La apuesta del Estado español en la OTAN
Artículo publicado en Diagonal
En octubre 2011 Rodríguez Zapatero anunció la participación española en el sistema de defensa antimisiles de EEUU en Europa, que se traducirá en la instalación de su componente naval en la base de Rota. Y pronosticó beneficios económicos para la zona.
En septiembre 2009 Obama aprobó el proyecto de escudo (sustitutivo del planeado por la Administración Bush), consistente en el despliegue gradual de radares y interceptores de misiles, de forma que en 2018 cubra toda Europa. Se interconectará con el escudo antimisiles israelí a fin de proteger países árabes aliados de EEUU.
El escudo para Europa se integrará en el sistema global estadounidense de defensa de misiles, constituido por radares detectores del misil atacante, misiles interceptores para destruirlo y centros de control que conectan sensores y misiles interceptores. Un elemento de este sistema global, ubicado en barcos, es el sistema defensivo Aegis BMD desarrollado por la empresa Lockheed Martin. Los barcos albergan radares, misiles interceptores fabricados por Raytheon y centro de control. La mayoría de barcos equipados con Aegis BMD están fabricados por Northrop Grumman. Las tres empresas que se benefician claramente del proyecto, están muy bien representadas en los comités asesores del Departamento de Defensa de EEUU sobre política de defensa (los miembros de los comités son, en su mayoría, directivos del sector privado de defensa). Los consejos de dichos comités suelen convertirse en la solución definitiva y son implementados por el gobierno.
Los buques, además de la función de escudo antimisiles, participarán en misiones marítimas de la OTAN y de «apoyo de respuesta rápida» a los comandos estadounidenses AFRICOM (que cubre la mayor parte de África) y CETCOM (del Cuerno de África hasta Pakistán).
Rota alojará cuatro buques equipados con Aegis BMD y un destacamento de 1.100 militares y 100 civiles. Esto viola una de las condiciones del referéndum de 1986 sobre la permanencia de España en la OTAN: la reducción progresiva de la presencia militar de EEUU.
Rodríguez Zapatero dijo que el escudo «[…] tiene como objetivo mejorar la defensa y la seguridad de nuestros ciudadanos […] tendrá un impacto muy significativo en términos socioeconómicos «. Dicho impacto representará 50 millones de euros anuales y la creación de 1.000 puestos de trabajo (directos e indirectos).
El estamento militar no emplea eufemismos. Según el general
Ballesteros, director del Instituto Español de Estudios Estratégicos, el
alcance de la decisión «no puede medirse por los puestos de trabajo que
cree, por importantes que estos sean» sino, sobre todo, porque «es una
apuesta política clara para convertir a España en un socio leal y fiable
para la OTAN y para EEUU «.
La supuesta creación de empleo estará
totalmente supeditada a la eventualidad de la permanencia del personal
americano en Rota. Por tanto será muy volátil. Los puestos de trabajo en
la base han sido siempre muy inestables. La región precisa creación de
puestos de trabajos consolidados y ligados a la economia productiva.
La implementación del sistema antimisiles tendrá consecuencias muy graves:
1. Los presuntos enemigos de EEUU se sentirán debilitados en su capacidad defensiva e intentarán mejorar su tecnología militar para eludir el escudo. La reacción puede provenir de países como Irán y, cuando el escudo tenga mayor extensión, también de otros, como China. La obsesión de Occidente por la protección fomenta desconfianza por parte de otros países. El resultado, aumento del armamentismo y del gasto militar mundial.
2. Genera recelo en Rusia. En noviembre de 2011 el presidente ruso expresó la preocupación por el proyecto, ya que debilita el poder ofensivo ruso. Expuso su decisión de equipar los misiles rusos con sistemas de penetración del escudo y, si fuera necesario, desplegar misiles que aseguren la destrucción del componente europeo del escudo. Añadió que Rusia se reserva el derecho de rechazar posteriores medidas de desarme y de abandonar el tratado START de limitación de armas nucleares. En 2010, cuando Rusia y EEUU firmaron el tratado, el ministro ruso de Exteriores declaró que si el potencial de defensa antimisiles de EEUU suponía una disminución en la eficacia de las fuerzas nucleares rusas, Rusia abandonaría el tratado. Su invalidación representaría el inicio de una nueva carrera armamentística nuclear.
3. El mayor peso de España en la OTAN la convierte en objetivo
militar de primer orden para los potenciales enemigos de EEUU y supondrá
mayor posibilidad de que sea atacada.
4. Rota gana importancia
militar y eso puede implicar un incremento del tránsito de armamento,
inclusive el nuclear. El gobierno español está obligado, según el
Convenio de Defensa con EEUU, a autorizar las escalas de los buques
americanos sin pedir información sobre qué tipo de armas transportan.
Esto entra en conflicto con otra condición del referéndum de 1986, la
prohibición de introducir armas nucleares en territorio español. Un
accidente nuclear fortuito convertiría Cádiz en otro Fukushima.
5. La función de los buques alojados en Rota, de apoyar operaciones de la OTAN y de EEUU en África y Asia, reforzará, aún más, la posición de complicidad de España en la estrategia belicista norteamericana y la posición de Rota como objetivo militar.
El escudo antimisiles de EEUU y la OTAN acentúa su opción militarista respecto las relaciones internacionales y fomenta la militarización mundial y la espiral armamentística. No resuelve la desconfianza y el recelo entre países, los incrementa. Una situación internacional basada en la confianza y el respeto mutuos exige una disminución progresiva del gasto militar mundial. Y en la situación actual de gravísimos recortes del gasto público, un aumento del gasto militar es una aberración.
Nuestro gobierno, con su seguidismo de la política de EEUU, pone a España en una clara situación de riesgo.