Las Tecnologías de la Información y Comunicaciones aplicadas a la defensa y la seguridad

Las Tecnologías de la Información y Comunicaciones aplicadas a la defensa y la seguridad

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Desde los años 90, los estamentos militares están dejando de generar e incubar los avances y están compartiendo con la empresa privada las bases tecnológicas, los estándares, las infraestructuras y los servicios. Es decir, el ejército se está convirtiendo poco a poco en un preciado cliente a la carta de los departamentos de I+D de las corporaciones privadas.
Francesc Benítez. (Noviembre 2002). Materiales de Trabajo 21.

Hasta los años 90, muchos de los avances tecnológicos incorporados a la sociedad civil, partieron de investigaciones generadas en estamentos militares. De hecho, el propio origen de Internet puede incluirse en esta categoría. La guerra fría y el miedo a un ataque nuclear fueron los fantasmas que motivaron a los equipos de diseño para crear un protocolo de comunicaciones como otro sistema de defensa o de contingencia más.

A principios de los 70, en la agencia de defensa americana, nacía un proyecto cuyo objetivo era proveer de un estándar de comunicaciones para que los grandes computadores repletos de datos estratégicos tuvieran un medio de evacuar lo más rápidamente posible la información que contenían hacia otros lugares seguros para el caso hipotético de que el centro de cálculo se viera amenazado por un misil soviético.

La mejora revolucionaria que se perseguía en el proyecto era que esa transmisión debía ser independiente de los fabricantes de computadoras que en aquellos tiempos suministraban a las agencias militares, y que todos los posibles puntos de destino debían tener la misma importancia, para que no se pudiera inutilizar toda la infraestructura atacando a un único punto crítico del que dependieran los demás. Es decir, se quería diseñar una red de computadores que no fuese jerárquica.

Como proyecto de defensa, el sistema además debía ser robusto, fiable, compacto y todo-terreno. Con estas premisas se desarrolló el estándar de comunicaciones que constituyó la red de computadores militares ARPANET, y que, por su proyección, más tarde se convertiría en la INTERNET que conocemos hoy.

Sin embargo, desde los años 90, los estamentos militares están dejando de generar e incubar los avances y están compartiendo con la empresa privada las bases tecnológicas, los estándares, las infraestructuras y los servicios. Es decir, el ejército se está convirtiendo poco a poco en un preciado cliente a la carta de los departamentos de I+D de las corporaciones privadas.

Por su puesto, la lectura oficial de las causas y consecuencias de los atentados del 11 de septiembre facilitará esta integración de una forma mucho más manifiesta en los próximos años. La simbiosis y sinergia entre la empresa privada y las agencias de defensa auguran un camino común con un volumen de negocios creciente. Incluso se ha acuñado ya un acrónimo para los sistemas militares que se obtienen de sistemas civiles ya existentes. Son los llamados sistemas militares COTS (Commercial Off the Shelf), donde la expresión podría traducirse como sistemas «comerciales ya hechos» o, para el caso, «ya inventados».

A continuación se muestran algunos síntomas de esta integración en el ámbito del estado español, con algunas de las empresas y organizaciones implicadas, comenzando con el propio Plan Director de Investigación y Desarrollo (en adelante PDID) creado en el año 2000 por el Ministerio de Defensa; y continuando con algunas impresiones de directivos especializados en tecnologías de defensa.

En las novenas Jornadas de Electrónica Militar celebradas en Madrid en noviembre de 2000, el general Carlos Villar señalaba el enfoque tecnológico del PDID, por cuanto éste no trataba sobre sistemas de armas concretos, sino sobre las tecnologías necesarias para dichos sistemas, y como éstas se catalogan en dos grupos: las subyacentes o capacitadoras y las orientadas a sistemas, las cuales tienen una relación más directa con los posibles sistemas de armamentos(1).

De la política de I+D subyacente en el plan, se obtiene que el Ministerio deberá buscar «ante todo la eficacia, la eficiencia y la flexibilidad» por lo que «como norma, la ejecución material de las tareas de I+D correrá a cargo de la Universidad, las empresas o los organismos autónomos». Así mismo, «el Departamento iniciará también un programa de I+D, financiado conjuntamente con la universidad y empresa, con la doble finalidad de minimizar el coste y comprometer los recursos propios de los agentes de I+D, sobre todo en aquellas tecnologías cuyo dominio vaya a reportarles claros beneficios económicos».

En otro foro más actual de especialistas de tecnologías de defensa(2), el Director General (CEO) de GMV SA, justificaba de forma sorprendente el uso de ciertas tecnologías espaciales debido al nuevo enemigo contra el que hay que luchar.

El hilo de razonamientos era el siguiente: dada la ubicuidad del nuevo enemigo terrorista, los objetivos a destruir no compensan el coste de lo necesario para destruirlos. Por tanto, lo mejor es desarrollar la tecnología espacial, los satélites de vigilancia, etc. Por supuesto, el Grupo Tecnológico e Industrial GMV SA, es uno de los principales suministradores de sistemas de control en tierra para satélites y misiones espaciales en todo el mundo.

Por otra parte, desde la División de Guerra Electrónica de Indra, también se plantea la nueva posición de la defensa como cliente potencial de laboratorios privados: «la aparición de otros mercados como motores de desarrollo», como la telefonía móvil y la informática personal, «produce una situación inversa a la anterior» en que la tecnología de defensa era motor de desarrollo. La tecnología desarrollada para utilización civil «permite su uso en defensa dando lugar a sistemas más competitivos respecto al coste» y además se gana en «fiabilidad o disponibilidad al utilizar ciertos dispositivos comerciales muy maduros tecnológicamente».

La Dirección de Consultoría de la misma empresa veía con optimismo el horizonte que se dibuja con estas palabras: «la convergencia de los conocimientos sobre el entorno de aplicación de los usuarios y el dominio sostenido de las e-tecnologías aplicadas a los futuros Sistemas de Información Militares son la clave de Indra para mantener una posición de liderazgo continuado».

En cuanto a los sistemas de comunicaciones tácticas, los departamentos de defensa se plantean el reto de la interoperatividad entre países tanto aliados como no aliados, dado el escenario de la colaboración antiterrorista. El programa TACOMS Post 2000, cuyo objetivo es diseñar, validar y establecer estándares comunes para los sistemas de comunicaciones militares de nueva generación, establece que «siempre que sea posible» se usarán estándares comerciales para mejorar la interoperatividad entre países aliados.

Como prevé el capitán de transmisiones Juan Martín Hernández en el mismo foro, «los tiempos en los que los avances tecnológicos venían de la mano de la industria de defensa pasaron a la historia», y por tanto, «los servicios civiles y sus infraestructuras, debido a su dinamismo, serán de aplicación directa en el campo de batalla, o en todo caso sufrirán pequeñas adaptaciones».

Finalmente, como ejemplo, podemos fijarnos en los acuerdos que está generando el proyecto GALILEO, como solución europea alternativa al Sistema de Posicionamiento Global por Satélites americano (GPS), al que se le ha dado luz verde en la pasada Cumbre Europea de Barcelona del mes de marzo.

El 27 de Octubre del 2000, GMV SA, junto con AENA, CASA, Hispasat, INDRA y Sener, se constituyó la sociedad conjunta Galileo Sistemas y Servicios. El objetivo de esta sociedad es promover el desarrollo, la operación y la explotación comercial de aplicaciones y servicios basados en el futuro sistema de navegación por satélite europeo (GALILEO). No es casualidad que la mayoría de las empresas que forman parte del nuevo ente empresarial sean ya suministradoras habituales de defensa en el estado español.

A la vista de las posiciones anteriores, podríamos concluir con algunas observaciones sobre el panorama que se vislumbra. En primer lugar, como en otros aspectos geopolíticos, la convergencia de las tecnologías civil y militar vuelve a dar a la empresa privada un importante papel configurador en el «nuevo orden mundial»; y a las leyes del mercado, la regla de medir aséptica entre la oferta y la demanda de «bienes de defensa», si se nos permite la expresión.

Y, por otra parte, desde el punto de vista de la transparencia en el comercio relacionado con la defensa, el tablero de intereses se hace más difícil aún de definir, por cuando costará mucho más saber cual es la verdadera motivación de los planes y presupuestos de I+D de las empresas, instituciones y universidades.

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Notas:

(1) La conferencia de Carlos Villar Turrau está recogida en el libro que recoge las aportaciones de las novenas Jornadas de Electrónica Militar de noviembre de 2000: Las tecnologías de la información y las comunicaciones como fundamento y motor de la I+D+I en defensa, colección Fórum de Electrónica Militar, Fundación Universidad-Empresa, Madrid 2001

(2) En la edición de noviembre-diciembre de 2001, la publicación BIT. La Revista Profesional de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, nº 130, editada por el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación, publicó un monográfico sobre las tecnologías de información y comunicaciones aplicadas a la defensa y seguridad en que participaron especialistas tanto del ministerio de defensa, como de empresas proveedoras del mismo



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