13/06/2024

Publicado en Barcelona

Entidades ecologistas, pacifistas y feministas exigen la obligación de declarar y reducir la huella de carbono del sector militar

  • Más de 40 colectivos y entidades han hecho pública esta mañana la campaña “Descarbonizar es Desmilitarizar” que visibiliza la contribución del sector militar al contexto de emergencia ecológica.
  • Con la campaña, se denuncia la exclusión del sector militar de la obligatoriedad de informar y reducir las emisiones GEI y se exige la supresión de este trato de privilegio.


Barcelona, ​​13 de junio de 2024. Representantes del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, Ecologistas en Acción, Dones x Dones y Extinction Rebellion Barcelona, ​​han presentado la campaña en rueda de prensa en Barcelona, ​​para dar a conocer sus objetivos, sus demandas y las acciones previstas para los próximos meses. Esta campaña cuenta ya con más de 40 adhesiones, principalmente de organizaciones y colectivos del movimiento ecologista y pacifista, pero también otras que trabajan por la justicia social.

La campaña se centra en exigir que las fuerzas armadas y la industria militar declaren sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y las reduzcan. Por eso una de las estrategias de incidencia será impulsar acciones de denuncia con demandas concretas, para cumplir un doble objetivo: la concienciación y ampliación de conocimiento de la sociedad sobre la relación entre el sector militar y la emergencia ecológica; y la consecución de cambios y transformaciones entre los agentes denunciados, esto es, transparencia en el ejército español.

Carolina Pérez, de Ecologistes en Acció, ha explicado que esta «campaña busca reforzar los vínculos entre las reivindicaciones pacifistas, ecologistas, feministas y por la transformación social hacia una Justicia Global, entendiéndolas como inseparables en sus objetivos». La campaña pretende también extender la idea de que una sociedad ambientalmente más justa es inseparable de una sociedad desarmada y desmilitarizada. Para ello se impulsarán acciones de sensibilización, formación, movilización e incidencia política, todas ellas mediante el enredamiento y el trabajo coordinado entre todas las participantes.

Desde hace tiempo la comunidad científica insiste en la necesidad de reducir las emisiones de GEI para evitar un aumento aún mayor y más catastrófico de la temperatura media de la Tierra. Las emisiones del sector militar son en este sentido muy relevantes: aunque no existe un registro riguroso de estas emisiones de las fuerzas armadas y la información de la industria militar es, en general, deficiente e incompleta, Teresa de Fortuny, del Centre Delàs, ha expuesto que «un estudio del año 2022 estimaba la huella de carbono militar mundial en un 5,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero globales». Estas emisiones son similares a las de la aviación comercial.

Las fuerzas armadas son grandes consumidoras de energía y, por tanto, grandes contribuidoras a la emergencia ecológica. Una evaluación completa debe basarse en el ciclo completo de vida (huella de carbono) del sector militar, que incluye todas las fases del ciclo, desde la extracción de materias primas necesarias para la fabricación de armamento y de equipamiento militar, pasando por su fabricación, su utilización y la gestión de los residuos. Esto significa que es necesario contar tanto las emisiones directas (consumo energético de las bases y consumo de combustibles fósiles de los vehículos militares terrestres, barcos y aeronaves) como las indirectas (producción de armas, de equipamiento militar y cadena de suministro militar). De hecho, investigaciones realizadas en el ámbito militar de la UE y del Reino Unido demuestran que son la fabricación de armamento y las cadenas de abastecimiento las que representan la mayor parte de las emisiones militares. Además, como alerta Fortuny, «la UE está en pleno proceso de rearme, militarización y adopción de posiciones belicistas, proceso que últimamente se ha intensificado de forma acelerada».

Por otra parte, se estima que los terrenos de entrenamiento y fincas militares representan entre el 1 y el 6% de la superficie terrestre. Los campos de disparo en terreno militar pueden incrementar el riesgo de incendios, una fuente importante de emisiones y disminuyen la capacidad de la vegetación y del suelo de almacenar carbono. Los ejercicios de entrenamiento y maniobras militares por sí solos también generan importantes emisiones GEI y degradación del suelo. El mantenimiento de las bases militares también daña a los ecosistemas.

Las fuerzas armadas generan residuos, como municiones que, por lo general, se destruyen por detonación o quema. Esta práctica contamina la tierra, genera productos nocivos y emite GEI. Todavía existen ejércitos donde la gestión de residuos se realiza en pozos abiertos en los que se queman los desechos. En ocasiones también se hunden en el océano barcos de guerra obsoletos. También se han detectado productos químicos muy contaminantes y tóxicos en aguas subterráneas y de boca en distintas zonas cercanas a bases militares.

Sin embargo, las actividades militares, a pesar de ser, como se ha dicho, altamente contaminantes, no deben comunicar sus emisiones GEI a las Naciones Unidas. La comunicación y la reducción de las emisiones militares, en el Protocolo de Kioto de 1997, quedaron exentas por la presión de Estados Unidos. El Acuerdo de París de 2015 suprimió su exención, pero permite la voluntariedad de la información sobre emisiones militares y deja su reducción al criterio de cada país. Tampoco las empresas de armas están obligadas a informar sobre sus emisiones.

En términos generales existe muy poca información y muy poco fiable (cuando está) sobre las emisiones del sector de defensa (fuerzas armadas e industria militar).

Existe una necesidad urgente de incluir el ámbito militar en los compromisos de los estados de reducir sus emisiones de GEI. «Es urgente que se equipare el sector militar a los sectores civiles en cuanto a informar y reducir las emisiones GEI. Más aún si se tiene en cuenta que el sector militar no beneficia en absoluto a la inmensa mayoría de la población y que el poder (político y económico) está promoviendo un incremento en la militarización mundial».

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