ministerio de Defensa si se le suman los Organismos Autónomos de Defensa y las partidas militares repartidas por otros ministerios, como la seguridad social de los militares y pensionistas, la mutua militar, la Guardia Civil (cuerpo militar) y contribuciones a la OTAN. Además, existen dos fórmulas engañosas a las que se recurre todos los años: la primera, a través de aportaciones del Ministerio de Industria en ayudas de I+D para las empresas militares para financiar Programas Especiales de Armamentos, una partida que en 2023 ha sido de 1.601 millones y que aumenta el 95% con respecto a 2022. La segunda, la transferencia de crédito que se realiza para sufragar las misiones militares en el exterior y las inversiones en armamentos. Por último, hay que añadir la parte proporcional de los intereses de la deuda pertenecientes a inversiones en Defensa. En realidad, el gasto militar final alcanza 27.617 millones de euros y llega al 2,17% del PIB, sobrepasando el 2%.
Los presupuestos sociales quedan en entredicho cuando se comprueba que el presupuesto del Ministerio de Defensa ha aumentado el 26,3% este año
Hasta aquí se ha descrito el enorme presupuesto militar aprobado para el ejercicio de 2023; sin embargo, además, en lo que llevamos de año ya ha habido nuevos gastos militares no contemplados en el presupuesto de 2023 que han sido aprobados en diversos consejos de ministros. El l8 de abril pasado se aprobó adquirir siete proyectos de armas por un importe de 4.760 millones (835 millones para misiles Mistral, drones RPAS militares y para guerra electrónica; más 3.925 millones para blindados Pizarro, blindados Dragón 8×8, Helicópteros NH-90, vehículos VAC y dos buques hidrográficos. De nuevo, en el consejo de ministros del 25 de abril, se aprobó la adquisición de ocho helicópteros MH-60/R Romeo antisubmarinos, 34 misiles AGM-114 y 100 cohetes laser APWS.
En definitiva, el enorme gasto militar del Gobierno de España contribuye a la nueva escalada belicista, impulsada por EE UU, que pretende dividir el mundo en bloques. Por un lado, Estados Unidos y sus aliados; en el otro bando, China y Rusia con sus aliados. Cuando lo necesario es todo lo contrario, buscar en el multilateralismo el camino donde abordar los conflictos para desactivarlos. Un espacio que le corresponde a Naciones Unidas, en cuyas propuestas de desarme se propone un mundo de paz compartida donde nadie pretenda ser hegemónico, sino al contrario, buscar la cohesión a través de la cooperación para erradicar y prohibir la guerra.
El Gobierno de España, impulsado por EEUU, está llevando a cabo un enorme esfuerzo en gasto militar que conduce al mundo a un catastrófico nuevo belicismo
Desde el ámbito económico, también se debe criticar el militarismo, pues va en detrimento de la economía productiva. Las armas no son bienes productivos, debido a que son productos que no circulan por el mercado. Esto es un axioma: nadie se puede comprar un blindado, un buque de guerra o un avión de combate. Existen numerosos estudios que avalan esta teoría y demuestran que por cada puesto de trabajo que se crea en la industria militar se podrían crear entre tres y cinco en la industria civil debido al enorme esfuerzo que se debe hacer en I+D. Las armas sólo son adquiridas por los Estados para sus ejércitos y para ello, como en toda gran inversión, deben endeudarse, produciendo déficit e inflación en la economía, lo cual va en detrimento tanto del bienestar social como del crecimiento productivo.
Especialmente Occidente está atrapado de nuevo en el viejo aforismo “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, que deberíamos cambiar y substituirlo por “Si quieres la paz trabaja por el desarme, la cooperación y la fraternidad”
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