La cultura de la guerra no debe entrar en la Universidad

La cultura de la guerra no debe entrar en la Universidad

Con el pretexto de conseguir la excelencia en la enseñanza de los futuros oficiales y militares profesionales, el proyecto de ley de Carrera Militar pretende dar rango universitario a la enseñanza militar y establecer una vinculación orgánica entre las academias militares y la institución universitaria.
Centre Delàs. Materiales de Trabajo, núm 31 (abril 2007)

Justicia i Pau y la Fundació per la Pau han iniciado una campaña por evitar la militarización de la Universidad que pretende el Ministerio de Defensa, en la cual pide el pronunciamiento de la comunidad universitaria contra esta agresión al espíritu de la Universidad.

Querer transformar los estudios militares en estudios universitarios es una afrenta a la Universidad y a su sentido como espacio de la razón, de la cultura y del debate por impulsar el progreso de la humanidad. Es decir, todo aquello opuesto a la guerra y su preparación.

Es un nuevo intento de militarizar el campo de la docencia, que va acompañado de toda una política activa por introducir la cultura militar en la sociedad, y especialmente en la juventud, con la presencia en espacios juveniles, con oficinas de reclutamiento móviles o con el esfuerzo por introducir también la cultura militar, bajo el eufemismo de cultura de defensa, en la nueva asignatura de educación para la ciudadanía.

Es una propuesta que busca atraer los futuros militares animándolos a formar parte del ejército mediante un reconocimiento universitario.

La adscripción de los centros de enseñanza militar en las universidades públicas aumentará la presencia de los militares, como tal, en los órganos de gobierno universitarios, instituyendo la intervención, directamente o indirectamente, del Ministerio de Defensa en la vida universitaria, por la vía de la “colaboración”.

No es un proyecto que abre las puertas de la Universidad a toda la población. Los militares siempre han podido cursar estudios universitarios como cualquier otro ciudadano. La universidad no excluye a ninguna persona, aunque sabemos con certeza que todavía hay muchas personas que no pueden acceder a ella por la insuficiencia de becas, la dificultad de poder compaginar trabajo y estudios o por otros mecanismos de exclusión social. Hace falta que los recursos públicos se utilicen en mayor medida para socializar la Universidad y no para militarizarla. Hace falta también la promoción en los centros universitarios, con más recursos, de la educación por la paz, la cultura de la paz y la investigación por la paz.

Subvertir el sentido de la Universidad como lo hace esta propuesta no afecta sólo a la Universidad o a la comunidad educativa como un ente aislado, sino que afectará, si se lleva a término, a toda la sociedad presente y futura. Esta no es una cuestión de jóvenes o de universitarios, es una cuestión de todo el mundo.

Es por ello por lo que es imprescindible que se retire de este proyecto de ley el carácter universitario de la enseñanza militar y la creación de un sistema de centros universitarios militares adscritos a la Universidad para impedir que la cultura de la guerra entre en esta institución.



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