Atacar Irán

Atacar Irán

Iran continua sus programas nucleares. La OIEA dice que los programas iranís de enriquecimiento de uranio no hacen sospechar que tenga proyectos de fabricar armas nucleares. En cambio EEUU, Israel y algunos países europeos hablan del peigro nuclear iraní, de imponer sanciones y en el pasado, incluso se han preparado acciones militares ¿Qué pasarà?

El régimen de los ayatolás siempre ha demostrado interés en dominar el ciclo nuclear completo y no depender de ningún otro país en este proceso. Tiene una decena de instalaciones diseminadas por su territorio. En 1982 anunció la creación de una planta de tratamiento de uranio en la localidad de Ispahán y en 1992 descubrió minas de uranio. Las inspecciones de la OIEA no han demostrado que existan pruebas de que Irán aspira a conseguir armas nucleares. Es decir, se pueden tener sospechas, pero pruebas ninguna. Hace un año  en la central de Natanz existían 5000 centrifugadoras para el enriquecimiento de uranio, capaces de enriquecer la cantidad de uranio suficiente para que, en un espacio corto de tiempo (uno año), Irán pudiera conseguir la bomba nuclear.

Intentar que Irán aporte pruebas que nieguen la posibilidad de conseguir armas nucleares en sus instalaciones es algo imposible cuando se trata de enriquecimiento de uranio. Una tecnología de doble uso, que en este caso, podría servir para traspasar tecnología civil para uso militar. Hecho que sólo la OIEA puede verificar y aportar pruebas de que no se lleva a cabo. Así, por mucha información que Irán aporte, EEUU continuará desconfiando y presionando sobre la culpabilidad de Irán. Y que sitúa a Irán en una situación similar al Irak de 2003 cuándo fue atacado bajo la falsa sospecha de tener armas de destrucción masiva.

Otra cuestión muy importante estriba en que no es suficiente la capacidad tecnológica de construir una bomba nuclear, pues ésta ha de ir acompañada de la capacidad tecnológica de poder arrojarla sobre un objetivo rival. Es decir, disponer de los misiles para lanzarla sobre otros países. Irán dispone de ellos. Tiene misiles Shahab 3 de alcance medio, entre 1300 y 1500 km con capacidad de llevar cargas de 1000 kg y alcanzar Israel. Y tiene en desarrollo los Shahab 5 de largo alcance (3750 km).

El periodista estadounidense Seymour Hersch, informó  que el Pentágono había desarrollado misiones secretas en Irán en el verano de 2004 destinadas a preparar ataques contra Irán y la posibilidad de la utilización de bunker boosters. Un nuevo tipo de mini bombas nucleares desarrolladas por el Pentágono de inferior potencia para atacar bunkers o lugares escondidos bajo tierra. La alarma mundial de una nueva guerra contra Irán se disparó en agosto de 2006, pues EEUU había conseguido poner a Irán en el punto de mira del Consejo de Seguridad de la ONU, para que éste justifique, tarde o temprano una acción militar contra Irán.

El nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, no parece interesado en atacar, pero continúa presionando y pretende incrementar el cerco y las sanciones sobre Irán. Pero en cambio, las amenazas de Israel son más reales, como lo demuestran diversas medidas de fuerza realizadas en los últimos tiempos. La más llamativa, el ataque perpetrado contra Siria, el 6/9/2007, cuando bombardeó una instalación nuclear.  Aunque, un ataque contra Irán no puede ser una acción aislada como la perpetrada por Israel contra la planta nuclear iraquí de Osirak en junio de 1981. Atacar una instalación nuclear en Irán, tendría una respuesta militar inmediata del gobierno de los ayatolás, posiblemente contra territorio Israelí o contra las bases militares de EEUU en la zona. Irán, además, podría cerrar el estrecho de Ormuz por dónde circulan 20 millones de barriles de petróleo al día, el 20% de la producción mundial. Un estrecho que sólo tiene 6 millas de ancho navegables. Esto iría seguido de un vertiginoso aumento del precio del petróleo con consecuencias catastróficas para la economía mundial.

La nuclearización de Irán ha agravado la ya de por sí tensa situación de Oriente Próximo y Medio, alertando a los países rivales de Irán en la región. La mayoría de ellos han empezado a elaborar planes para desarrollar plantas nucleares de producción de energía. Esto agrava la delicada situación de la región, por el riesgo que conlleva una posible proliferación de armamento nuclear. Turquía, Bahréin y Egipto anunciaron la construcción de su primera central nuclear; Jordania, Arabia Saudita, Yemen, Omán, EAU, Siria y Kuwait lo tienen en estudio. 

Irán debería renunciar a la locura del armamento nuclear y evitar a la humanidad el peligro de convertirse en un nuevo agente con capacidad de conducirnos a un holocausto nuclear. Pero no es menos cierto, que eso debería ir acompañado de obligar a Israel a deshacerse de ese tipo de armamento. Es hipócrita pedir a Irán que no desarrolle programas de armamento nuclear, mientras las potencias que lo poseen modernizan sus arsenales o no sancionan a Israel por poseerlas.

El problema de la política de dos medidas, o dicho de manera más contundente, de doble moral, ejercido por las potencias con armas nucleares, es pretender obligar al resto de países a renunciar a la bomba atómica, mientras ellos las monopolizan. Una política abocada al fracaso, pues la tecnología nuclear cada vez es más accesible en muchos nuevos países en desarrollo con ambiciones de convertirse en potencias. Países que pueden caer en la tentación de convertirse en potencias militares nucleares. No existe otro camino para evitar la proliferación que el desarme nuclear.



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