Más Mano Justa en El Salvador

Más Mano Justa en El Salvador

El Salvador sufre una “epidemia de violencia”, pero tiene una posibilidad de intentar salir de ella. Artículo publicado en La Directa.

Hace ya doce años que  en El Salvador – el país territorialmente más chiquito de Centroamérica pero con mayor porcentaje de población ( 6..290.000 habitantes)-    se firmaron los Acuerdo de Paz que, supuestamente, perseguían finalizar  el conflicto armado interno. Conflicto armado que, también durante  doce años, se desarrollo  en el país. Formalmente se pretendía  instaurar una paz duradera que permitiera a la sufrida población salvadoreña,  afrontar un futuro  sin violencia dentro de un régimen político democrático en el que abordar  las causas que originaron el conflicto: pobreza, falta de libertades y de justicia social, inequidad…

Sin embargo y pese a que –según el Informe de Desarrollo Humano de Naciones Unidas-  la situación económica  en El Salvador ha “mejorado”  desde la finalización del conflicto armado (gracias sobre todo a las remesas de los inmigrantes), la violencia no sólo no ha desaparecido sino que ha alcanzado  niveles superiores a los registrados en la fase de guerra.

La OMS define como “epidemia de violencia” la situación de los países con una tasa de muertes violentas de 10 homicidios por 100.000 habitantes. Según el informe Delincuencia Organizada Transnacional en Centroamérica  y el Caribe  realizado por la ONU, en El Salvador la cifra de homicidios es de 69 por cada 100.000 habitantes. Así pues, la epidemia de violencia en El Salvador es supera en cinco veces la tasa establecida  por la OMS.
 
Estos datos sitúan a El Salvador en  el segundo puesto de países con mayor índice de violencia delincuencial ranking  que a nivel mundial encabeza Honduras con una tasa a finales del 2012  de 91,6 homicidios por 100.000 habitantes.  Destacar que en el salvador los años 2009, 2010 y 2011 fueron los años con la tasa de homicidios más alta  desde la firma de los Acuerdos de Paz con 4.367, 4.004 Y 4.362 homicidios respectivamente. En esos años, el promedio fue de 14  homicidios diarios, lo que originaba 98 semanales (sigan multiplicando…). .

Por ello alienta que, dentro de esa epidemia de violencia,  el 2012 (a pesar de alcanzar la tasa de 400 muertes violentas  mensuales  en enero y febrero) cerrara con 2.571 asesinatos lo que representa una reducción del  41 % en relación al  2.011.

¿Qué origina esta inesperada –y bienvenida-  reducción de la violencia delincuencial?  La razón hay que buscarla en la tregua acordada entre los  líderes pandilleros de las Maras juveniles con mayor actividad delincuencial, de acabar con los homicidios tanto entre las propias pandillas como la ejercida   contra los miembros de los cuerpos policiales y del ejército. La tregua se anunció el 9 de marzo del 2012 y desde esa fecha los homicidios se han reducido considerablemente tal y como evidencias los datos del 2012.

Si bien esta tregua no ha acabado ni con las amenazas  y extorsiones de los pandilleros hacia los habitantes  de las zonas   que controlan  lo cierto es que la dinámica de disminución se mantiene se mantiene en el 2.013, . En los meses transcurridos hasta el dia de hoy , tal y como reconoce David Mungía Payés,  ministro de Justicia y Seguridad Pública, el índice de homicidios se ha reducido  un  54 % en relación a las mismas fechas del 2012,  pasando de 14 a 6  crímenes diarios.  En el mes de enero del presente año se registraron 190 homicidios cuando en el mismo periodo del 2012 se reportaron 413. Es sorprendente, solo en un mes aq 223 personas no les robaron la vida…  

No sólo se mantiene la tregua sino que además en diciembre del 2012, los líderes pandilleros aceptaron la propuesta iniciar una nueva fase de prevención de la violencia y el delito creando  municipios libres violencia en los que promover la reinserción de los pandilleros en la vida productiva bajo la supervisión del Cte. Internacional de la Cruz Roja y la OEa. La opción de iniciar esta  nueva fase focalizada en los seis municipios en los que las pandillas se han comprometido a “terminar todo tipo de violencia” – no sólo los homicidios que mantienen en su tregua-  ha sido planteada por el Presidente Maurico Funes. Su opción merece ser destacada ya que, hasta hace poco, era reticente a cualquier acercamiento a las pandillas o búsqueda de alternativas a la mera acción policial. Ahora, con una  inversión de 33 millones de dólares en apoyo a esta iniciativa, destinados: a reinserción socio productiva 18,9 millones de dólares; inserción educativa 4,3 millones de dólares, salud integral 9,3 millones de dólares y finalmente seguridad ciudadana y prevención de violencia 790.000 dólares

Las políticas de Mano Dura fracasaron y originaron un alto nivel de violencia, muerte, dolor…  y  costos económicos desorbitados. Quizás, pese a todas las limitaciones, contradicciones e insuficiencias se abra una nueva oportunidad de atajar la violencia delincuencial sin tener que recurrir a las políticas represivas.   Las causas que originan la violencia delincuencial no se solucionan con otras medidas violentas i/o represivas  sino con mejores y más amplias políticas públicas preventivas. Lo que hace falta es Más  Mano Justa.



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