Estado de paz
En Cataluña se ha abierto un intenso debate en el entorno de la posibilidad de acontecer un Estado y sobre cómo se tendrían que resolver las cuestiones derivadas de la seguridad y defensa de la población. Este artículo firmado por varias personas viculadas al pacifismo pretende dar respuesta a estas preocupaciones.
POR UN ”ESTADO DE PAZ”
La posibilidad de la constitución de un estado propio moviliza
sectores muy diversos de la sociedad catalana. Las múltiples dinámicas
emprendidas, empáticas o críticas con el propósito constituyente,
evidencian la verosimilitud. También el sector de la cultura de paz,
comprometido en la progresiva implantación de una cultura orientada por
los principios de la cooperación y de la noviolencia, se siente
emplazado a tomar postura en este necesario ejercicio de prospectiva.
Sería inexplicable que un sector que está trabajando eficazmente, y
desde hace muchos años, por la movilización de la sociedad, civil y
oficial, a favor de los valores de la cultura de la paz no promoviera
ahora un debate público sobre el modelo de seguridad del nuevo estado.
Un debate en el que participamos propositivamente.
Con esta finalidad
se ha constituido un grupo de trabajo estable, Estado de Paz, en el que
participamos, sin detentar ninguna representación, un buen número de
personas vinculadas a varias entidades de paz. El primer objetivo del
grupo, un seminario, se concreta en la redacción del documento Modelo de
seguridad de un estado propio del siglo XXI, que es una propuesta que,
partiendo de la hipótesis de un estado catalán, se dirige a la
ciudadanía en general y especialmente a aquellos que tendrán que
decidir. El grupo es heterogéneo en cuanto a ideología y
posicionamientos políticos de los participantes; el acuerdo se produce
alrededor de tres puntos:
PRIMERO: Valoración de la seguridad como una necesidad de primer orden;
SEGUNDO: Visión compartida, respecto a la seguridad, inspirada en el concepto de seguridad humana;
TERCERO: Adhesión a los principios de la noviolencia.
A pesar de que la reflexión viene propiciada por una dinámica
local, no dudamos que puede ser de utilidad en otros contextos
diferentes del de la sociedad catalana de hoy. Nuestra reflexión se
produce en un escenario muy concreto pero forma parte de una elaboración
conceptual en curso, a nivel planetario, que apunta a cambios muy
profundos en el concepto de seguridad.
No son los estados los que
requieren seguridad frente otros estados, a pesar de que este es el
núcleo duro del concepto de defensa; son las personas las que necesitan y
exigen seguridad. Una sociedad democrática tiene que responder a esta
exigencia con una visión de gran amplitud y profundidad y con una
autoexigencia de eficacia máxima. Los ciudadanos “…aspiran a los
derechos humanos básicos que garantizan una existencia tranquila y
digna, libre de la necesidad y el miedo” (Aung Sangre Suu Kyi) y la
única razón de ser del estado es ser instrumento de esta aspiración.
Pero este no es el resultado que ha producido la acción de los
centenares de ejércitos de todos colores y culturas que han sembrado la
historia humana de muerte, dolor, destrucción y miseria. Seguridad
humana es que el estado proteja a las personas; defensa comporta el
sacrificio de vidas humanas para la seguridad del estado. Es evidente
que de ejército no queremos ninguno más y menos todavía si tiene que ser
nuestro.
Esta visión de la seguridad centrada en el objetivo de liberar a
las personas de las necesidades y de los miedos es la idea central de
nuestra propuesta Modelo de seguridad de un estado propio del siglo XXI
que haremos pública el próximo mes de septiembre. Si Cataluña acontece
un nuevo estado no tiene que querer ser el último de los viejos estados
construidos sobre unos fundamentos obsoletos de soberanía
irrestringible, de irresponsabilidad hacia el exterior y hacia el medio
ambiente, de afán de dominio, de aceptación de la fuerza como argumento
decisorio. Si Cataluña acontece un nuevo estado no puede dotarse
miméticamente de estructuras e instituciones anacrónicas que sólo la
inercia mantiene apenas de pie en estados envejecidos. Si Cataluña
acontece un nuevo estado tiene que fundamentarse explícitamente en los
valores que apuestan por un desarrollo humano atento a todas las
dimensiones personales, tiene que crear las estructuras e instituciones,
si hace falta audazmente novedosas, que más lo posibiliten y tiene que
aceptar que, precisamente por ser un estado nuevo y de pequeñas
dimensiones, más libre que otras de inercias históricas, tiene la
responsabilidad de orientarse y orientar hacia una futuro más humano.
Jordi Armadans, Alfons Banda, Núria Breu, Pepe Beunza, Joan Contijoch, Lluís Fenollosa, Rafael Grasa, Jose Luís Gordillo , Jaume Llansó, Xavier Masllorens, Martí Olivella, Pere Ortega, Alvar Roda, Jordi Urgell, Fèlix Saltor, Gabriela Serra, Lluís Sobrevia i Eduard Vinyamata.