El papel de España en la guerra de Mali
La Conferencia de donantes para Mali reunió 338 millones de euros para financiar la guerra destinados a sufragar la misión militar internacional para estabilizar el país.
La Unión Europea aportó 63 millones €. España contribuye con 3,8 millones para sufragar los gastos de hasta 54 militares del Ejército del Aire con un avión de transporte militar C-130 y 50 instructores para la misión de entrenamiento de fuerzas malienses y africanas.
Según decidió el Consejo de Ministros de 18 de enero de 2013, los militares españoles se encargan de facilitar el sobrevuelo y aterrizaje de aeronaves de miembros de la UE y OTAN, y tienen como cometido desplegar el destacamento aéreo “Marfil” en la base francesa de Dakar para contribuir al transporte estratégico de las capacidades regionales.
Pero el papel de España en la guerra de Mali va más allá. En primer lugar hay que tener en cuenta las crecientes exportaciones españolas de armas, municiones, sus partes y accesorios a este país. En el período 2007-2011 los ingresos obtenidos por la venta de este tipo de armamento ligero español superaron los 4 millones €. Los últimos datos oficiales existentes sobre exportaciones de armas españolas, del primer semestre de 2012, muestran que 111.073 euros en balas de plomo y perdigones fueron a parar en su totalidad a empresas privadas malienses, lo que puede indicar que decenas de miles de balas pueden haber acabado en manos de grupos armados rebeldes.
Sin embargo, para tener una visión más amplia de la relación militar española con Mali en cuanto a las exportaciones de armamento, hay que hacer el análisis del resto de países del Sahel, ya que la lógica de la intervención española, europea y de la OTAN en Mali es regional. Porque la implicación militar española en el Sahel incorpora la Base de Morón, considerada por el Pentágono como una de sus tres bases en África, por su proximidad con el Sahel y en la que hay un despliegue de hasta 500 marines y ocho aviones de transporte de Estados Unidos. Además España participa en la EUCAP Sahel Níger que cuenta con 50 componentes internacionales y 30 locales basados en Niamey comandando por un Coronel español y en la que existen delegaciones principales en Bamako y Nouackchott. El presupuesto de esta misión es de 8,7 millones. Otros proyectos regionales en los que participa España en la región son: la misión “West Sahel: Mauritania, Niger, Mali, Senegal” promovido por la Jefatura Fiscal y de Fronteras de la Guardia Civil, cuya duracón fue de enero de 2011 a marzo de 2013, con un presupuesto total de 2,44 millones euros; el Counter Terrorism Sahel Programme (2012-2014) que cuenta con un presupuesto de 6,7 millones de euros; y el Special Programme for Peace, Security and Development en el norte de Mali, que cuenta con un apoyo financiero de 50 millones € provenientes de UNDP, EEUU, Francia, Argelia, Dinamarca, Bélgica, Reino Unido, Canadá y España.
Por tanto, podemos comprobar que la implicación militar española en el conflicto armado maliense y en toda el área del Sahel es de considerable importancia. Pese a la crisis, el compromiso militar del Gobierno español en el Sahel supone una elevada inversión económica, humana y de medios logísticos. Las razones desde un punto de vista militar son las habituales, pero muchas de ellas pueden pasar a un segundo plano si tenemos en cuenta los intereses económicos españoles en la zona. Más allá del relativamente escaso comercio de armas en la zona del Sahel, hay que considerar con especial atención el hecho de que la mayoría del uranio consumido en las centrales nucleares españolas venga de Níger (a través de la empresa francesa Areva). Sin lugar a dudas, el control del suministro de uranio para la generación de energía atómica explican buena parte de la intervención del Ejército francés en Mali, y del decidido apoyo militar español en el Sahel.
Además, cabe tener en cuenta que además del compromiso militar español con respecto al Sahel en general y a Mali en particular, existe una estrategia conjunta de incidencia en la región que combina los aspectos militares y humanitarios. Solo en 2012 y 2013 España destinará 5,7 millones en ayuda humanitaria, canalizada principalmente a través de agencias de Naciones Unidas y del Comité Internacional de la Cruz Roja. A lo que hay que sumar el recientemente adquirido compromiso de destinar 17,5 millones € hasta 2014 (en los que hay que incluir parte del compromiso de 2013). La estrategia integral de cooperación militar-humanitaria en Mali junto con las relaciones resultantes del comercio de armas entre ambos países suponen un peligro añadido a las intervenciones de ONG independientes en la zona. La confusión entre personal humanitario y militar es en esta zona evidente.
Cuando la población de Mali y de todo el Sahel necesita más que nunca una sincera ayuda internacional para volver a la normalidad, España opta por una combinación militar y humanitaria, al tiempo que lanza mensajes a los cooperantes secuestrados de que el Estado no se hará cargo de pagar rescates en caso de secuestro. Esta peligrosa cooperación militar-humanitaria en Mali y el Sahel es una irresponsable acción más de este gobierno que hay que sumar a la desastrosa intervención aliada en Libia, causante principal de la inestabilidad, pobreza y violencia en la región. Occidente ha dejado en Libia un país sumido en el caos pero con los pozos petrolíferos trabajando a máximo rendimiento, veamos como deja a Mali cuando Areva no vea peligrar la extracción de uranio.
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