La conferencia de inseguridad de Múnich
Cada año se celebra en Múnich una Conferencia de Seguridad donde se reunen los máximos mandatarios mundiales. La conferencia de este año ha sido sufragada, como en años anteriores, por empresas militares.
La geoestrategia mundial también
tiene su conferencia anual. Se reúne en Múnich pocos días después de que
los magnates de las finanzas, corporaciones y transnacionales se reúnan
en Davos para dirimir como incrementar el PIB de sus cuentas
particulares. En Múnich, se reúnen para hablar de seguridad, pero
también de los beneficios que ésta pueda aportar, pues allí, además de
los representantes de las cancillerías y los ministerios de defensa,
también se citan los fabricantes y mercaderes de armas más importantes
del mundo.
Precisamente son estos los que sufragan la conferencia, pues esperan que durante el evento se firmen substanciosos contratos que beneficien a sus empresas. Este año, han sido dos de las más importantes empresas militares alemanas, a saber: Krauss-Maffei, fabricante del conocido blindado Leopardo (el ejército español cuenta con ellos); y Thyssen-Krupp, suministradora de componentes de armamentos y vieja conocida por su vinculación con los regímenes prusiano y nazi que propiciaron la 1ª y 2ª guerras mundiales, empresas que han corrido con los gastos de la conferencia.
En Múnich se ha tratado de los cambios que se han producido en la situación mundial. Seguro que se han debatido un sinfín de cuestiones que preocupan a las potencias: el conflicto que enfrenta a China y Japón por unas islas que limitan sus aguas territoriales; del acuerdo alcanzado sobre el supuesto y nunca demostrado peligro nuclear iraní; de Ucrania, de Corea del Norte, de Afganistán… Pero, el tema que obsesiona y absorbe los debates, como viene siendo habitual en los últimos años ha sido el terrorismo y cómo combatirlo.
Este último es el tema que más seduce a las empresas de seguridad y militares, debido a los enormes recursos que se dedican para luchar contra un enemigo tan difícil de localizar. Por un lado está todo el enorme entramado de seguridad interna de que se rodean los estados para impedir un ataque en el interior de sus territorios. Es la denominada en Estados Unidos, Homeland Security (seguridad interna), iniciado tras los atentados del 11-S y seguido después por todos sus aliados del bloque atlántico/occidental/capitalista. Tema que seduce a las voraces empresas de seguridad por las enormes sumas que los estados dedican a ese menester. Empresas que aportan toda su sabiduría tecnológica para demostrar los avances que en este campo han conseguido para controlar a la ciudadanía. Digo controlar a la ciudadanía, porque ante tan enigmático enemigo, los estados prefieren sacrificar los derechos y libertades de la propia población antes que actuar sobre las causas que provocan el terrorismo.
Seguridad, que pasa también por atacar a los invisibles terroristas allá dónde se escondan. En ese sentido, en Múnich, seguro se habló de los avances que en ese campo se han llevado a cabo para abatir a terroristas y enemigos con los nuevos ingenios de drones (aviones no tripulados) y robots.
Lo que es seguro que no se debatió en
esa conferencia, ha sido cómo erradicar las causas que motivan ese
terrorismo. Que indudablemente existe, pero que parece difícil, sino
imposible, combatirlo con medidas militares. ¿Acaso no sería más
oportuno intentar poner solución al conflicto que enfrenta a árabes e
israelíes sobre la ocupación de Palestina? Por ejemplo, apoyando un solo
estado compartido por las dos comunidades, o la más difícil de
sancionar a Israel por no acatar las resoluciones de la ONU hasta
posibilitar la creación del estado palestino.
Otra medida para
dejar sin argumentos a los partidarios de esa guerra santa contra EEUU y
sus aliados sería dejar de apoyar a los regímenes autoritarios del
Norte de África y Oriente Próximo y Medio que reprimen el islamismo
político. Y en su lugar, presionarlos para que respeten los derechos
humanos de sus poblaciones, previa amenaza de retirarles ayudas.
Seguro que medidas como ésas ayudarían más y mejor a desactivar las causas que motivan a esos mujaidines a luchar contra quienes consideran causantes de los agravios y atropellos cometidos contra el mundo musulmán.
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