Crisis ambiental, prioridades y gasto militar
El planeta puede entrar pronto en una dinámica susceptible de destruir miles de millones de vidas humanas, además de las de muchos otros seres vivos. Algunas estimaciones hablan de más de 100 millones de migrantes climáticos en 2050 que estarán huyendo de regiones que la crisis ambiental habrá convertido en inhabitables.
La situación es muy grave, y la pandemia de 2020 ha sido solo un pequeño aviso. Según Hans Joachim Schellnhuber, director del Instituto investigación climática de Potsdam, nuestras emisiones contaminantes nos están llevando a una crisis ambiental planetaria que puede ser irreversible. Un calentamiento de dos grados podría activar importantes fenómenos en cascada (deshielo, desaparición del «permafrost», emisiones de metano, desertización, desaparición de muchas especies, cambios radicales en el sistema bacteriano, más epidemias, etc.), aumentando aún más la temperatura como resultado de un efecto dominó incontrolable que nos llevaría a un incremento de temperatura media del planeta de 4 o 5 grados. En estas circunstancias, dice Schellnhuber, la población mundial podría caer en picado desde los actuales 7.500 millones hasta unos mil millones.
Los avisos desde el mundo científico son constantes. Como indica la profesora Denise García, «las armas no llegan a las raíces y causas de la inestabilidad» (gobernanza débil, falta de alimentos, paro, pocos recursos para la educación, amenazas a la seguridad). Continúa diciendo que «el poder de los militares no hace que el mundo sea más pacífico»[1]. Y por ello, «las naciones deberían priorizar la seguridad humana y el acceso a los bienes comunes por encima del gasto militar»[2].
Ya en noviembre de 1992, alrededor de 1.700 científicos del mundo, incluyendo la mayoría de premios Nobel en ciencias que seguían vivos en aquel momento, nos advirtieron. Explicaron que las actividades humanas causan daños a menudo irreversibles en el medio ambiente y en los recursos críticos, que muchas de nuestras prácticas actuales pueden acabar alterando el mundo vivo, y manifestaron que «el éxito en este esfuerzo global requerirá una gran reducción de la violencia y la guerra. Los recursos que ahora se dedican a la preparación y conducción de la guerra serán necesarios para estas nuevas tareas, y tendrán que desviarse hacia los nuevos retos».
Según el Índice de paz global, los niveles de paz han caído un 2,5% desde 2008 y el gasto militar es responsable del 40,5% del impacto económico de la violencia en el mundo[3]. Y donde hay violencia e inseguridad, no puede haber seguridad humana ni prosperidad de la gente. Como bien explica Denise García, los países menos desarrollados con altos niveles de violencia (como El Salvador, Somalia y Yemen) son los que más sufren. Y los países con conflictos armados, como Siria, Sudán del Sur y Afganistán, perdieron hasta el 60% de su PIB en 2019. El viejo orden mundial, en el que los gobiernos construyen arsenales para proteger al estado, claramente no está ofreciendo lo que la gente necesita.
En este contexto, el artículo de agosto de 2020 de Denise García en la revista Nature propone cuatro prioridades: parar la carrera armamentística (el mundo está ya inundado de armas), acatar el acuerdo sobre comercio de armas de 2014, implementar los acuerdos de París de 2015 sobre el clima, e invertir en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Denise García continúa diciendo que «los gobiernos deben aceptar que su concepto de seguridad nacional, sustentado por un complejo militar-industrial, es anacrónico e irrelevante».
Llegar a alcanzar en 2030 las metas planteadas en estos objetivos supondría un gasto anual del 5% del PIB mundial. Por otra parte, los últimos datos sobre gasto militar global indican que representa el 2,2% del PIB mundial, mientras oscila mucho entre países: en Arabia Saudí es del 8% del PIB anual, en Israel del 5,3%, en Rusia asciende al 3,9% y en los EUA sube al 3,4% de su PIB anual. Sorprendentemente, el presupuesto 2021 de los EUA, elaborado en plena crisis del Covid, incluía 28,9 mil millones de dólares para modernizar su arsenal nuclear, pero ninguna partida para combatir el cambio climático o las pandemias. En el otro extremo, Nueva Zelanda, con un gasto militar del orden del 1% del PIB, ha gestionado mucho mejor la pandemia Covid. Y Costa Rica, sin ejército, ha sido este año uno de los primeros países en detener y conseguir revertir su deforestación, con el objetivo de convertirse en un país neutro en emisiones de carbono.
La conclusión, a partir de las evidencias y de múltiples estudios científicos, es clara. El viejo orden mundial, basado en el gasto militar, la violencia y la protección de las fronteras, no ha mejorado la seguridad humana sino que la ha empeorado. La crisis ambiental requiere por tanto un cambio radical de paradigma, reduciendo el gasto militar e invirtiendo en las personas y en los ODS de la ONU. En este sentido, es esencial que tanto la lucha contra la crisis ambiental como la transición ecológica incorporen y exijan la reducción de los gastos militares mundiales y el trasvase de estos fondos para la financiación de políticas de seguridad para la paz.
[1] Denise García es profesora de la Universidad de Northeastern en Boston y asesora de Naciones Unidas. Ver: Denise García (2020), «Redirect military budgets to climate and pandemics», Nature, Vol. 584, agosto de 2020: https://www.nature.com/articles/d41586-020-02460-9
[2] Denise García: «Disarmament Diplomacy and Human Security: Regimes, Norms and Moral Progress in International Relations», (Routledge, 2011).
[3] El índice, del Instituto para la Economía y la Paz, mide 23 indicadores (incluido el gasto militar y la facilidad de acceso a armas pequeñas) en 163 estados y territorios independientes, clasificándolos según su nivel de tranquilidad y paz.: «Global Peace Index 2020: Measuring Peace in a Complex World» (IEP, Institute for Economics & Peace, 2020): https://www.visionofhumanity.org/wp-content/uploads/2020/10/GPI_2020_web.pdf – Ver también: «Redirect military budgets to tackle climate change and pandemics»: https://www.visionofhumanity.org/redirect-military-budgets-to-tackle-climate-change-and-pandemics/
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