Mi programa de política exterior para Europa

Mi programa de política exterior para Europa

La política exterior y de seguridad de la Unión Europea continúa siendo una de las más importantes políticas pendientes de los estados europeos, pues nunca han querido ceder competencias en este ámbito, y los tímidos pasos dados en ese ámbito siempre han sido decepcionantes pues los estados no han querido ceder soberanía, celosos como son de sus nacionalismos patrios. A continuación, se detallan algunos pasos por donde debería transitar una política destinada a cambiar los signos de los tiempos nacionalistas.

1) Respecto a la Defensa

El concepto clásico de defensa tiene como objetivo prevenir riesgos, peligros y amenazas provenientes del exterior o del interior, destinado preferentemente a defender militarmente el territorio, las infraestructuras, la población y garantizar la soberanía de la nación/estado. La llegada de la globalización obligó a dar un cambio a esa concepción pues la interconexión entre países condujo a que la seguridad se planteara en términos compartidos a nivel regional pero también mundial. Ante ello, los estados europeos como el resto de los occidentales, para proteger los intereses de las corporaciones y transnacionales empezaron a diseñar una defensa militar de dimensión mundial con la cual protegerse de aquellos conflictos que pusieran en peligro el sistema en que se sustentan sus economías que, en definitiva, son los mismos que los de las corporaciones.

Desde un punto de vista de construcción de paz el horizonte social al que se debería aspirar es resolver los conflictos sin la necesidad del uso de la fuerza militar, es decir, por medios políticos. En este sentido, se deberían desarrollar medidas de prevención y transformación de los conflictos utilizando los organismos regionales e internacionales ya existentes, en este caso nuestro, a través de la UE, la OSCE y la ONU, basadas en políticas de diplomacia, diálogo, negociación y seguridad compartida, disponiendo de cuerpos de seguridad para facilitar, llegado el caso, la seguridad de la región o país afectado, cuerpos especialmente formados para la mediación y resolución de conflictos.

Hay que tener una propuesta de defensa que evidencie que las izquierdas son favorables al desarme y a resolver los conflictos sin el uso de la fuerza militar.

2) Respecto a la OTAN

La aceptación por parte de los 28 estados europeos miembros de la OTAN (Cumbre OTAN en Yale 2013), de aceptar un incremento del gasto militar hasta alcanzar el 2% del PIB en 2023, representará llegar a un gasto de 338.000 millones de euros (en 2016 fue de 254 M€). Para España que gasta el 0’9% del PIB en 2018 (9.635 M€ representará pasar a 25.000 M€). Unas colosales cifras difícilmente asumibles para España y muchos otros países europeos si no es menoscabando el precario estado de bienestar existente.

La OTAN, por otro lado, siempre ha sido un instrumento al servicio de la política exterior de EEUU y por ello siempre dirigida y comandada por los EEUU y ha estado y continúa siendo un factor de desestabilización en las relaciones con Rusia. OTAN que en su transformación en organización global también ser enfrenta a otros países: China o Irán.

En un momento en que el presidente Donald Trump pone en cuestión la continuidad de la OTAN y exige unos disparatados gastos militares, cuando por otro lado en Europa no se perciben amenazas a la seguridad, se debería ayudar a profundizar la crisis de este organismo militar y abonar su disolución. Pues lo que necesita Europa es mejorar las relaciones políticas con el resto de los países, y muy especialmente con Rusia e Irán.

3) Proyecto común de defensa europea PESCO

Por primera vez en la historia de la UE se ha puesto en marcha un proyecto de creación de una fuerza militar conjunta, la PESCO, con capacidad de actuar e intervenir fuera de su territorio. Por primera vez, la UE destinará una partida para I+D militar de 13.000 millones de euros destinados a subvencionar a la industria militar para que diseñe y produzca armamentos y tecnologías militares conjuntas para el período 2021-2027. Entre las medidas previstas es que las armas producidas entre los países de la UE estén exentas de pagar el IVA. Un desarrollo industrial militar que se pondrá al servicio de la producción de armamentos que servirán para implementar la PESCO.

Pero la creación de la PESCO no garantiza, ni mucho menos, la desaparición de la OTAN, con lo cual se abre el peor de los escenarios, pues se van a tener que soportar dos organizaciones militares la OTAN y la PESCO.

4) Alternativas

Cualquier proyecto de seguridad debería eliminar toda referencia a ejércitos defensivos o de intervención en el exterior para pacificar conflictos. Anacronismos que en el fondo no evitaron en el pasado la carrera de armamentos ni guerras arbitrarias en la periferia de Europa y que hoy ayudarían a incrementarlo. Ejemplo: Un antimisil se tan pernicioso como el misil o un antitanque lo es tanto como un tanque.

También eliminar toda referencia a la “Resposabilidad de proteger”. Es una falacia al servicio de las potencias para intervenir en los países empobrecidos, nunca una potencia: Rusia, China, EEUU o Europa o país enriquecido permitirá una injerencia “humanitaria” en su propio territorio.

En el ámbito de política exterior y de las relaciones internacionales entre estados hacen falta medidas:
• diplomáticas para ayudar a la democratización y el respeto de los derechos humanos en cualquier otro país bajo la premisa de que éstos son universales;
• reducir las relacionas comerciales desiguales entre Europa y los países del sur de la mediterránea y especialmente en Oriento Medio por ser la región con mayores conflictos;
• medidas políticas para la transformación de los conflictos armados en Oriente Medio por la vía de la negociación;
• ayudar a que Naciones Unidas sea el organismo encargado en buscar salidas en los conflictos existentes y no abonar políticas unilaterales de estados u organismos militares.


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Publicado en Público, el 14/05/2019
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