Es necesario un nuevo planteamiento de seguridad
En el caso de una Cataluña constituida en un Estado propio, sería necesario abrir un debate sobre la seguridad y la política de defensa que se llevaría a cabo en un hipotético estado catalán independiente. La discusión debería girar en torno a tres cuestiones.
1) ¿Quién es el sujeto de la defensa y la seguridad? Es decir, a quien se debe proteger: ¿a las personas, al Estado, a las élites que gobiernan? 2) ¿Cuáles son las amenazas que hay que afrontar? ¿Son las mismas que si no tuviéramos estado? 3) ¿Cómo afrontar estas amenazas? De todas las propuestas que puedan haber, emerge con fuerza una propuesta basada en la seguridad humana, que afirma que Cataluña no tiene amenazas que requieran respuestas militares.
Un nuevo estado catalán debería ser eso, nuevo, y no plantearse la defensa y la seguridad desde el punto de vista de los modelos ya existentes, como si éstos fuera la única opción. El nuevo estado debería construirse teniendo en cuenta el nuevo contexto del siglo XXI, en que es posible el progreso, el desarrollo y la viabilidad de un país sin elegir el camino de la militarización. Hay quien ha calculado que Cataluña debería de gastar el 1, 5% del PIB, unos 3.000 millones de euros al año, en un hipotético ejército. Existen otras alternativas a la hora de gastar ese dinero que servirían de manera directa para crear un país más seguro para todos. Todo a través de la seguridad humana, que debemos abordar en toda su globalidad, trabajando en todos los aspectos que hacen que las personas, ciudadanos y ciudadanas nos sentimos seguros y seguras. Pero este modelo no es un planteamiento exclusivo para Cataluña, sino que es la seguridad deseable, también, para el resto del mundo.