Ni el ejército a la escuela ni la escuela al ejército
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El 27 de septiembre de 2001 el
Congreso de los Diputados aprobó un Decreto no de Ley para promover y
difundir la conciencia de defensa nacional y la cultura de defensa en la
sociedad, con especial hincapié en las escuelas y las universidades.
Carme Romia i Agustí (Mayo 2002) Materiales de Trabajo 20
El día 1 de octubre me llamaron de la emisora Com-Ràdio para
pedirme que participara en una mesa redonda para hablar sobre el tema:
«El ejército va a la escuela». Fué la primera noticia que me llegaba
sobre un hecho ocurrido hacía poco. A raíz de esta propuesta me enteré
de un tema al que se había dado muy poca difusión.
El periodista,
Jordi Aubach, estaba interesado en saber qué opinaba sobre un Decreto no
de Ley que el 27 de Septiembre pasado había aprobado la Comisión de
Defensa en el Congreso de los Diputados. Se trataba de las medidas
relacionadas con la cultura de defensa: la presentada por el Grupo
Parlamentario Socialista (nº exp. 161/670), publicada al BOCG Serie D nº
161 de 9 de abril del 2001 y relativa a la cultura de defensa, y la
presentada por el Grupo Parlamentario Popular, (nº exp. 161/930),
publicada al BOCG Serie D, nº 230 del 14 de setembre del 2001.
El texto aprobado era el siguiente:
«1.
El Congreso de los Diputados insta al Gobierno a impulsar y llevar a
cabo las acciones necesarias para interesar a la sociedad en el
conocimiento, debate y reflexión sobre un nuevo concepto de la defensa
nacional encaminado hacia un marco más amplio de seguridad compartida
con nuestros socios y aliados; y en particular, a promover iniciativas
propias en el ámbito de la cultura de la defensa, apoyando la
colaboración con las Universidades e instituciones educativas; a fin de
estudiar, analizar y debatir las cuestiones relacionadas con la paz, la
seguridad y la defensa; impulsando las acciones culturales y la
preservación del patrimonio histórico-artístico del departamento,
fomentando las relaciones con los medios de comunicación, a fin de
promocionar y difundir la conciencia de defensa nacional en el seno de
la sociedad española y coordinando los múltiples esfuerzos que se
realizan desde el Ministerio de Defensa para conseguir que el ciudadano
tenga un conocimiento más profundo de la realidad de sus Fuerzas
Armadas.
2. Seguir impulsando una cultura de defensa basada en:
– Los valores comunes de la democracia, los derechos humanos y el Estado de Derecho.
–
Un concepto integral de la seguridad que relaciona la consecución y el
mantenimiento de la paz con el respeto de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales.
– El desarrollo de un concepto de unas
FAS al servicio de la paz, de la solidaridad, de la democracia, de los
derechos humanos y de los valores, derechos y libertades establecidos en
la Constitución.
3. Seguir profundizando los planes de estudios de las enseñanzas militares desarrollando conceptos de
– Cultura de paz y seguridad compartida y defensa colectiva basada en los valores comunes de la democracia y solidaridad.
– Identidad europea de seguridad y defensa en el marco de la UE y de la OTAN.
– Derecho de injerencia humanitaria.
– Fomento de los principios y valores constitucionales contemplando la pluralidad cultural de España.
4.
Informar a la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados en el
plazo máximo de un año de las medidas realizadas y los resultados
conseguidos».
En el debate radiofónico participamos el psicólogo
especialista en violencia juvenil Jaume Funes, el diputado de CIU Carles
Campuzano -por vía telefónica desde Madrid- y yo.
Lo iniciamos
hablando del contexto histórico en el que se había aprobado el citado
decreto defensor de la cultura de la defensa. Un contexto en el que aún
resuenan los gritos y las exclamaciones de horror de un mundo:
– Que queda patas arriba después del once de Setiembre.
– Que ve tambalear hasta lo que parecía hace poco intocable y sin marcha atrás posible.
– Que defiende la paz haciendo la guerra.
– Que mata para demostrar que no está bien matar.
Cuando
habló por la línea telefónica Carlos Campuzano, el periodista le
preguntó por qué se había aprobado este decreto para potenciar la
cultura de defensa. El diputado afirmó que en nuestro país cada vez más
la gente es menos partidaria de los ejércitos y de hacer la guerra.
Dicho esto, le preguntamos si lo consideraba positivo o negativo, a lo
que contestó que muy positivo. La pregunta siguiente fué: Si realmente
era así, ¿por qué se aprobó este decreto? Porque estaba en el mismo saco
que la abolición del servicio militar obligatorio, dijo. O sea, fue el
contrapeso.
Por otro lado nos preguntamos sobre el sentido de
utilizar palabras como valores democráticos, derechos humanos,
solidaridad, libertades, etc. que son más propias de cultura de paz que
de defensa. Si se referían a la cultura de paz, ¿qué sentido tiene
suplirlo por cultura de defensa? Y si no es lo mismo, ¿sirven los mismos
ingredientes? Vemos la necesidad de decir las cosas por su nombre ya
que de no ser así se podría confundir la opinión pública y la privada de
las personas. Seguimos hablando mientras la duración del programa lo
permitió y aquí se acabó la historia.
Los medios de comunicación no han dicho nada al respecto. Enterraron el tema.
Pero siguen vigentes y vivas, como hacía años que no estaban, propuestas como:
– promover iniciativas propias en el ámbito de la cultura de la defensa
– colaboración con las Universidades e instituciones educativas
– estudiar, analizar y debatir las cuestiones relacionadas con la paz, la seguridad y la defensa
– acciones culturales y la preservación del patrimonio histórico-artístico del departamento (de Defensa)
– promocionar y difundir la conciencia de defensa nacional en el seno de la sociedad española
– planes de estudios de las enseñanzas militares desarrollando conceptos de…etc.
Visto
el estado de la cuestión, desde el Seminari Permanent d’Educadors/es
per la Pau de la Universitat de Barcelona organizamos el mes de
Noviembre las XV Jornadas de Educación para la Paz sobre el tema: Niños y
guerra. Escuela y ejército. Las aportaciones de los ponentes fueron muy
interesantes así como también las exposiciones y las obras de teatro
que se representaron sobre el tema.
Se hizo una recopilación de
cómo ven y viven los niños y niñas las guerras tanto a nivel personal
como por medio de escritos, dibujos y fotografías.
Se habló,
desde Cruz Roja, de la infancia robada a millones de criaturas por culpa
de la guerra y de cómo quedan hipotecadas infinidad de vidas.
Presentaron experiencias de educadores y educadoras en campos de refugiados durante la guerra de los Balcanes.
Hablaron miembros de Maestros por Bosnia y jóvenes escritores del libro ¡Adiós Bosnia!
El
grupo de Teatro Terrabastall del SPEP representó la obra ¿Lloverá
guerra? sobre cómo ven la guerra los niños y niñas de Afganistan y de
los EUA.
Jóvenes de Badia Vallès representaron Imágenes y palabras sobre situaciones en torno de la violencia que generan las guerras.
Por
último Fundació per la Pau presentó y defendió la campaña de Escuelas
Objetoras que desde el primer intento del Ministerio de Defensa se
pusieron en marcha..
La sala de Graus de la Divisió de Ciències
de l’Educació de la Universidad de Barcelona estaba llena por completo.
El convencimento de que todos aquellos estudiantes -futuros maestros/as y
educadores/as sociales, la mayoría- tienen muchas cosas por decir y por
hacer nos da coraje.
En todo caso, fueron intentos de recordar
la necesidad de potenciar la educación y la cultura de la paz
convencidos de que en la medida que ésta se potencie será menos
necesario potenciar la de la defensa.
Lo cierto es que si hay
alguna cosa que se ha de defender es, sin duda, los Derechos Humanos y
éstos nadie los puede defender matando ni a golpes de violencia