¿Mercenarios para proteger el Barça?

¿Mercenarios para proteger el Barça?

Artículo publicado en La Directa número 350 sobre las relaciones comerciales de defensa y seguridad entre España e Israel. Firmado por Alejandro Pozo, investigador del Centre Delàs d’Estudis per la Pau y coautor de «La Defensa, la Seguridad y la Ocupación como Negocio. Relaciones comerciales militares, armamentísticas y de seguridad entre España e Israel».

En su visita reciente a Israel, el Barça ha sido escoltado por International Security and Defense Systems (ISDS), que se presenta como «creada en 1982 por oficiales muy experimentados, antiguos efectivos de la Agencia de Seguridad de Israel, el Mossad y las Fuerzas de Defensa». Según un cable de 2008 del Gobierno de EEUU filtrado por Wikileaks, ISDS sólo es propiedad de su presidente, Leo Gleser, y tiene entre 10 y 15 trabajadores directos. Funciona como un contratista general que subcontrata trabajos, no produce nada pero promueve productos de otras compañías. Tiene o ha tenido operaciones en Israel, EEUU, Perú, Argentina, México, Honduras, Panamá, Brasil, Grecia, España, India, China, Kenia, Angola, Nigeria y Sudáfrica. Proporciona servicios de seguridad para macroeventos y embajadas, entrena fuerzas especiales y ha colaborado con algunos de los regímenes más detestables de América Latina.

Leo Gleser nació y vivió en Argentina hasta los veinte años, cuando se unió al ejército israelí. Sirvió en el comando de Haruv, en la frontera con Jordania, y también operó en Gaza. Gleser reconoció en el diario Haaretz que esta experiencia en unidades antiterroristas «fue una preparación excelente para las cosas que hago hoy». Después de una etapa con la aerolínea israelí El Al como jefe de seguridad destinado a México y España, en 1979 inició su aventura latinoamericana, donde sería conocido como el «Coronel Gleser».

La contribución de ISDS en la guerra sucia en América Central ha sido explicada en varios artículos en Haaretz, El País y en un libro de Jon Lee Anderson. Autorizada por el gobierno israelí, ISDS habría proporcionado instructores y vendido material militar al gobierno de El Salvador para formar unidades especiales contra la guerrilla de izquierdas. El traficante de armas armenio Gerard Lachtanian dijo haber contratado a Gleser porque ISDS creara y formara en Honduras, entre 1981 y 1984, tanto a la guardia personal del presidente Roberto Suazo Córdova como a los «escuadrones de la muerte» del general Gustavo Álvarez Martínez, jefe de las Fuerzas Armadas y promotor de los excesos que supusieron almenos 250 ciudadanos asesinados o desaparecidos. ISDS proporcionó armas de la compañía Israel Military Industries y entrenó a la contra nicaragüense en la base de Tamara, cerca de Tegucigalpa. ISDS también trabajó en estos años con militares o paramilitares de México, Perú, Guatemala y Ecuador, de donde tuvo que huir tras ser acusado de secuestrar e interrogar recurriendo a la tortura, todo negado por Gleser. En América Latina, ISDS ha ofrecido cursos de «terror selectivo», «lucha urbana anti- terror» o «inteligencia y contra- inteligencia».

Según Yossi Melman, en Haaretz: «En Israel el sistema funciona así: El Ministerio de Defensa, el Ministerio de Exteriores o el Mossad reciben una petición para proporcionar asesoría de seguridad o para entrenar al ejército o fuerzas de seguridad para el gobernante de un país, normalmente un tirano. Como las autoridades no pueden o no quieren asistir al gobernante directamente, aunque ven su petición como importante para promover seguridad o intereses políticos, piden a una compañía privada que proporcione los servicios solicitados». Según Melman, durante años el Coronel Gleser fue descrito como el mercenario israelí que asistía a regímenes represivos. A Gleser le irrita que le digan mercenario, y lo niega. «Nunca he roto la ley», asegura, como si una cosa no estuviese relacionada con la otra. ISDS dice defender la «seguridad de la Patria y de sus valores nacionales», sin explicar cómo esto puede ser llevado a cabo por extranjeros, particularidad que sí casa con la definición de mercenario.

No es la primera vez que el Barça recurre a seguridad privada israelí: el entonces presidente Joan Laporta habría confiado, por unos 1.000 euros al día, su propia seguridad y la revisión de la del club a una controvertida compañía, BSI, al considerar que era «objetivo del terrorismo internacional». Tampoco es la primera vez que ISDS trabaja para intereses catalanes: habría prestado servicios de espionaje y contra-vigilancia a la familia de Jordi Pujol cuando fue investigada en 1992 por los servicios secretos españoles; impartido en 1989 un curso de mando en el Servicio de agentes Rurales; realizado un plan de emergencia para el Palau Robert y otro de seguridad integral para el edificio Torreferrusa, ambos públicos; o proporcionado equipos de seguridad al Departamento de Agricultura. Al menos cinco departamentos o entidades de la Generalitat fueron mencionados en una larga lista de clientes que ISDS presentó ante la División de Seguridad del Comité Organizador Olímpico Barcelona 92. En el momento de todos estos contratos, ISDS no estaba legalizada en España y existieron claros conflictos de intereses y favoritismos.

ISDS también declara haber tenido como clientes a Repsol-YPF, el Banco Santander, el Puerto de Barcelona, El Corte Inglés, Galerias Preciados, Telefónica y los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Y preocupa, que sus formas y experiencia hayan entrenado, según señala ISDS, el Grupo Especial de Operaciones (GEO), la unidad de élite del Cuerpo Nacional de Policía.


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Publicado en La Directa, el 27/02/2014
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