Cómo defenderse de las armas no letales

Cómo defenderse de las armas no letales

En los tiempos de la guerra fría, cuando se llegó a la situación de “mutua destrucción asegurada”, los estrategas norteamericanos comenzaron a quejarse de que el equilibrio del terror les condenaba a la impotencia militar.

O renunciaban a la guerra, con lo cual debían plantearse incluso su misma razón de existir, o se arriesgaban a provocar una catástrofe de la que nadie obtendría ventaja alguna. Para salir de ese callejón sin salida propusieron lo que llamaron “guerras de baja intensidad” que supuestamente estaban concebidas para no traspasar nunca el umbral nuclear.

Las llamadas armas no letales o inhabilitantes nacen de una motivación de fondo similar. Tanto los militares como los policías, desde hace ya décadas, han venido expresando su insatisfacción por no poder controlar todas las fases de la escalada de la violencia que provocan sus acciones. Los primeros, los militares, porque estimaban que en una batalla es mucho más eficaz provocar heridos que muertos en el bando contrario. Los muertos se entierran o se abandonan, pero los heridos deben ser atendidos y eso obliga al otro bando a emplear hombres y recursos que no se van a poder utilizar en el campo de batalla. Además, el espectáculo de los compañeros heridos desmoraliza al enemigo.  Los policías, por su parte, estimaban que para poder disolver a las multitudes con eficacia pero sin provocar grandes escándalos políticos debían poder disponer de un amplio abanico de medios que les permitiese una respuesta represiva gradual y flexible.

Desde los años sesenta del siglo pasado, se ha venido experimentado con armas especialmente diseñadas para  incapacitar o repeler a personas con una baja probabilidad de provocarles la muerte o daños permanentes (o, al menos, así es como las han presentado).

Todos conocemos los cañones de agua, los gases lacrimógenos y las tristemente célebres pelotas de goma. A esos medios “clásicos” se han añadido en las dos últimas décadas toda una panoplia de nuevos instrumentos. Los medios más innovadores han procedido de Israel, EE.UU y Rusia. Por citar  sólo algunos 1:

1)Fusiles láser y otras armas ópticas que disparan un chorro de luz capaz de provocar ceguera transitoria o definitiva.
2)Cañones de sonido que aturden al generar vértigo, espasmos, confusión mental y náuseas.
3)Cañones de microondas que provocan quemaduras y dolor.
4)Fusiles electromagnéticos que causan ataques semejantes a los causados por la epilepsia.
5)Pistolas de energía termal que elevan la temperatura corporal.
6)Lanzadores de espuma que inmovilizan a las personas pegándolas al suelo.
7)Pistolas eléctricas que provocan dolor y caídas al generar incapacidad de coordinación muscular.
8)Gases paralizantes o irritantes.
9)Armas psicotrónicas que pueden provocar transtornos mentales transitorios (como oír voces en el cerebro)
10)Armas de apresamiento que lanzan redes a las personas que se quiere inmovilizar; las redes pueden estar electrificadas para provocar inmovilización por descargas eléctricas.

Estas armas han sido ya utilizadas en escenarios bélicos, como Iraq, Afganistán o los territorios palestinos (uno de los “laboratorios” más utilizados para ensayar este tipo de armas) y también para disolver manifestaciones o reducir a detenidos por la policía. Algunas de ellas (las más manejables y portátiles) ya se pueden adquirir en tiendas “on line” .2

Los problemas jurídico-políticos que plantean este tipo de armas son diversos. En primer lugar, algunas de ellas se han revelado bastante más letales que lo que su presentación propagandística sugiere. En un informe de Amnistía internacional3 se relacionan 269 muertes por el uso de las pistolas eléctricas. Recibir una descarga eléctrica cuando se padece una enfermedad coronaria o se lleva un marcapasos puede conducir a la muerte. También el uso de gases paralizantes o irritantes puede comportar daños letales para personas con problemas respiratorios. Algo semejante se puede decir de la ceguera, la rotura de los tímpanos, la sensación de vértigo, las náuseas o las quemaduras. Todos esos efectos pueden ser la causa directa de caídas, golpes o agravamiento de enfermedades que pueden provocar lesiones de por vida o directamente la muerte.

En segundo lugar, las llamadas armas no letales son instrumentos muy adecuados para infligir torturas y malos tratos, en la calle y en las comisarías.  

En tercer lugar, su supuesto carácter no letal es una invitación a normalizar su uso incluso contra manifestantes decididamente no violentos, dado que sus efectos son supuestamente poco dañinos4 . Resulta inquietante, en ese sentido, que en alguna presentación a la prensa que se ha hecho en EEUU de este tipo de armas los manifestantes de pacotilla contra los que se hace la demostración representen a manifestantes pacíficos y antibelicistas5. De hecho, en EEUU ya se han utilizado algunas de estas armas contra activistas de “Occupy Wall Street”, un movimiento claramente pacífico, o contra las personas no violentas que protestaban contra la reunión del G-20 en Pittsburgh, en septiembre de 20096.

Hay textos legales que pueden ser invocados frente a este tipo de armas, las cuales, por muy no letales que se presenten, siguen siendo lo que su propio nombre indica, es decir, armas. Desde la  Convención contra la tortura y los tratos inhumanos y degradantes hasta los Convenios internacionales contra las armas químicas y bacteriológicas, pasando por las Convenciones de Ginebra y los Protocolos añadidos de 1977, existen argumentos legales para prohibir o al menos limitar su uso. Las armas inhabilitantes, por muy no letales que sean o parezcan, están sujetas a las mismas restricciones legales que las armas letales. No pueden, por ejemplo, ser utilizadas de forma indiscriminada y su uso debe respetar los principios de necesidad, humanidad y proporcionalidad. Por último, si estos instrumentos legales no son suficientes siempre es posible promover la aprobación de nuevas normas jurídicas que pongan coto a su uso.

La defensa de la libertad de manifestación puede volver a ser importante en los próximos tiempos. Y la mejor manera de defenderla es practicándola. Al fin y al cabo, todos los derechos y libertades reconocidos en las declaraciones legales son el resultado de largas luchas que siempre empezaron con su práctica.

(1) En el siguiente documental se puede ver cómo funcionan algunas de ellas: http://www.youtube.com/watch?v=TIEXzioLRM8 . Para una visión panorámica y actualizada del tipo de armas que están en fase de experimentación o perfeccionamiento ver el documento del Pentágono sobre armas no letales: http://info.publicintelligence.net/DoD-NLW.pdf
(2) http://www.encargos-autodefensas.com/DEFENSAS-EL-CTRICAS.html
(3) http://www.es.amnesty.org/noticias/noticias/articulo/amnistia-internacional-denuncia-el-descontrol-en-el-uso-de-armas-tipo-taser-por-parte-de-fuerzas-de/
(4) Como sucedió en la Universidad de Florida en 2007 cuando un estudiante planteó preguntas incómodas al entonces senador John Kerry y únicamente por eso fue arrestado in situ por la policía. Al ejercer una resistencia mínima a su detención, la policía le aplicó una descarga eléctrica con una pistola Taser. Ver el incidente en: http://www.youtube.com/watch?v=SaiWCS10C5s&;list=PL6B8D08A306BF1CE5
(5) http://www.youtube.com/watch?v=dmuyLIrSjxI
(6) http://www.youtube.com/watch?v=abU04q00AkM



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