Las guerras y sus causas en un contexto de globalización
El final de la guerra fría ha supuesto el final del enfrentamiento bipolar Este – Oeste i ha supuesto que las guerras dejen de ser ideológicas, a partir de ahora los nuevos conflictos presentan nuevos actores, nuevos escenarios, nuevos métodos de lucha y nuevas formas de financiación.Tica Font (julio 2004)
Antes de abordar la cuestión central que se me han pedido, querría hacer algunas consideraciones previas:
En
primer lugar, evitar una visión mecanicista de los conflictos. La
formación newtoniana que todos hemos recibido nos muestra el mundo como
una máquina que obedece unas leyes matemáticas exactas. Dentro de de
esta máquina conocidos los valores de unas variables, podemos determinar
y predecir unos resultados. Por ejemplo el segundo principio de la
dinámica de Newton dice que si sobre un cuerpo actúa a una fuerza, este
cuerpo adquiere una aceleración directamente proporcional; por lo tanto
si un cuerpo está acelerado es porque ha sido sometido a una fuerza. Hay
que evitar abordar los conflictos desde esta perspectiva, hemos de
evitar que las causas jueguen el papel de las fuerzas en la física. A
todo caso hemos de aprender de otras disciplinas como la biología, que
abordan el estudio de un tema desde la concepción de sistemas complejos.
En
definitiva, mi intención inicial no es la de simplificar el estudio de
conflictos, no es la de confeccionar un listado de causas de los
conflictos, sino más bien lo contrario, intentar mostrar la complejidad
de los conflictos y fijarme en algunos aspectos.
En segundo
lugar, querría poner de manifiesto que para abordar los conflictos de
pos Guerra Fría nos hacen falta nuevas herramientas y redefinir
conceptos como el de guerra. En terminología de Guerra Fría los
conflictos se clasifican como guerra si se producen más de 1000 muertos
por año, conflicto de intensidad media si se producen más de 1000
muertos a lo largo de la historia del conflicto y conflicto de baja
intensidad si no llegan a mil. Esta terminología de clasificación de los
conflictos por su intensidad actualmente no tiene sentido, no ayuda a
abordar los conflictos actuales. Por ejemplo en Brasil hay más de 30.000
víctimas al año por arma y no tienen declarada ninguna guerra y no
aparece en ningún observatorio de conflictos. De la misma manera que la
frontera entre legalidad e ilegalidad se ha difuminado, en el caso de
las nuevas guerras el estado de guerra y de paz también son términos
relativos, no son periodos absolutos y contrapuestos, por no decir que
ya no se declaran las guerras, o que las treguas de paz son tan
frecuentes como sus incumplimientos. Los niveles de violencia, muerte y
desplazamientos en tiempo de paz pueden llegar a ser similares o
superiores a los tiempos de guerra, por ejemplo en el Salvador durante
el periodo de guerra tenía una media anual de 6.250 muertos en 1995 en
tiempo de paz el número de muertos por arma fue de 8.500. Sudáfrica en
1989 durante el aparheit fueron asesinadas 12.000 personas, en 1997,
finalizado el aparheit, fueron asesinadas 27.000. Muchos de estos
asesinatos no tienen una relación clara con los problemas políticos del
conflicto y reflejan la persistencia de una economía política violenta a
pesar de la ausencia de guerra. Las relaciones sociales dentro de una
paz violenta pueden ser muy similares a las existentes en tiempo de
guerra.
Según Mary Kaldor en la década de los 90 se ha
desarrollando un nuevo tipo de violencia organizada especialmente en
África y Europa del Este que la califica de nuevas guerras, nuevas en el
sentido de distinguirlas de las guerras procedentes de épocas
anteriores y guerras para remarcar el carácter político de estos nuevos
tipos de violencia.
Otros autores hablan de los nuevos conflictos
como guerras internas o civiles, en el sentido que tienen lugar dentro
de las fronteras del Estado. Pero aunque la mayoría de los conflictos
son locales, incluyen muchos elementos transnacionales, de forma que la
distinción entre interno y externo resulta difuso. Otros hablan de los
nuevos conflictos como guerras privatizadas o informales; aunque la
privatización del uso de la violencia es un elemento importante, en la
práctica distinguir entre lo privados y lo público o lo formal y lo
informal no es demasiado fácil de establecer. Otros como Ignatieff
hablan de estas nuevas guerras como guerras postmodernas.
Lo que
es seguro, es que representan un cambio profundo en las relaciones
sociales de la guerra, cambios que tienen que ser interpretados en el
marco del final de la Guerra Fría y de la globalización y dentro del
proceso de intensificación de las interconexiones mundiales. El impacto
de la globalización se hace visible en muchos aspectos de las nuevas
guerras.
Los actores. La imagen que nos ha aportado el cine sobre
los que practican la guerra, nos ha conducido a pensar que la guerra es
cosa de militares, que los enfrentamientos y luchas son llevadas a cabo
por los ejércitos nacionales, en el caso de guerras entre estados, o
entre ejércitos y guerrilla en conflictos propios de la Guerra Fría. En
definitiva, en nuestra mente tenemos que la guerra la llevan a cabo
militares (fuerzas públicas, trabajadores del Estado) o civiles
militarizados (guerrilla o ejércitos insurgentes que reclutan en sus
miembros entre la misma población civil que se rebela a los que ostentan
el poder del Estado). En cambio las imágenes que tenemos de las nuevas
guerras postmodernas a través de los informativos de televisión, nos
muestran a jóvenes, a menudo adolescentes con un kalashnikov en las
manos, descalzos o con bambas Nike, o paramilitares con gafas de sol
oscuras o a fanáticos con turbando que rezan sobre una alfombra junto en
su rifle… Las nuevas guerras se caracterizan por una desmilitarización
de la violencia.
Los nuevos conflictos incorporan nuevos actores
como bandas paramilitares, unidades de autodefensa, mercenarios
extranjeros, mafias, grupos terroristas… que no responden a ningún
estereotipo, no se asemejan a los guerrilleros de los años 70 y no
presentan referencias ideológicas o políticas claras. La mayoría de
grupos que practican la violencia no tienen ideario ético o político
claro, no defienden los Derechos Humanos o la Democracia, en general
podemos afirmar que utilizan la violencia para sobrevivir o para obtener
parcelas de poder y riquezas. Los soldados no regulares se reclutan en
la calle, entre bandas urbanas, en prisiones, se los entrena en campos
secretos, se los equipa con armamento, a menudo estatal. En definitiva,
los soldados no regulares se crearon para realizar la limpieza étnica o
las masacres que el Estado no se atreve a realizar directamente, de esta
manera puede negar oficialmente la autoría de dichos crímenes. Con lo
cual la guerra se convierte en una franquicia que se concede a empresas
privadas para eludir la responsabilidad moral asociada a los militares
profesionales. En definitiva podemos decir que los nuevos conflictos
representan la invención de un modelo de guerra que permite al Estado
negar las responsabilidades que le confieren acuerdos internacionales
como los de Ginebra, y un modelo de luchador o guerrero sin escrúpulos.
En
aquellos conflictos procedentes del periodo de descolonización o de
Guerra Fría, podemos observar una mezcla de características propias del
periodo junto con características de las nuevas guerras, de manera que
las guerrillas de Colombia o Filipinas se definen como comunistas, pero
utilizan el secuestro o la droga como instrumentos de financiación y
supervivencia
Si como acabamos de decir, se ha ampliado el
abanico de actores que utilizan la violencia; también tenemos que
constatar la aparición de nuevos actores que no participan del uso de la
violencia; que no forman parte del conflicto, pero que intentan
intervenir en el transcurso del conflicto. Entre estos nuevos actores
tenemos los altos funcionarios de la política internacional, la prensa y
las onG. En todos los conflictos encontramos a los representantes de
Naciones Unidas, los funcionarios de ACNUR, los enviados de la Unión
Europea, de la OSCE… todos ellos intentan mediar entre los bandos
enfrentados, propiciar una tregua, impulsar acuerdos de paz o procesos
de paz, estos mediadores intentan que las partes en conflicto consideren
la paz como más rentable que la guerra. Este papel que ejercen hace que
los bandos enfrentados les perciban cono un eslabón más del conflicto y
pasen ser objeto y objetivo de actos violentos, recordemos el ataque
que sufrió la sede de NU en Bagdad y el asesinato de su máximo
responsable Pérez de Mello junto con otros funcionarios internacionales.
Los
medios de comunicación y los reporteros de guerra junto con las onG
han pasado a engrosar las filas de los actores de guerra y a ser objeto
de los ataques que los bandos enfrentados. Las onG que trabajan en
situaciones de emergencia han sufrido ataques violentos, destrucción de
infraestructuras, saqueos y asesinatos de algunos de sus miembros…
Todos podemos recordar reportajes de TV con musulmanes bosnios famélicos
detrás de alambradas, fue la imagen más famosa del conflicto bosnio. En
realidad estos campos que los periodistas consiguieron filmar con
permiso de los guardias, no eran campos de exterminio, sino de transito,
en él los detenidos civiles estaban a la espera de ser enviados al
exilio. Este permiso para filmar representa una cínica explotación por
parte de los serbios, de la memoria del holocausto que perdura en la
mente de los europeos, con la finalidad de ablandar las conciencias
occidentales y conseguir que los gobiernos occidentales acogieran a los
refugiados musulmanes y se convirtieran en cómplices de la limpieza
étnica. Lo mismo podemos decir cuando una onG negocia un corredor para
desplazar a civiles y salvarlos del exterminio, han salvado vidas, pero
han colaborado en el objetivo de una de las partes del conflicto.
Muestra
de como los periodistas y onG son percibidos por las partes en
conflicto como unos actores que pueden intervenir en el transcurso del
conflicto, son los ataques que reciben. Algunas onG como Cruz Roja han
contratado servicios de seguridad para su personal, para los almacenes
de comida y medicinas. Las armas están prohibidas dentro de las clínicas
y hospitales, pero se han dotado de un perímetro de seguridad.
Víctimas.
Las víctimas de la Primera Guerra Mundial en un 95% fueron militares.
Las víctimas de la Segunda Guerra Mundial fueron un 50% de militares y
un 50% de civiles. Las víctimas de las nuevas guerras en un 90% son
civiles.
La población civil durante la Primera Guerra Mundial fue
considerada como una reserva de potencial humano para el combate, la
guerra la gana aquél que tiene más fuerza, es decir, más hombres y más
armas. Los civiles tienen asignado el papel de alimentar el campo de
batalla. A la Segunda Guerra Mundial la población civil cubre aspectos
importantes como aportar hombres en el frente de batalla y aportar los
recursos humanos necesarios e imprescindibles para mantener la
producción de armes y así mantener la guerra. Durante la guerra fría la
población civil pasa a ser considerada como rehén por parte de la
guerrilla que lucha por su liberación, y considera la población como la
cantera donde alimentarse, la que le proporciona alimentos y atenciones
cuando los requieren… para los militares la población civil eran
posibles guerrilleros; pero los dos bandos a través de la propaganda
buscaban la adhesión de la población a su ideario. En las nuevas guerras
la población civil se ha transformado en objeto de guerra, en escenario
de guerra; cada bando se enfrenta al otro mediante el ataque a la
población que se identifique con el bando contrario o enemigo (hutus –
tutsis, bosnios – croatas…). En las guerras clásicas el campo de
batalla era el espacio físico donde se llevaba el enfrentamiento armado,
esta limitación del espacio impedía que el conflicto se extendiera a
espacios más amplios.
Un informe de Cruz Roja Internacional
(CICR) apoyar la afirmación de que la población civil se ha transformado
en escenario de guerra. De los 17.086 casos de intervención quirúrgica
que realizaron CIRC por heridas de arma de fuego, el 35% fueron mujeres,
hombres menores de 16 años y mayores de 50 años, todos ellos por su
edad y características se ha de suponer que no son combatientes. Otro
estudio de la CICR (1999) realizado en Croacia utilizando las
certificaciones de muerte estimó que el 64% de las víctimas no podía ser
combatientes.
Entre los métodos de lucha hay que destacar, el
genocidio, la limpieza étnica, la violación de mujeres, matanzas
colectivas, mutilaciones, grandes desplazamientos de población,
secuestros, robos … La destrucción del sistema económico productivo:
minar tierras de labranza, destrucción de infraestructuras: carreteras,
puentes, centrales eléctricas… Las estrategias y métodos de lucha han
tenido como objetivo la población civil. Se ha utilizado la violencia
como una manera de visualizar e internacionalizar el conflicto, de que
los medios de comunicación hagan de portavoces del conflicto. Pero lo
más doloroso es que se utiliza la violencia con el objetivo de generar
sufrimiento, dolor humillación… es más rentable generar dolor,
sufrimiento y odio que no provocar la muerte. Podemos decir que muchas
de las acciones violentas han buscado el hundimiento psicológico de las
personas (las víctimas), con la pretensión de generar trauma
psicológico, de atemorizar o humillar en la población.
Para las
guerrillas revolucionarías el objetivo central era conseguir la adhesión
de la población a la idea revolucionaría, por eso los guerrilleros
intentaban construir sociedades modelo en los territorios que dominaban.
En cambio los nuevos guerreros establecen el control político mediante
la adhesión a una etiqueta, y las personas que viven en el territorio
bajo su control deben ajustarse a la etiqueta adecuada. El dominio sobre
la población depende de mantener el miedo, la inseguridad y de
perpetuar los odios recíprocos. De aquí, la importancia de cometer
atrocidades desmesuradas, espectaculares y de involucrar al mayor número
posible de personas en los crímenes, con la finalidad de instaurar una
complicidad compartida, afirmar la violencia contra el otro al que se
odia y hacer más intensas las divisiones. Por esta razón algunos dicen
que las nuevas guerras representan un retroceso hacia el primitivismo. A
estos hay que recordarles que las guerras primitivas eran muy
ritualistas y se atenían a unas reglas y limitaciones sociales.
Las
cifras de muertos, heridos o víctimas en general siempre son
aproximadas, las cifras oficiales no son del todo fiables, hay que
pensar que las víctimas también están sujetas a intereses políticos de
los combatientes. A pesar de ello, se calcula que a lo largo del s. XX
han habido más de 110 millones de muertos y en la década de los 90 han
habido más de 7 millones de muertos. Pero como ya he mencionado, los
nuevos conflictos no sólo comportan violencia física, sino que también
conllevan la violencia psíquica, se busca el hundimiento psicológico de
la población, generar sufrimiento, odio o humillación, algunas onG
humanitarias narran, como en el caso de Sierra Leona, como se han
amputado manos de campesinos para impedir que puedan trabajar los campos
y sean una carga para sus familias … en Bosnia, la población era
encerrada en campos de concentración, escuelas o casas, no se los dejaba
salir, se los obligaba a vivir sin un mínimo sanitario y de higiene, a
hacer trabajos duros y humillantes. Por las noches las personas armadas
amenazaban a las mujeres con matarlas a ellas y a las hijas y las
violaban. Los hombres eran obligados a mirar como se violaba a su mujer
y/o hija mientras era apuntado con un arma. El objetivo de estas
acciones era atemorizar y humillar a los supervivientes. El trauma de
ver asesinar, mutilar o violar a familiares o vecinos es difícil de
superar y genera grandes dosis de sufrimiento, odio y rencor. Se calcula
de 10 millones de niños han quedado traumatizados psíquicamente como
consecuencia de las barbaridades que han visto y que requerirían
tratamiento psicológico, del que no disponen.
El sufrimiento de
la población civil no acaba con los daños físico o psíquicos; en los
nuevos conflictos hemos observado como se han sembrado tierras agrícolas
con minas, se han destruido viviendas e infraestructuras. Todo eso
junto con el miedo ha conducido a los supervivientes del desastre y el
caos a abandonar casas, tierras y pueblos. Los reportajes de televisión
nos han mostrado las largas caravanas de población caminante o en camión
huyendo de la destrucción y el horror. Según el PNUD en 1998 se calcula
que más de ocho millones de personas han abandonado su país, y el Alto
Comisionado de Naciones Unidas por los Refugiados (ACNUR) afirma que hay
más de 23 millones de refugiados en el mundo, la mitad de los cuales
sueño menores de 18 años, y 40 millones desplazados.
Cuando se
creó ACNUR a 1950, en Europa quedaban 400.000 refugiados, como
consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, y 1.500.000 refugiados en el
mundo. Cincuenta años después la situación se ha agravado. En 1990 se
produjeron 1.500.000 de refugiados en Liberia, al 1991 1.000.000 de
refugiados kurdo, entre 1991 -1992 se atendieron 2.700.000 refugiados
bosnios, en 1994 el conflicto de Ruanda provocó el exilio de 2 millones
de personas, en 1999 los bombardeos de la OTAN sobre Kosovo provocaron
un éxodo de 1 millón de personas y el ataque de los EUA sobre Afganistán
han generado 1 millón de refugiados.
Los refugiados dependen de
la ayuda humanitaria y sobre todo de las onG. Las víctimas en un 85%
son acogidas en campos de refugiados o en a las afueras de ciudades
fronterizas por los países vecinos, situados en países del mismo Sur.
Estos países receptores no tienen más remedio que ser solidarios, su
acogimiento supone una carga económica elevada para los países pobres de
acogida, pero además, a menudo estos refugiados traen consigo los
problemas y tensiones que originaron su salida, con el peligro de
trasladar a la población de acogida parte de estas tensiones, tensiones
por los recursos, tensiones de seguridad…
Financiación.
Mientras el monopolio del uso de la violencia ha estado en manos del
Estado, éste ha pagado los gastos del conflicto, ha pagado el salario de
los militares, las armas… En definitiva la guerra ha sido un asunto
público y el Estado es el único que ostenta la legalidad de ejercer la
violencia. Durante la Guerra Fría cada bloque, Este- Oeste,
proporcionaba apoyo económico, en armas, en formación… a cada uno de
los bandos enfrentados, guerrillas o militares.
En los nuevos
conflictos la mayoría de los actores no son militares, no reciben un
salario del gobierno y no están financiados por una potencia y en
consecuencia tienen que buscar fuentes de financiación. La continuidad
del conflicto depende de los medios de financiación que puedan
conseguir. Las formas para obtener recursos económicos son muy variadas,
participar de los mercados negros de drogas, armas, diamantes…,
practicar el saqueo, robo, extorsión, la toma de rehenes, apropiación de
tierras o bienes después de la expulsión de la población de un
territorio…
Los señores de la guerra, u hombres fuertes,
controlan un territorio y explotan los recursos de dicho territorio, son
personajes que han sido capaces de aprovechar los cambios que aporta en
proceso de globalización para crear vínculos con el mercado mundial,
utilizar las compañías extranjeras y establecer una autoridad local. C.
Taylor de Liberia es un ejemplo de esta nueva forma de autoridad.
Durante un tiempo, de 1990-1993 Taylor tuvo el control de gran parte de
Liberia y Sierra Leona, este territorio controlado por Taylor tenía su
propia moneda, su sistema bancario; su fuente principal de ingresos
provenía de la madera, producción agrícola y los diamantes. Este
comercio se llevaba a cabo a través de diversas empresas extranjeras y
diversas redes comerciales. Como milicias armadas, Taylor contaba con
jóvenes marginados, desmotivados, a menudo sin educación, con poco
futuro y que se sienten atraídos por figuras como él. Mientras que para
Taylor la guerra es una fuente de riqueza, para estos jóvenes es una
forma de vivir o sobrevivir.
En estos años Taylor era el tercer
proveedor de madera noble tropical en Francia. También se alió con otras
redes mundiales, por ejemplo una empresa ucraniana de armas que le
suministraba el armamento ligero que necesitaba. Taylor ha sido el
primero en utilizar compañías extranjeras como fuente de obtención de
divisas, el primero al controlar un territorio físicamente y como
consecuencia el primero al impedir a sus adversarios el acceso a los
recursos naturales. Como sistema no estatal, el territorio controlado
por Taylor no está sujeto a demandas de acreedores ni a la burocracia
pública. Personajes como Taylor representan el vínculo entre el mercado
local y global.
Otro aspecto diferente que querría señalar es el
hecho de que en muchos de estos conflictos la ayuda humanitaria ha sido
moneda de cambio. En el caso de Bosnia, los grupos armados que
controlaban una zona geográfica, ejercían la vigilancia y control sobre
las carreteras, lo cual comporta el control del comercio y la economía
local. El control del tráfico comercial conlleva que se apliquen
derechos de cobro de impuestos sobre la materia que se transporta,
generalmente este impuesto se hace efectivo con una parte de la carga;
si la mercancía que se transporta son alimentos, éstos con posterioridad
pasan a ser vendidos a la población local. En el caso de la ayuda
humanitaria los diversos grupos armados cobran un peaje para permitir
que esta ayuda llegue a la población de la zona; durante el conflicto en
Bosnia las onG pagaban un 5% del cargamento, en algunos casos, los
croatas – bosnios, llegaron a pedir el 27% del cargamento. También
podemos mencionar otras formas de impuestos de guerra como el pago de
protección personal, en instalaciones, en la producción o
comercialización tan de productos legales como ilegales. Según Mary
Kaldor la guerrilla de Colombia ingresa 800 millones de dólares por
estos procedimientos respecto de la droga; el 70% de los ingresos
económicos de la oposición de Tayikistán provienen de la droga, lo mismo
que en Perú o Afganistán. El tráfico de armas, el blanqueo de dinero,
ayudas procedentes del exterior, expatriados adinerados que hacen
donaciones a la causa o ayudas de gobiernos exteriores preocupados por
la inestabilidad del país, son formas de financiación del conflicto y
configuran una nueva forma de economía de guerra.
Características
de los estados. Un Problema importante en casi todas las zonas
calientes del mundo, posterior a la Guerra Fría, es la desintegración de
los Estados. En todos ellos encontraremos que impera una economía
clientelar, con predominio de la corrupción de los funcionarios del
Estado, la mala gestión económica, la expansión de los delitos comunes,
con una ineficacia de la administración del Estado que apenas presta
servicios en la población, con una desigual distribución de la riqueza,
con fácil acceso a las armas. Gobiernos que reprimen la disidencia
política, que presentan poco respecto a los derechos humanos, poca
sensibilidad hacia las minorías y con un tejido social desmembrado.
No
me extiendo más en este aspecto porque supongo que será abordado por
otros ponentes a lo largo de estos días. Solamente querría destacar que
en los países en conflicto el Estado y su aparato es lo suficientemente
débil como para que no llegue a controlar todo el territorio. En esta
situación surgen los señores de la guerra o un grupo armado que ejerce
su poder y control en una zona o territorio y llegan a constituirse como
autoridades que controlan la explotación de recursos y el comercio
local. Estos señores de la guerra viven al margen del Estado, se
enfrentan al Estado pero crean una especie de híbrido de Estado.
No
me puedo remediar el comentar algunos cambios importantes que la
globalización comporta sobre los Estados-nación. Tanto en el Norte como
en el Sur la globalización está forzando a los Estados a hacerse más
delgados, a privatizar muchos de los servicios básicos para las personas
y a reducir gastos internos de bienestar. La importancia del
Estado-nación radica en la eficacia para planificar y redistribuir la
riqueza y los bienes públicos dentro de las fronteras. La Globalización
está minando esta función de los Estados – nación occidental, pero
también lo ha estado haciendo en los Estados africanos.
Dicho
esto, querría destacar la importancia de la economía informal en el Sur.
Por ejemplo la Angola solamente el 10% del PIB se produce a traves de
prácticas económicas convencionales (legalmente establecidas y
reglamentadas públicamente). En Mozambique se estima que la economía
formal solamente representa el 50% del PIB, mientras que Kenia o Rusia
no pasa del 40%. De hecho en casi todo el Sur se estima que la economía
formal solamente constituye la mitad de la economía total. En Somalia
por ejemplo no existe economía formal.
El comercio informal de
todo tipo de bienes y servicios es el cordón umbilical para millones de
habitantes del Sur. Esta economía se ha expandido y ha integrado el Sur
en el sistema económico liberal mundial, después de haber expulsado a
los países más pobres de las redes oficiales de la economía
internacional.
Causas
Durante el periodo de Guerra Fría el
mundo estaba dividido en dos bloques. El Occidental que defiende las
libertades individuales y del libre mercado, que propugna el capitalismo
como modelo económico y la democracia parlamentaria como modelo de
organización social y el bloque del Este o comunista que ha defendido el
socialismo, una economía planificada y una forma de gobierno basada en
el partido único. En este periodo EUA y la URS, como líderes de cada
bloque, se han enfrentado de forma indirecta, nunca se han atacado
mutuamente; la guerra ha tenido lugar a través de conflictos en la
periferia, en tercero países, con la intención de desestabilizar a la
otra potencia y mediante conflictos de baja intensidad o guerras de
guerrillas. Debido a la existencia de armas de destrucción masiva, que
hubieran permitido la destrucción de las dos potencias, éstas nunca se
enfrentaron directamente. Fruto de este enfrentamiento es un puñado de
países altamente militarizados, rearmados, descompuestos socialmente,
económicamente y debilitados políticamente como Afganistán, Angola,
Mozambique, Somalia, Sudán.
El final de la Guerra Fría ha
comportado el final del enfrentamiento bipolar, a partir de este momento
el comunismo y su modelo económico deja de ser el enemigo del bando
occidental. Durante este periodo, la mayoría de guerrillas se declaraban
revolucionarios y defendían un modelo de sociedad socialista,
pretendían la liberación de los oprimidos o de los obreros, defendían la
construcción de una sociedad más igualitaria; otros, en cambio se
declaraban contra-revolucionarios. En definitiva el que estaba en
litigio era el modelo de relaciones sociales, políticas y económicas.
Por esta razón, acabada la Guerra Fría, las guerras dejarán de ser
guerras de liberación, dejarán de ser ideológicas, dejarán de ser
guerras que quieren cambiar el modelo de sociedad imperante. Pero el
final de la Guerra Fría no ha comportado el final de muchas de estas
guerras. Si durante este periodo el elemento aglutinador o que daba
identidad al grupo que utiliza la violencia era la ideología o el modelo
de sociedad a construir; acabada la Guerra Fría el elemento aglutinador
o identitario de los que utilizan la violencia será la pertenencia a
una etnia, a un clan, a una minoría o a un grupo religioso.
En la
literatura del Periodo de Guerra Fría encontramos que todos los
conflictos se clasifican en luchas o bien para conseguir el poder del
Estado, es decir luchas que pretenden cambiar el modelo político,
económico y social que rige en aquel estado, o bien en luchas por la
independencia o autonomía, en este caso no se pretende acceder al
control del aparato del Estado, sino que lo que se pretende se
segregarse territorialmente y formar un Estado nuevo o las
reivindicaciones pasan para conseguir, dentro del mismo estado, unas
ciertas cotas de autogobierno político.
Los conflictos son
consecuencia de la combinación de diversos factores internos
sobradamente extendidos que incluyen problemas derivados de la
transición política en un contexto de pobreza, escasez, fácil acceso a
las armas y unas instituciones gubernamentales débiles, pero también de
factores externos.
A partir de la década de los años 90 los
viejos y nuevos conflictos serán tratados por los medios de comunicación
como conflictos que enfrentan a comunidades: hutus contra tutsis,
bosnios contra serbios o contra croatas, etc. Ahora Bien, eso no nos
tiene que hacer pensar que los conflictos actuales son conflictos
étnicos, religiosos o culturales; la etnicidad o la religión ha pasado a
ser el elemento aglutinador de las partes enfrentadas violentamente,
pero no son la causa del enfrentamiento. A mi parecer, lo que mantiene
unida a una sociedad no es la religión, la raza, la etnia, la lengua o
la cultura, sino un acuerdo normativo con respecto al imperio del
derecho y la creencia de que todos somos individuos iguales y portadores
de los mismos derechos.
Para otros autores como R. Kaplan los
nuevos conflictos son guerras tan caóticas que nombrarlas civiles
representa dignificarlas. Para él estas guerras son guerras de
desintegración entre bandos o fracciones sin finalidad política, en las
que simplemente se lucha por las drogas, el territorio o la
supervivencia, y de su lucha solamente puede salir el caos.
En
algún documento de la OCDE (1998) podemos encontrar la visión que se
tiene desde los países industrializados sobre la causa de los
conflictos. «Como norma general, una sociedad dotada con un buen
equilibrio, una distribución social sólida y recursos económicos, cómo
evidencian los altos indicadores de desarrollo humano, se capaz de
resolver las tensiones con un menor riesgo de crisis institucional y
social que una sociedad marcada por condiciones desestabilizadoras, como
pobreza pertinaz, desigualdades socioeconómicas extremas, falta de
oportunidades sistemáticas y la ausencia de posibilidad de recurrir a
instituciones creíbles para resolver las quejas».
En un documento
de la CE (1996) podemos leer «El conflicto la mayoría a veces es
consecuencia de la interacción entre inestabilidad política, económica y
social, a menudo resultando de una mala gobernación, las políticas
económicas fallidas y programas de desarrollo inadecuados que han
exacerbado diferencias étnicas o religiosas».
Todos los discursos
que aquí podamos hacer o recoger tendrán una parte de verdad. El
discurso liberal, como éste de la OCDE problematiza el subdesarrollo, lo
califica de peligroso, nos está poniendo las causas del conflicto en el
interior, internaliza las causas del conflicto y no tiene presente las
desigualdades y explotación dentro del sistema mundial y de la manera en
que se distribuye la riqueza tiene un impacto directo en la naturaleza
de la pobreza. Al definir el conflicto como un problema social, es a
decir, al convertir el subdesarrollo en un peligro, permite que se
movilicen nuevas redes en nombre de la seguridad. La guerra ya no es un
asunto de Estado, es un problema de subdesarrollo y de crisis política.
De esta manera la principal carga de responsabilidad para resolver éste
problemas se hace recaer sobre los mismos actores del Sur.
Finalmente
como dice Ignasi Ramonet, la globalización no aspira tanto a conquistar
países como a ganar mercados. El objetivo de los poderes modernos no es
la anexión de territorios, como en las épocas de las grandes invasiones
o en los periodos coloniales, sino el control de los recursos naturales
y el control de su precio en el mercado.
Bibliografía
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