Las hipocresías del uranio empobrecido

Las hipocresías del uranio empobrecido

Por una parte, mientras han repetido hasta la saciedad de que, hoy por hoy, no existen pruebas palpables de esta relación se obstaculiza cualquier investigación que pueda constituir esa prueba.

Desde 1989 el Ejército norteamericano dispone de numerosos estudios que alertan sobre el peligro que entraña el uranio empobrecido como arma de combate, en especial, como es de suponer, sobre los propios efectivos militares, razón por la cuál, el ejército norteamericano publica desde setiembre de 1990 un grueso boletín con consignas sobre cómo actuar en caso de accidente con material que contenga uranio empobrecido.

No obstante manejar esta información, el ejército norteamericano se ha opuesto permanentemente a que se investigaran públicamente los efectos de la munición con uranio empobrecido. Así en 1993 el Pentágono se negó a cumplir el mandato parlamentario en este sentido, en 1999 ha obstaculizado una investigación de la ONU sobre la utilización de uranio empobrecido en Kosovo.

Es de lamentar que en Occidente el escándalo haya surgido a raíz de afectar el síndrome de los Balcanes a los soldados de los países europeos, mientras que desde hace tiempo son patentes sus efectos sobre las poblaciones afectadas. La munición con uranio empobrecido se usó por primera vez en un conflicto en la Guerra del Golfo de 1991. Los datos procedentes de Irak muestran un dramático incremento de las tasas de cáncer desde la guerra de 1991(1) el cual viene a sumarse al dramático aumento de la mortalidad provocada por el embargo occidental. También es conocido el denominado síndrome de la guerra del Golfo que afecta a más de 100.000 veteranos USA. El gobierno bosnio, a través del Ministerio de salud de la federación bosnio-croata ha admitido recientemente un fuerte incremento de los casos de cáncer en los últimos años(2).

El gobierno español ha intentado negar la existencia de un síndrome de los Balcanes ocultando los casos de soldados españoles. El gobierno español se ha alineado al milímetro con la línea defensiva de la OTAN tratando de evitar que el escándalo del uranio empobrecido pueda empañar la imagen del ejército o que pueda disminuir el ya escaso número de aspirantes a soldados profesionales.

Con un poco más de dignidad, el Parlamento europeo aprobó, el 17 de enero pasado, una petición para que los países comunitarios socios de la OTAN propongan una moratoria sobre el empleo de armas con uranio empobrecido hasta que se realicen las investigaciones pertinentes. Aunque esta medida parece más encaminada a calmar a la opinión pública que no a que tenga una efectividad real, dada la poca capacidad ejecutiva del Parlamento europeo y de la renuencia de los gobiernos europeos a destruir este tipo de munición.

Sin entrar en una descripción detallada de la naturaleza tóxica del uranio empobrecido, es importante destacar algunos elementos.
Es tóxico radiológicamente. Aprovechando su extremada densidad y sus propiedades pirofóricas es usado, destacadamente, como proyectil para destruir blindajes que explota y se inflama al causar impacto. La explosión genera una nube compuesta por metales pesados y por micropartículas de Uranio que se dispersan en el medio ambiente pudiendo ser ingeridas por inhalación o por entrada en la cadena trófica, después de depositarse en el suelo o el agua. Una vez ingeridas, pueden alojarse durante muchos años en el cuerpo humano, emitiendo permanentemente partículas alfa y radiaciones ionizantes que afectan a los tejidos internos, cuyas propiedades mutagénicas ya fueron descritas en 1927 por Herman Joseph Muller, premio Nobel en 1946. Como metal pesado también es químicamente tóxico.

Es altamente contaminante. Tiene una vida media de 4.500 millones de años En Kosovo se lanzaron 10Tm de uranio empobrecido. El cual, al explosionar, no sólo ha contaminado los lugares en que ha sido disparado, sino que, por efecto del viento u otros agentes meteorológicos, ha podido desplazarse a muchos kilómetros de donde se utilizó, extendiendo de esta forma su contaminación.
La munición de uranio empobrecido tiene así, de forma similar a las minas antipersonas, efectos indiscriminados que permanecen más allá de sus objetivos explícitos. Contaminan la tierra, el aire y el agua, y su peligrosidad puede afectar a personas lejanas en el espacio y en el tiempo al escenario del conflicto. Es por ello que este armamento contraviene el Protocolo Adicional Primero de los Convenios de Ginebra, especialmente respecto al artículo 35.2(3) que cuestiona las armas que provoquen «males superfluos o sufrimientos innecesarios» y al artículo 51.4(4) que prohibe el uso de armas que tengan efectos indiscriminados o que provoquen efectos que no se puedan limitar o controlar.

Las intervenciones militares recientes se han presentado a la opinión pública, como intervenciones militares quirúrgicas con material de alta tecnología que actúa con precisión causando solo los «daños imprescindibles». También que la superioridad militar que otorga el potencial militar y la alta tecnología permite intervenciones en las cuales prácticamente no hay víctimas del propio bando. Es la denominada estrategia de intervención de cero-muertos. Los datos ahora existentes cuestionan estas dos versiones. Podemos tomar como muestra la absoluta desproporción existente entre los 30.000 proyectiles con uranio empobrecido que se lanzaron en Kosovo para destruir un total de sólo 14 tanques, 18 transportes de personal y 20 piezas de artillería y morteros, tal como recoge un informe de la USAF rechazado por el alto mando de la OTAN(5). Si a ello le añadimos todas las víctimas «colaterales» que en su día no pudieron silenciar podemos calibrar el alcance la denominada precisión quirúrgica.
Sobre el concepto de cero-muertos, éste surge como una estrategia en la que se busca minimizar las víctimas propias, de tal manera que no puedan generar una opinión pública en su país capaz de obstaculizar la intervención militar. En este sentido son conscientes del peso y la fuerza que ésta puede llegar a tener, como ya se reveló en la guerra del Vietnam. Con el caso de la munición de uranio empobrecido, y las mentiras que lo han acompañado, queda claro que el objetivo ya no es que no haya muertos o víctimas propias sino, en todo caso, que éstas estén lo suficientemente alejadas en el tiempo para que no obstaculicen los planes militares, y que si llegan a aflorar este alejamiento en el tiempo permita discutir, como es ahora el caso, su vinculación directa con el conflicto.

Pero todavía peor encaja el uso del uranio empobrecido con los fines que la guerra de Kosovo declaraba perseguir, liberar a la población kosovar de la perfidia de Milosevic. Mal se puede proteger a la población contaminando sus campos y sus ríos con la siembra de material radiactivo, y los efectos en muertes y enfermedades entre la población civil que ello provocará.

En este caso, es evidente que las motivaciones para la intervención de la OTAN eran otras. Como mostrar el poderío de la nueva alianza atlántica y su voluntad de ampliar sus áreas de intervención superando así en la práctica su teórico carácter defensivo. O el empleo en directo de nuevos sistemas de armas y de estrategias militares. Los proyectiles de uranio empobrecido son una de ellas, pero también probar nuevas tecnologías de proyectiles-flecha para destruir búnkers subterráneos, para lo cual eran ideales las importantes instalaciones militares subterráneas construidas por Tito, cerca de la frontera albanesa. O nuevos aspectos de la guerra, como los que ahora se han conocido sobre el ataque a la embajada china el cual, además de señalar a China manu militari cual es su sitio en la arena mundial, buscaba destruir un repetidor de comunicaciones, al servicio del ejercito yugoslavo, de un revolucionario sistema desarrollado por los chinos para la detección y alerta temprana de «aviones invisibles»(6).

En todo caso, el síndrome de los Balcanes puede haber ayudado a hacer reflexionar a la opinión pública europea y norteamericana sobre la naturaleza real de la guerra de Kosovo y a tomar conciencia de la necesidad de conseguir la prohibición de armas de este tipo.

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Notas:
1.- Rosalie Berthell, Ph.d., GNSH Founding member of the International Institute of Concer for Public Health

2.- El País. 12.1.01

3.- «Queda prohibido el empleo de armas, proyectiles, materias y métodos de hacer la guerra de tal índole que causen males superfluos o sufrimientos innecesarios» Art 35.2. Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la Protección de las Víctimas de los Conflictos Armados Internacionales (Protocolo I)

4.- «Se prohiben los ataques indiscriminados. Son ataques indiscriminados:
a) los que no están dirigidos contra un objetivo militar concreto;
b) los que emplean métodos o medios de combate que no pueden dirigirse contra un objetivo militar concreto; o
c) los que emplean métodos o medios de combate cuyos efectos no sea posible limitar conforme a lo exigido por el presente Protocolo; y que, en consecuencia, en cualquiera de tales casos, pueden alcanzar indistintamente a objetivos militares y a personas civiles o a bienes de carácter civil.» Art. Protocolo citado

5.- Francisco Veiga. Kosovo como una muñeca rusa. El País 26.2.01

6.- «Según parece, en la Embajada china operaba un repetidor de comunicaciones al servicio del Ejército yugoslavo, que a su vez conectaba o tenía que ver con un revolucionario sistema desarrollado por los chinos para la detección y alerta temprana de ‘aviones invisibles’, conocido por las siglas PCLS (Passive Coherent Location System), que además resulta inmune a las contramedidas electrónicas». Francisco Veiga. Art.citado.



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