Catalunya fuera de la OTAN
Ante algunos articulos aparecidos que sostienen que una Catalunya independiente debería formar parte de la OTAN, los siguientes firmantes: Arcadi Oliveres, Pere Ortega, Gabriela Serra, Josep Lluís Gordillo, Xavier Bohigas, Jaume Botey, Montse Clèries, Teresa de Fortuny, Pilar Massana, Roser Palol, Josep M. Pijuan, Albert Recio i Francesc Tubau han respondido en Vilaweb el 13/03/2014
En el número 23 del paseo Reina Elisenda de Moncada de Barcelona se encuentra, como todo el mundo sabe, el consulado de los Estados Unidos. Según las revelaciones hechas por el ex-analista de la CIA Edward Snowden, desde este enclave se espían los correos electrónicos, los mensajes de movil o las conversaciones telefónicas de todos los ciudadanos de Cataluña que los funcionarios del Imperio consideren peligrosos para sus intereses. Así, entre otras cosas, es una grave violación de nuestros derechos fundamentales y también de nuestra soberanía. ¿Por qué, entonces, todos los sobiranistas catalanes no lo han denunciado con fuerza? Puede ser por que una parte comparta el punto de vista de Artur Mas, según el cual, una Cataluña independiente habría de formar parte de la OTAN y por tanto no conviene molestar a nuestros actuales y futuros aliados con pequeños problemas como este.
A continuación queremos recordar algunos hechos históricos que, a nuestro parecer, han sido decisivos para que enraizase en Cataluña una fuerte conciencia popular de rechazo a la OTAN y, más en general, una tradición de lucha antiimperialista que el actual presidente de la Generalitat y todos aquellos que están de acuerdo con él parecen menospreciar.
Hace cinco años se cumplió un siglo de la denominada Setmana Tràgica. Como todos sabemos, comenzó cuando un centenar de soldados se resistieron a ser reclutados para anar a asesinar y a morir a la guerra imperialista del Norte de Marruecos, territorio en que existían intereses económiocos vinculados al rey Alfonso XIII y la gran burguesía española y catalana (por ejemplo, el conde de Romanones, el marqués de Comillas y el conde Güell, entre otros). Una parte de las cabezas militares españoles que participaron, los denominados africanistas, fueron quienes después protagonizaron el golpe de estado de 1936 que, al cabo de tres años de guerra civil, dió paso a la dictadura fascista del general Franco.
La dictadura franquista recibió el apoyo político, económico y militar de los Estados Unidos, socio líder de la OTAN, hasta el mismísmo día de la muerte del dictador.
Toda la transición a la actual monarquía parlamentaria fue dirigida y tutelada por el gobierno norte americano, el cual presionaba para que se adoptasen deteminadas decisiones favorables a sus intereses geoestragéticos. En este sentido, todos recordamos las palabras de Alexander Haig, secretario de estado de los Estados Unidos con R. Reagan el dia 23 de Febrero de 1891 por la tarde, mientras acontecía el golpe de estado, “Seguimos la situación de cerca. Es un tema interno de España. Es demasiado pronto para pronunciarse”. (véase El País, 24 de Febrero de 1981, edició especial las cuatro de la madrugada)
Siete meses después del intento de golpe de estado y de la no condena por parte de Haig, el parlamento español aprobó a toda prisa, con los votos faborables de UCD, CD, UPN, PNB y CIU, la petición de entrada de España en la OTAN a sabiendas que la mayoría de la población estaba en contra. Frente a este abuso antidemocrático, se puso en pie un amplio movimiento sociopolítico que exigió un referendum –o, por nombrarlo en términos más modernos, el ejercicio del derecho a decidir sobre la adhesión a esta alianza militar– que finalmente se convocó el 12 de Marzo de 1986. Pese a que el conjunto de España la consulta ganaron los partidarios del sí en la OTAN, en Navarra, Las Palmas, el País Vasco y Cataluña, el no fue mayoritario. Hasta que no volviesen a preguntar a los catalanes sobre esta cuestión, el rechazo a la OTAN en el año 1986 fue su única expresión democrática sobre la cuestión.
De forma parlalela, antes del referendum y después, decenas de miles de jóvenes catalanes se declararon objetores e insumisos al ejército español que también era de la OTAN. La cifra se disparó durante la guerra del Golfo en el año 1991, cuando todos tomaron conciencia de las verdaderas consecuencias prácticas de formar parte del club militar de la oligocorpocracia occidental.
Durante la postguerra fría, los Estados Unidos y sus aliados (entre los cuales ocupa un lugar destacado Israel, un estado criminal y belicista que para Artur Mas habría de ser un referente de Cataluña) se sucedieron de forma ininterrompida una serie de intervenciones militares en Panamá, Irak, Somalia, Bosnia, Kosovo, Afganistán, Irak (por segunda vez), Pakistán, Líbano, Líbia, Yemen, Síria y Mali, convirtiendo el bloque de la OTAN en la facción de países más belicosos y agresivos del planeta (véase el libro L’OTAN, una amenaça global, Icaria)
Durante la guerra fría, la OTAN activó en Europa un ejército secreto conocido como Red Gladio, el cual fue responsable, directa o indirectamente, de un número considerable de atentados terroristas que se atribuyeron formalmente a grupos de extrema derecha o extrema izquierda (véase el libro de Daniele Ganser, “Los ejércitos secretos de la OTAN”, El Viejo Topo) con la finalidad de criminalizar los partidos de izquierda o manipular la opinión pública para que aceptasen determinadas decisiones políticas favorables a los Estados Unidos.
Desde los famosos atentados del 11 de Setiembre de 2001, los ciudadanos de los Estados Unidos son víctimas de un cierto “estado de excepción” que ha implicado que derechos tan fundamentales como el derecho de la vida, el derecho a no recibir torturas, el derecho a la presunción de inocencia, el derecho d’habeas corpus, el derecho de tutela judicial efectiva o el derecho al secreto de las comunicaciones se hayan convertido en papel mojado. Con las potestades otorgadas a partir de la legislación antiterrorista aprovada por el senado americano, el presidente de los Estados Unidos puede asesinar a quien quiera fuera del propio territorio americano. En este sentido. Se calcula que más de 4.000 personas han sido asesinadas desde el 11 de Setiembre por órdenes dictadas por Bush hijo y Obama, la mayoría ejecutadas mediante los ataques de aviones no tripulados conocidos como “drones”. El gobierno norte americano ha apresionado al resto de gobiernos de la OTAN para que colaboren con estas acciones -recordamos los famosos vuelos de la cia que tenían Guantánamo como destino final- y sigan sus pasos en relación a la suspensión de los derechos fundamentales aplicada por Estados Unidos.
Por suerte, todas las acciones militares y policíacas anteriormente comentadas han sido contestados desde casa con un amplio movimiento que tuvo su máximo exponente con la campaña contra la participación de España en la ocupación de Irak. Así mismo, Cataluña es uno de los lugares del mundo occidental donde está más enraizada la solidaridad con la lucha del pueblo palestino por su liberación nacional.
En determinados despachos y en algunas cátedras universitarias, se puede hacer como si todo esto nunca hubiese existido y como si no tuviese ninguna influencia en el proceso actual que vive Cataluña. En todo caso, los partidarios de arrodillarse delante del Imperio Occidental han de tener siempre presente la decisión del pueblo catalán de no pertenecer a la OTAN y han de saber que siempre nos tendrán delante. Es un deber moral y político que tenemos, entre otros, con nuestros bisabuelos antimilitaristas de los tiempos de la guerra de Marruecos.