La guerra vuelve a Europa

La guerra vuelve a Europa

La reciente guerra en Osetia del Sur, entre Georgia y Rusia, pone de nuvo encima de la mesa el enfrentamiento en territorio europeo de las dos grandes potencias, Rusia y Estados Unidos. Los paises europeos integrados en la estructura militar de la OTAN, les guste o no, han tenido que tomar partido al lado del país que ha empezado la guerra, Georgia, aliada d’EE.UU. y aspirante a entrar en la OTAN.
Centre Del’as d’Estudis per la Pau, 2/setiembre/2008

Una vez más, las armas han suplantado la razón y Europa ha asistido impasible a que las grandes potencias jueguen a la guerra en su territorio. El pasado 7 de agosto, el gobierno de Georgia, aliado de los Estados Unidos y aspirante a entrar en la OTAN, lanzaba una ofensiva militar sobre Osetia del Sur con el afán de recuperar este territorio perdido tras una guerra de dos años (1990-92) en la que esta provincia, al igual que la de Abjazia, salían victoriosas y se declaraban independientes del gobierno georgiano. La respuesta de Rusia, que está presente en ambas provincias con fuerzas armadas, ha sido contundente, respondiendo con una guerra abierta y desmesurada en Georgia. Como todas las guerras, las consecuencias han sido desastrosas para la población, centenares de muertes, destrucción de infraestructuras civiles, decenas de miles de refugiados y expulsión de población con connotaciones de limpieza étnica, entre las dos partes enfrentadas.

Para comprender este conflicto hace falta tener en cuenta sus razones históricas, la responsabilidad directa de Rusia y de Georgia y la influencia de las políticas de los EE.UU. y la OTAN en el calentamiento del ambiente bélico en la región.

El Cáucaso, es una región multiétnica, dónde la convivencia entre las diferentes comunidades no ha sido fácil en su historia pasada. Las dos provincias tienen lengua y cultura propias. Tanto en Georgia, como Osetia del Sur y Abjazia, ha habido desde 1990 múltiples denuncias de violaciones de los derechos humanos de las minorías. Osetia del Sur como Abjazia, son provincias que, ejerciendo el derecho de autodeterminación, se declararan independientes en 1989 y 1992, respectivamente; lo que no fue aceptado por el gobierno de Tbilisi. Por su parte, Rusia tiene tropas destacadas en las dos provincias, fruto de los acuerdos de paz de 1992.

La responsabilidad inicial de esta nueva guerra recae en la política del nacionalista Saakashvili que gobierna Georgia de no respeto de los acuerdos de paz de 1992, por haber lanzado una ofensiva militar sobre la provincia de Osetia del Sur. Aun así, Rusia también tiene graves responsabilidades criminales en el Caucaso. En primer lugar, porque respondió con una guerra desmesurada el ataque de Georgia a Osetia del Sur. En segundo lugar, por que mientras reconoce a Osetia del Sur y Abjazia el derecho de autodeterminación –debido a su carácter pro ruso– se lo niega a Chechenia, dónde ha llevado a cabo una guerra brutal con más de 50.000 muertos y 200.000 refugiados.

Desde un punto de vista geopolítico, Georgia tiene un alto valor para las dos grandes potencias mundiales –los EE.UU. y Rusia. Por Georgia pasa el más importante oleoducto que proviene del mar Caspio en dirección al mar Negro y al mar Mediterráneo (el BTC), cuya protección ha sido financiada por EE.UU. Es por eso por lo que Georgia tiene grandes posibilidades de entrar en la OTAN. Lo cual ha sido considerado por Rusia como una amenaza contra su seguridad, junto con al hecho que los Estados Unidos haya llegado a acuerdos para instalar el escudo antimisiles en la República Checa y Polonia.

Estados Unidos y Rusia han utilizado esta guerra para comprobar su influencia geoestratégica en el mundo. Hoy han medido sus fuerzas en Georgia, mañana quizás lo hagan en otras partes del mundo, como Ucrania, Transniester de Moldavia, o Irán.

Por otra parte, es importante resaltar que el derecho a la libre autodeterminación es un derecho inalienable de cualquier pueblo o nación, tal y como está recogido en el art.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966. Si a Eslovenia, Croacia, Bosnia, Macedonia, Montenegro y Kosovo se les ha reconocido el derecho de autodeterminación y a formar un estado propio, por qué no pueden disfrutar de este derecho Osetia del Sur y Abjazia?

Finalmente, Europa occidental es prisionera a través de la OTAN de la política de los EE.UU., comportándose de manera irresponsable ante una posible nueva guerra fría en Rusia, favoreciendo la expansión de la OTAN y la instalación del escudo antimisiles ante las fronteras rusas.

Por tanto, sería deseable una política exterior del gobierno español y de la UE encaminada a conseguir una Europa neutral y distanciada de las políticas de las dos grandes potencias y que juegue un papel de mediación en la solución política y pacífica de los conflictos. El gobierno español debería distanciarse claramente de las políticas agresivas de la OTAN y de los Estados Unidos y trabajar activamente por construir un mundo en paz dónde la violencia no sea nunca una opción para resolver los conflictos.



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