Escudo antimisiles en la base de Rota
Rota será la base principal del componente naval del Phased Adaptative Approach, el nuevo proyecto de escudo antimisiles de Estados Unidos y la OTAN en Europa. El pryecto se basa un sistema defensivo desarrollado por la empresa Lockheed Martin, e instalado en navíos de guerra norte-americanos.
A primeros de octubre el gobierno español anunciaba la participación española en el desarrollo del sistema de defensa antimisiles de EEUU y la OTAN, que se traducirá en la instalación en la base de Rota del componente naval del sistema. Y además, ensalzaba las positivas repercusiones económicas en la zona. Hablemos un poco de todo ello.
El proyecto de escudo antimisiles en
Europa planificado por el gobierno Bush preveía la instalación de
radares en Chequia y una base de lanzamiento de misiles en Polonia. En
marzo de 2009 el Parlamento checo rechazó la instalación de los radares.
Y Rusia manifestaba su malestar por la instalación de misiles en
Polonia, cerca de su territorio. Todo esto obligó al gobierno de EEUU a
modificar el proyecto.
En septiembre de 2009 el presidente
Obama, siguiendo la recomendación del secretario de Defensa y de la
Junta de Jefes de Estado, aprobaba la implementación del nuevo proyecto
de escudo para Europa, consistente en el despliegue, tanto en tierra
como en buques, de radares e interceptores de misiles. Se preveía
iniciar el despliegue en 2011 y aumentar gradualmente la zona protegida
de forma que el año 2018 toda Europa quede protegida por la estructura.
El objetivo es la protección de los aliados y las bases de EEUU en
Europa. El gobierno de EEUU no prevé que, a corto plazo, Irán sea una
amenaza para el territorio y población de EEUU y afirma que la amenaza
afecta a sus aliados en Oriente Medio y en Europa y al personal
estadounidense desplazado. Afirmación sorprendente ya que los misiles
iraníes tienen un alcance de 1.500 km y no llegan a Europa.
La implementación del proyecto se
realizará a través del sistema defensivo Aegis BMD, integrado en el
sistema global de defensa de misiles balísticos BMDS. La estructura del
BMDS está constituida por tres elementos. Sensores y radares en red para
detectar y seguir el objetivo (el misil atacante). Misiles
interceptores para destruir los misiles. Y centros de mando y gestión de
comunicaciones, que establezcan la conexión entre los sensores y los
misiles interceptores. El Aegis BMD es el componente del BMDS que está
ubicado en buques (la movilidad de los buques permite afrontar amenazas
cambiantes desde el punto de vista geográfico). Es un sistema
desarrollado por la empresa Lockheed Martin. Los barcos llevan radares,
lanzadera de misiles, misiles interceptores SM-3 (fabricados por
Raytheon) y sistema de control y mando. La mayoría de barcos de EEUU
equipados con Aegis BMD son destructores fabricados por Northrop
Grumman. Así pues, tres empresas salen beneficiadas del proyecto.
Empresas que están tradicionalmente muy bien representadas en los dos
comités federales que asesoran al Departamento de Defensa de EEUU sobre
programas, estrategias y políticas de defensa (los miembros de los
comités son, en su mayoría, altos cargos de empresas del sector de
defensa).
Los buques equipados con Aegis BMD
usan tecnología de impacto directo para destruir misiles de corto y
medio alcance y hacen el seguimiento de misiles intercontinentales, en
conexión con otros elementos del BMDS.
La función de Rota será alojar como
base permanente cuatro destructores estadounidenses equipados con el
sistema Aegis BMD y un destacamento estadounidense de 1.100 militares y
100 civiles. Esto viola claramente una de las condiciones explicitadas
en el referéndum del año 1986 sobre el ingreso de España en la OTAN, la
de la reducción progresiva de la presencia militar de EEUU.
Según el secretario de Defensa de
EEUU, estos destructores no sólo harán la función de escudo antimisiles
sino que participarán en misiones marítimas de la OTAN y en misiones de
«apoyo de respuesta rápida» a los mandos estadounidenses AFRICOM (que
cubre la mayor parte de África) y CETCOM (desde el Cuerno de África
hasta Pakistán).
Rodríguez Zapatero, al hablar del
escudo, dijo «[…] tiene como objetivo mejorar la defensa y la
seguridad de nuestros ciudadanos […] una garantía para la defensa del
territorio español y de los españoles […] tendrá un impacto muy
significativo en términos socioeconómicos». Afirmaba que este impacto
económico se traducirá en 50 millones de euros anuales y la creación de
unos 1.000 puestos de trabajo (directos e indirectos). El vicepresidente
Manuel Chávez lo concretaba en 60 puestos de trabajo fijos, 100
temporales y 772 indirectos.
Los militares, sin embargo, no usan
tantos subterfugios. Según el general Miguel A. Ballesteros, director
del Instituto Español de Estudios Estratégicos, el alcance de la
decisión «no puede medirse por los puestos de trabajo que cree, por
importantes que estos sean» sino, sobre todo, porque «es una apuesta
política clara para convertir a España en un socio leal y fiable para la
OTAN y para EEUU».
No aceptamos que el supuesto
beneficio económico compense que nuestro país se convierta en objetivo
militar de primer orden para los potenciales enemigos de EEUU. En cuanto
al aspecto económico, no se habla de los gastos asociados al proyecto.
Ya antes de acoger el escudo, se está haciendo una ampliación del puerto
de Rota, con un coste de unos 160 millones de euros, cuyo 60% va a
cargo de la OTAN y EEUU y el 40% a cargo de España. El Ministerio de
Defensa alega que las reformas amplían la capacidad de apoyo a la fuerza
marítima de la OTAN, en el marco de los compromisos adquiridos con la
Alianza. De momento, pues, la adecuación del puerto de Rota a las
«necesidades» de la OTAN cuesta a los españoles 64 millones que,
invertidos en un plan de creación de empleo ajustado a las
características de la zona, habrían generado puestos de trabajo
estables, a diferencia de los 772 puestos de trabajo indirectos
previstos por el gobierno, absolutamente supeditados a las
eventualidades de la permanencia del personal estadounidense en Rota.
Los peligros de la ubicación del
escudo antimisiles en nuestro país son muy graves. En primer lugar, ha
generado recelo en Rusia y podría ser causa de invalidación del tratado
bilateral EEUU-Rusia de reducción de armas nucleares. Efectivamente,
cuando en 2010 Rusia y EEUU firmaron el tratado, el ministro ruso de
Asuntos Exteriores, Lavrov, declaró que si el incremento cuantitativo y
cualitativo del potencial de defensa antimisiles de EEUU suponía una
disminución sustancial en la eficacia de las fuerzas nucleares rusas,
Rusia abandonaría el tratado. Y aunque este tratado no representa un
recorte notable de los arsenales nucleares de ambos países, sí implica
un mecanismo de limitación de armamento e incorpora la inspección mutua,
no prevista en los anteriores tratados. La invalidación del tratado
podría representar el inicio de una nueva carrera armamentística. En
segundo lugar, el destacamento estadounidense que llegará a Rota
disfrutará del estatus que le otorga el convenio entre España y EEUU
sobre cooperación en defensa. Un convenio que prácticamente exime al
personal estadounidense de obligaciones ante la justicia española en el
caso de comisión de delitos y posibilita que éstos puedan quedar
impunes. Además, en el ámbito internacional, EEUU no ha ratificado nunca
el estatuto de Roma y, por tanto, su personal no está sometido a la
jurisdicción del Tribunal Penal Internacional. En tercer lugar, el
crecimiento del peso de España en la OTAN supondrá un aumento de las
posibilidades de un ataque militar en la zona. EEUU consigue trasladar a
nuestro país una parte de las supuestas amenazas de ataque a sus
territorios. Nuestro país será más inseguro. Los mismos militares son
plenamente conscientes de esta consecuencia, por eso intentan
minimizarla. Dice el general Ballesteros que la instalación del escudo
no supone un cambio sustancial porque «Estados Unidos es un objetivo
permanente del terrorismo internacional y España también». Y finalmente,
tememos que si Rota gana importancia desde el punto de vista militar,
ello implique un incremento del tráfico de armamento, incluso el
nuclear. El gobierno estadounidense no está obligado a informar si
transporta armamento nuclear en sus buques. Si a causa de un accidente
fortuito o como consecuencia de un ataque, se produce un incidente
nuclear no asociado a una explosión, la bahía de Cádiz se podría
convertir en otro Fukushima.