Los engaños del presupuesto de defensa
Articulo que analiza la propuesta del presupuesto de defensa para el año próximo. Aparecido en el diario digital Publico del 3//11/2014
Como viene ocurriendo en los últimos años el presupuesto del
Ministerio de Defensa para 2015 ha sido minusvalorado con respecto a las
necesidades y compromisos reales de gasto. Así, cuándo se afirma que
Defensa aumenta un 1,1% su presupuesto se está engañando, tanto al
Parlamento como a la opinión pública, pues se sabe que el gasto final en
algunas partidas será enormemente superior al consignado. Esto ocurre
en dos gastos concretos, el destinado a cubrir la factura de los
Programas Especiales de Armamento (PEAS) y las misiones militares en el
exterior.
Respecto a la partida sobre las operaciones militares más
allá de las fronteras españolas, se consignan todos los años 14,3
millones, cuándo año tras año se produce un gasto cercano a los 800
millones que son aportados desde un Fondo de Contingencias. En lo
referente a los PEAS, como en años anteriores, se ha vuelto a
presupuestar 6,8 millones, cuándo en los últimos tres últimos años se
han aprobado créditos extraordinarios para hacer frente a los pagos de:
1.782,77 millones en 2012; 879,48 en 2013; y 883,65 en 2014. Para el
próximo año 2015, y de acuerdo con la programación de pago de los PEAS
se tendrán que abonar alrededor de 1.000 millones. Entonces, ¿Por qué se
presupuestan tan solo 6,8 millones? Sin duda se trata de un fraude.
Pero aún hay un tercer engaño y sin duda el más alarmante. Es el referente a la Investigación y Desarrollo de nuevas armas. La I+D militar crece en un 43,5%, respecto a 2014, y pasa de 506,8 a 727 millones; de los cuales 563,9 serán créditos a las empresas de armamento a cero interés y ligados a los PEAS y concedidos desde el Ministerio de Industria y por tanto tampoco suman como gasto en el presupuesto de Defensa. En la presentación del Presupuesto de 2015, el Secretario de Defensa, Pedro Argüelles, detalló que para el próximo año se preparan nuevos PEAS que se dotarán con ayudas de I+D desde el Ministerio de Industria: una nueva Fragata, la F-110, que dispondrá de 37 millones con un coste aproximado de 800 millones y se anuncia que se fabricaran cinco; entre 350 y 400 nuevos blindados 8×8, de los que se aportarán 41 millones y con un importe final de 1.000 a 1.500 millones.
Además, fuentes de Defensa anuncian otros nuevos programas: tres unidades de un avión cisterna, posiblemente un Airbus 330, con un coste de 800 millones; cuatro aviones no tripulados con un importe entre 200 y 300 millones. En total, los cuatro nuevos programas presuponen un gasto adicional de 10.000 millones para los próximos diez años.
Esos créditos en I+D militar, se vienen denunciando como ayudas encubiertas a las empresas militares, o peor, en lugar de I+D se trata de pagos a cuenta de las armas. Unos créditos que desde su inicio en 1997 ascienden a la astronómica cifra de 16.120 millones y que en su mayor parte no han sido devueltos. Pues obedecen a una ingeniería contable: surgen desde el Ministerio de Industria y el Ministerio de Defensa se compromete a retornarlos cuando pague las armas a las empresas militares. Crearon una trampa contable que acumula una deuda impagable y que la Hacienda Pública no sabe cómo resolver, pues si los condona, lo que sin duda acabarán haciendo, sumarán como más déficit público.
Una I+D militar que había mantenido una tendencia a la baja desde el año 2009 y que ahora se vuelve a incrementar. El aumento de la I+D militar contrasta con el escaso aumento de la I+D civil que solo se incrementa en un 4,8%. Sin duda un agravio para el desarrollo de la productividad que sin lugar a dudas contribuye a la mejora social.
Si se tuvieran en cuenta todas esas infravaloraciones en partidas concretas, y además, se añadieran todos aquellos gastos que siendo indudablemente militares se encuentran repartidos por otros ministerios: las clases pasivas militares, la mutua militar, la guardia civil un cuerpo de disciplina militar, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) un cuerpo con gran número de militares y dirigido por un general, los intereses de la deuda pública generada por Defensa. Unos gastos, buena parte de los cuales la misma OTAN aconseja a los estados miembros los cuantifiquen como gasto militar. Entonces el gasto militar del estado español llegaría hasta los 15.277 millones y no los 6.853 que contabiliza Defensa y alcanzaría el 1,54% del PIB para el próximo año 2015. Un gasto muy cercano al 2% del PIB que reclamó Barack Obama en la conferencia de jefes de estado de la OTAN en setiembre pasado en Gales, dónde los estados miembros se comprometieron en conseguirlo en un período de diez años. España lo tiene fácil, tan solo tiene que aflorar todos los gastos camuflados para acercarse al 2% del PIB.
Un presupuesto de defensa que desde la llegada de la crisis en 2008, en términos reales ha descendido un 18%, mientras que ministerios como Educación lo ha hecho en 22,5%; Sanidad un 12%; Trabajo un 38%; Cultura un 38%; Investigación civil un 26% o en Infraestructuras un 32%. Resulta evidente que Defensa se ve privilegiado frente a los ministerios de carácter social o de aquellos otros que contribuyen al fomento del empleo y la inversión pública que incentivan el desarrollo y el empleo.