Gandhi y la noviolencia
Cada año, el 30 de enero se recuerda el asesinato de Gandhi, con tal motivo se celebra el Dia Escolar de la Noviolencia y la Paz.
El 30 de enero, se celebra el Día Escolar de la Noviolencia ya que tal día como hoy, en 1948, fue asesinado Mohandas Gandhi, sin duda una de las personas más notables del Siglo XX. Una figura poliédrica con múltiples facetas, de las que destaca un pensamiento, ahimsa, que nosotros llamamos noviolencia, que él convirtió en el objetivo principal de su vida.
La noviolencia fue concebida por Gandhi como un medio, pero a la vez como un fin. Es conocido que para Gandhi fines y medios son inseparables. Así, la noviolencia es un método pero también un objetivo para conseguir una sociedad justa, que se concretaba en erradicar todas las violencias, la directa, por considerar que la vida de las personas es sagrada y por lo tanto inviolable, pero también las violencias estructural y cultural.
La violencia directa contra las personas tiene en la guerra y su preparación su máxima perversión. Por tanto, el ahimsa, rechaza los ejércitos, el gasto militar y el comercio de armas como elementos que perturban e impiden la paz. Gandhi soñaba en un gobierno mundial (Naciones Unidas) con una fuerza coercitiva capaz de preservar la paz y permitiera eliminar todos los ejércitos.
La violencia estructural proviene de las desigualdades entre las personas por un orden económico y social injusto que impide cubrir unas mínimas necesidades vitales: como las condiciones adecuadas de vivienda, de nutrición, de sanidad, de educación y ambientales o que vulneren las libertades y los derechos esenciales de expresión y de reunión.
Esta es difícilmente sostenible si no hay una justificación que la presente como normal e inevitable. Es la violencia cultural que se ejerce desde la ideología dominante y que se manifiesta a través de la educación reglada, los medios de comunicación, productos culturales u otros elementos del universo simbólico que legitiman diferentes prácticas violentas .
Violencias personal, cultural y estructural que hoy están muy presentes y visibles en nuestra sociedad.
Identificamos primero la violencia personal. Es cierto que hoy no sufrimos en directo la guerra, pero no se puede decir que nuestro Estado no contribuya a su preparación. En España se gastan cada día 45 millones de euros en gasto militar y se exportaron armas en el primer semestre de 2013 por valor de 1.821 millones de euros a países como Egipto, Arabia Saudita o Israel. Es decir, se ha contribuido a alimentar conflictos y la represión de la población en otros lugares.
Por otro lado encontramos la violencia estructural. ¿Cómo podemos llamar al enorme recorte de derechos de la ciudadanía desencadenada por nuestros gobiernos si no de violencia? Repasemos algunos de los elementos más visibles: un proyecto de ley de seguridad ciudadana destinado a impedir el derecho de expresión y manifestación en espacios públicos con multas inverosímiles que pueden llegar los 30.000 euros; una ley de educación que discrimina en función de la lengua sino es la castellana, de la religión sino es la católica, de la historia sino es la de España; una ley de aborto que impide a las mujeres decidir de forma libre sobre la maternidad; una ley de reforma laboral que despoja de derechos a los trabajadores para dejarlos indefensos ante el capital.
Los efectos de estas violencias son bien visibles: colas de gente en comedores sociales o recogiendo comida a los bancos de alimentos; gente sin techo o desahuciados por impagos de hipotecas, aumento del paro; educadores, padres y madres en defensa de la enseñanza en catalán; limitación de derechos a los inmigrantes y actitudes xenófobas en algunos gobiernos municipales (Badalona, Salt …); malos tratos en una especie de prisiones (el CIES de Zona Franca). Resumiendo, se trata de una enorme violencia estructural contra los más desfavorecidos de un sistema manifiestamente injusto. O la violencia cultural contra aquellos que no pertenecen a la cultura oficial dominante. Por ejemplo, ¿Cómo se justifica el impedimento de construir mezquitas en centros urbanos y enviarlas a polígonos industriales? Se trata de una manifiesta marginación de los otros, los diferentes, por pertenecer a culturas minoritarias.
Para Gandhi, la no violencia no sólo fue un instrumento para liberar la India del imperio británico, también tenía que comportar justicia social que sólo se podía conseguir con un pleno desarrollo de los derechos humanos para toda la ciudadanía, sin la cual no podría llegarse al estamento superior, la Paz. Este era el ideal por el que Gandhi trabajaba y el 30 de junio de cada año recordamos.
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