¿Valores militares en la nueva asignatura?

¿Valores militares en la nueva asignatura?

El interés que los militares tienen por entrar en las escuelas simplemente obedece a una estrategia para mejorar su prestigio y aceptación social. Es una estrategia para intentar que la población y los jóvenes tengan una imagen más positiva de la profesión de militar. La pregunta que la población y el sector educativo se deben hacer es si la escuela debe ser el medio o el espacio dónde se muestre la cara amable de los militares y de sus acciones fuera de los periodos de guerra.
Tica Font, Materiales de Trabajo, núm 31 (abril 2007)

Parece que en el curso 2007/2008 empezará a impartirse una nueva asignatura, que será evaluable, a primaria, secundaria y Bachillerato. La nueva asignatura recibirá el nombre de “Educación para la ciudadanía y los derechos humanos” o “Educació per al desenvolupament personal i la ciutadania”. Como premisa tengo que poner de manifiesto que solamente he podido leer el proyecto de asignatura desarrollado para primaria en Catalunya.

El motivo de este artículo no viene determinado por el contenido del proyecto, que cómo acabo de decir solamente he podido leer el de Catalunya y para primaria, que me parece correcto y positivo. El motivo de estas páginas viene determinado por los artículos aparecidos con opiniones de militares destacados sobre aspectos que consideran que tendrían que incorporarse al currículum de esta materia.

El 12 de diciembre del 2006 la Asociación de Diplomados en Altos Estudios de Defensa (ADALEDE) organizó una jornada con el objetivo de recoger y aportar ideas sobre el papel de las Fuerzas Armadas en el sistema educativo. La primera pregunta que podemos formularnos es: ¿por qué tienen estas preocupaciones los militares? En mi opinión los militares están preocupados por la escasa valoración social de su profesión. En general la sociedad española tiene una opinión negativa del oficio militar y una gran desconfianza hacia las intervenciones militares en el extranjero. Valoración que se pone de manifiesto porque no se cubren las plazas para soldados profesionales, ya que cada año se quedan plazas vacantes pese a que las exigencias para entrar en el cuerpo se reducen a graduado escolar y a un nivel mínimo de coeficiente intelectual. Por no decir que cada año se amplía el número de plazas para ciudadanos de otras nacionalidades. Esta carencia de prestigio o valoración social lleva a que el Ministerio de Defensa y los mismos militares se planteen campañas de marketing para mejorar su imagen, campañas que resaltan y asocian a los militares a tareas de cooperación o de ayuda humanitaria, como si el ejército fuese una ONG. Los anuncios de televisión, y seguramente las propuestas de los militares profesionales para esta asignatura, estarán dirigidos a generar una imagen de que ser militar es equivalente a visitar otros países, viajar, realizar tareas solidarias hacia la población pobre o necesitada del lugar, atender enfermos, construir hospitales o carreteras … Todos somos conscientes de que trabajar como militar no es eso. Si los soldados españoles están en Afganistán o han estado en Irak no es por principios altruistas, para prestar ayuda humanitaria como lo hacen las ONG ni para ayudar a la población. El altruismo y el humanitarismo se canalizan de otra manera, con unas organizaciones diferentes y con unas personas que reciben otro tipo de formación. Las razones geopolíticas o los intereses económicos que los militares españoles defienden en lugares como Afganistán o Irak no se hacen públicos, como tampoco se hace pública la misión militar que están llevando a cabo.

En definitiva, en mi opinión, el interés que los militares tienen por entrar en las escuelas simplemente obedece a una estrategia para mejorar su prestigio y aceptación social. Es una estrategia para intentar que la población y los jóvenes tengan una imagen más positiva de la profesión de militar. La pregunta que la población y el sector educativo se deben hacer es si la escuela debe ser el medio o el espacio dónde se muestre la cara amable de los militares y de sus acciones fuera de los periodos de guerra. En este sentido debemos recordar que los centros educativos son un espacio para la razón, la cultura, el aprendizaje y el desarrollo de valores personales que puedan contribuir a construir una sociedad más justa, más sostenible, más democrática y más participativa; con el objetivo de favorecer la universalidad de los derechos de todos los hombres y mujeres y que ayuden a generar valores como la cooperación, la solidaridad o la noviolencia, como instrumentos de transformación social. Todos ellos representan valores opuestos a la guerra y a la preparación de la misma. Los valores que debe transmitir una escuela y los valores que transmite el ejército no pueden ser compatibles.

El director del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional, el teniente general Pedro Bernal señaló en su discurso de apertura “la importancia de contribuir al fomento de la conciencia de la defensa nacional” y nos hizo un listado de las amenazas y peligros a la seguridad de España. Destacó “el terrorismo, el crimen organizado, las epidemias, las armas de destrucción masiva, los desastres ecológicos o los accidentes a gran escala” como las amenazas a la seguridad de España. Ante éstas, el mismo teniente general concluye que “los españoles no perciben hoy en día con claridad los peligros que amenazan a su seguridad” y por eso deduce que “es indispensable una mejor formación de los jóvenes en valores, uno de los cuales debe ser la conciencia de la seguridad”, es decir el valor de la defensa y las Fuerzas Armadas.

Esta intervención evidencia una grieta en la distinta percepción sobre la seguridad que tenemos las personas y los militares, que hace necesario abrir un debate social y parlamentario. Según el teniente general Pedro Bernal las amenazas a la seguridad de España son: el terrorismo, el crimen organizado, las epidemias, las armas de destrucción masiva, los desastres ecológicos o los accidentes a gran escala. Si dejamos de pensar en conceptos abstractos como la seguridad de España y nos preguntamos cuáles son aquellos elementos que dan seguridad a las personas, las preocupaciones son otras. Las personas para sentirse seguras necesitan pensar y sentir que si pierden el trabajo cobrarán el paro, que tendrán un salario digno que les permitirá vivir con unos mínimos de comodidad, que si se ponen enfermos los médicos les atenderán en el hospital y que tendrán acceso a los medicamentos que necesiten de forma gratuita, que no sufrirán discriminaciones por ser mujer, homosexual o practicar una religión diferentes, que podrán expresarse en su lengua, que podrán participar del proceso de toma de decisiones democráticas, que estarán protegidos por una instancia judicial, que podrán expresar libremente sus opiniones … Elementos como éstos son los que nos dan seguridad a las personas y por los que la sociedad y la escuela deben trabajar.

Si tal y como dice el teniente general, el terrorismo, el crimen organizado, las epidemias y los desastres ecológicos o naturales son las amenazas en nuestra sociedad, sería conveniente abrir un debate sobre cuál tiene que ser la mejor manera de hacer frente a las mismas. ¿Son los militares los encargados de transformar estas realidades? ¿Ante un tsunami la mejor respuesta son los militares? Para combatir el crimen organizado, las mafias de la droga o trata de mujeres y niñas ¿son los militares los más preparados para actuar? ¿Frente al terrorismo, son los militares los que han de intervenir? Yo pensaba que los militares se preparan para hacer la guerra, para destruir infraestructuras, para matar a personas de la manera más eficiente posible… y pensaba que ante problemas como el crimen organizado o las epidemias, la manera de resolverlos era otra, como buscar las causas que los provocan, las complicidades políticas y financieras que los mantienen… y no la fuerza bruta que representan los militares.
¿Por qué no abrimos un debate sobre los grandes retos y problemas que tenemos en el mundo y cuáles pueden ser las maneras de solucionarlo?. Pongamos cada cosa y a cada cual en su lugar.



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