Este 12D denunciamos la militarización de las fronteras y las políticas migratorias que vulneran los derechos de las personas: ¡decimos #NoMásMuros!
En el marco de la celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos, este año, entidades, organizaciones y colectivos de todo el Estado hacemos un llamamiento conjunto a decir basta a la construcción de muros y la militarización de las fronteras y a las políticas migratorias de España y la Unión Europa que vulneran sistemáticamente los derechos humanos. Sumándonos a la Plataforma 12D: ¡salimos a la calle porque toca decir basta! ¡#NoMásMuros, basta ya a la Europa Fortaleza! Por una Europa de los Derechos Humanos, desmontemos el Pacto Europeo de Migración y Asilo.
Más de 1.000 kilómetros de muros han sido construidos en las fronteras de Europa, la mayoría de ellos, con el objetivo de frenar las rutas migratorias provenientes de África u Oriente Medio. Según el ACNUR, a finales de 2019 había 79,5 millones de personas desplazadas por la fuerza en el mundo, de las que 26 millones de personas eran refugiadas y 47,5 millones desplazados internos. Sólo la guerra de Siria ya ha provocado más de cinco millones de personas refugiadas.
«Europa está abordando los flujos migratorios mediante la construcción de muros, el cierre de fronteras, el aumento de la vigilancia, la securitización y suspensión de la libre circulación. Todas estas medidas están reforzando la Europa Fortaleza, con muros físicos y mentales que se erigen para una mayor seguridad frente a una supuesta amenaza, pero que finalmente cada vez resultan más peligrosos para las vidas y los derechos de las personas dentro y fuera de Europa».
Lejos de constituir un caso aislado, el Estado español es un ejemplo a la hora de desarrollar y consolidar la llamada Europa Fortaleza. El Estado español ha comenzado a definir lo que después serán las principales políticas de la Europa Fortaleza, convirtiéndose en paradigma y referente para el resto de la Unión Europea en cuanto a medidas de control de movimiento y militarización fronteriza. Porque ha sido el primer estado miembro en construir en territorio europeo vallas para frenar, gestionar e interceptar los flujos migratorios en Ceuta (1993) y Melilla (1996), ha implementado el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE), que luego servirá para la expansión del programa EUROSUR de la Unión Europea y ha desarrollado las políticas de externalización de fronteras, con el «Plan Sur», que impulsa políticas de gestión de flujos migratorios con países como Marruecos y Argelia, en 1998.
«En 2018 el gobierno socialista inició una estrategia: inyectar más recursos para que Marruecos controle las fronteras, conseguir más apoyo económico de la UE y crear el imaginario necesario para instaurar el mando único. Los intentos de España y la UE para blindar las fronteras, no sirvieron de mucho, y las personas con necesidad o deseo de migrar han abierto y reabierto otras vías de paso», rutas más peligrosas y mortales, como es el caso de la ruta canaria.
Los muros físicos, sin embargo, son sólo la punta del iceberg de unas políticas fronterizas que matan personas bajo las órdenes de una Europa Fortaleza que regula más en función de los intereses del lobby armamentístico que no de la Declaración Universal por los Derechos Humanos.
Además de los muros, la Unión Europea y del Espacio Schengen también aseguran sus fronteras mediante grandes operaciones en el Mar Mediterráneo llevadas a cabo por Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas. La Agencia, con capacidad de generar contratos a empresas privadas, ha aumentado su presupuesto de forma abismal desde su creación, pasando de 6,2 millones de euros en 2005 a 302 millones de euros en 2017.
Frontex implementa prácticas securitarias que criminalizan a las personas que son forzadas a huir de sus hogares. La Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas actúa como un agente para frenar, interceptar y externalizar la gestión de las fronteras a terceros países y devolver por la fuerza a las personas que huyen de la violencia.
El Espacio Schengen, donde el Estado español entra en 1991, exige a los Estados miembros un refuerzo de sus fronteras externas erosionando la propia gobernabilidad de las decisiones en materia de migración.
En el ámbito global la tendencia es la misma: seis de cada diez personas en el mundo viven en un país que ha levantado muros en sus fronteras. Hoy día, 31 años después de la caída del muro de Berlín, nos encontramos en un mundo con más muros que nunca, y es que en los últimos 50 años (1958 y 2018) países de todo el mundo han levantado más de 63 nuevos muros fronterizos a lo largo de las fronteras o en territorios ocupados. Pero, como en el caso europeo, más allá de la ola de construcción de muros físicos en las fronteras de países de todo el mundo durante las últimas décadas, muchos más países han militarizado sus fronteras mediante el despliegue de tropas, barcos, aviones, aviones no tripulados, vigilancia digital que patrullan por tierra, mar y aire. Si contáramos estos «muros», hablaríamos de cientos. Como resultado, ahora es más peligroso y mortal que nunca atravesar las fronteras para las personas que huyen de la pobreza y las violencias.
En los últimos años «ha habido un enorme incremento del gasto público en seguridad de fronteras por parte de la Unión Europea (UE) y sus Estados miembros que han impulsado una industria que se ha lucrado. Algunas de las empresas beneficiarias son también actores globales, que sacan partido de un mercado mundial de seguridad de fronteras el valor de las cuales, en 2018, se calcula en unos 17.500 millones de euros. Hay que resaltar el papel destacado que desempeña el sector armamentístico en la toma de decisiones sobre políticas de seguridad fronteriza a través de la creación de espacios donde pueden defender sus intereses económicos. La construcción muros resulta ser un negocio lucrativo y en crecimiento con consecuencias letales para las personas que migran».
Empresas estadounidenses, europeas e israelíes son las que más han lucrado del negocio de la construcción de muros en todo el mundo, por ejemplo Airbus, Thales, Leonardo, Lockheed Martin, General Dynamics, Northrop Grumman, L3 Technologies, Elbit, Indra, Dat-Con, CSRA, Leidos y Raytheon.
«Darrere de l’augment dels murs i la indústria s’amaga una narrativa poderosa i manipuladora que s’ha tornat hegemònica. Sosté que els migrants, en particular, són una amenaça per a la forma de vida d’alguns països, en comptes de víctimes de polítiques econòmiques i polítiques perpetuades i promogudes pels països més rics que obliguen les persones a abandonar les seves llars. Aquesta narrativa utilitza el llenguatge de la por per persuadir les persones que donin suport a les solucions basades en la seguretat, en particular la militarització de les fronteres, i fer els ulls grossos davant les seves conseqüències mortals. És manipulador, perquè distreu a la gent de les causes reals de la inseguretat -la concentració de poder i riquesa a mans d’una petita elit, un sistema que només existeix a costa de l’explotació de les poblacions més pobres del món- que impedeix la provisió d’habitatge, atenció mèdica, educació i mitjans de subsistència per a tots que brindarien seguretat i pau duradores».
«Detrás del aumento de los muros y la industria se esconde una narrativa poderosa y manipuladora que se ha vuelto hegemónica. Sostiene que los migrantes, en particular, son una amenaza para la forma de vida de algunos países, en vez de víctimas de políticas económicas y políticas perpetuadas y promovidas por los países más ricos que obligan a las personas a abandonar sus hogares. Esta narrativa utiliza el lenguaje del miedo para persuadir a las personas que den apoyo a las soluciones basadas en la seguridad, en particular la militarización de las fronteras, y hacer la vista gorda ante sus consecuencias mortales. Es manipulador, porque distrae a la gente de las causas reales de la inseguridad -la concentración de poder y riqueza a manos de una pequeña élite, un sistema que sólo existe a costa de la explotación de las poblaciones más pobres del mundo- que impide la provisión de vivienda, atención médica, educación y medios de subsistencia para todos que brindarían seguridad y paz duraderas».
«En vez de construir muros, Europa debería estar invirtiendo en poner fin a las guerras y las desigualdades que alimentan las migraciones y los desplazamientos forzados». ¡El 12D salimos a la calle para decir #NoMásMuros!