Piratas somalíes: una buena excusa

Piratas somalíes: una buena excusa

Los intereses geopolíticos y el comercio de armas del Cuerno de África

El secuestro del pesquero ‘Playa de Bakio’, en abril de 2008, empujó al gobierno español a participar en operaciones militares de lucha contra la piratería. El discurso institucional, secundado por los medios de comunicación, justificaba la actuación militar para hacer frente al incremento de la piratería marítima somalí.

Según este discurso, la piratería era un peligro para la navegación, para la pesca atunera y para la llegada de ayuda humanitaria a Somalia, que sufre los estragos de la guerra y las sequías desde hace décadas. Sin embargo, el origen de esta operación enmascara otros intereses.

La presencia militar extranjera en la zona que rodea Somalia ha crecido de manera desorbitada en los últimos años: se han producido, al menos, ocho operaciones militares multinacionales, 21 unilaterales y, en términos militares, una cincuentena de países tienen presencia en la zona. Es obvio que la piratería marítima (y el aumento consiguiente de la peligrosidad en las vías de navegación) no justifica, por sí sola, un despliegue militar de esta magnitud. Por tanto, podemos deducir que la zona es un punto de gran interés geoestratégico. Un estudio del German Institute for International and Security Affairs (2010) abona esta tesis, porque plantea que el hecho de que Occidente continúe financiando el despliegue naval en Somalia, aunque resulte caro y poco exitoso, es un indicio de la existencia de una agenda escondida. Según el estudio, el objetivo «real» del despliegue militar podría ser el control del océano Índico y, en este caso, la piratería representaría, como el terrorismo, una excusa para desplegar militares en la región.

Interés internacional en la zona
En el momento de delimitar los intereses globales que explican la enorme presencia militar extranjera en Somalia, detectamos algunos de carácter geopolítico, es decir, vinculados a las influencias y las relaciones que ejercen los diferentes agentes estatales en esa zona. El comercio a través del golfo de Adén, que acumula cada año el 20% del comercio mundial y el 30% del suministro de petróleo a Europa, es un factor de interés, ya que el golfo somalí se encuentra en el epicentro de la ruta marítima más importante entre Asia y Europa. EEUU y China compiten para influir en la región, pero también otros países. Por ejemplo, España, Francia y algunos países asiáticos están interesados en los recursos pesqueros de la zona y las empresas de EE.UU., Australia, Gran Bretaña, Malasia y los Países Bajos están interesadas en extraer el petróleo. Hoy, de hecho, una empresa canadiense ya hace exploraciones.
Un país, para conservar e incluso aumentar el papel que juega en la escena internacional, debe estar presente en las zonas consideradas de interés geopolítico, como Somalia. Y a esto hay que sumar el hecho de que, en muchos casos, las operaciones políticas y militares en el exterior se pueden ver favorecidas por la opinión pública interna del país que lleva a cabo la intervención. A continuación lo veremos con detalle en el caso del Estado español.

El papel de España
El Estado español es el segundo productor mundial de conservas de atún y tiene la flota pesquera más grande de la UE. El argumento interesado que la piratería somalí perjudicaba la flota atunera española fue el factor de peso para que el Congreso de Diputados aprobara las operaciones militares españolas en la región en 2009. La idea de que el océano Índico es clave para la flota atunera gallega y vasca fue defendida de manera recurrente por la clase política de estas comunidades y esto convirtió la piratería en un asunto relevante, tanto en el Congreso como en los medios de comunicación, gracias a lo cual la imagen de las fuerzas armadas españolas se vio reforzada, según las encuestas de opinión del Real Instituto Elcano (2009).
No podemos olvidar tampoco que el Estado español es miembro de la UE y de la OTAN y, por tanto, es un aliado importante de algunos de los países con más intereses en Somalia. Desde los inicios de 2002, España ha estado presente en ese país en el marco de la guerra contra el terror y, siguiendo la lógica geopolítica, Madrid «no se puede permitir» no estar presente si no quiere «decepcionar» a sus aliados y si «quiere ser clave» en las cumbres internacionales.


El despliegue militar
Desde finales de 2008, se han constituido varias fuerzas navales para luchar contra la piratería. Algunas ya existían previamente con funciones antiterroristas y se les añadió la tarea de combatir la piratería. Es el caso de la operación FCO-150, que forma parte de la operación Libertad Duradera (creada por Bush en 2001 en el marco de la llamada guerra contra el terror). Otras fuerzas navales se crearon ad hoc. Algunas pertenecen a la OTAN o a alianzas entre EEUU y otros países y otras han nacido en el marco de la Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD) de la UE. Entre las fuerzas con peso español, destaca la operación Atalanta (2008), la primera operación naval de la UE, que opera en el litoral de Somalia y los países vecinos y, desde febrero de 2012, puede actuar militarmente en territorio terrestre somalí. El Estado español es el contribuyente más importante de esta fuerza (junto con Francia) y desde diciembre pasado comanda la operación. La segunda fuerza con peso español es la European Union Training Mission (EUTM), que también se constituyó en el marco de la PESD en abril de 2010. Tiene la tarea de formar a las fuerzas de seguridad somalíes y España ha sido uno de los principales contribuyentes. Finalmente, hay numerosas operaciones con participación española en Somalia, que incluyen las misiones de la OTAN (Allied Provider, Allied Protector y Ocean Shield) y la mencionada FCO-150.
Hay que tener presente que, en el Cuerno de África, hay una concentración inusual de bases militares. En concreto, la República de Yibuti, limítrofe con Somalia, aloja una base francesa, una estadounidense (la única de EEUU en África), una de japonesa y una alemana. China también ha mostrado interés por establecer una base naval en el Golfo de Adén.


Rechazo de la presencia militar extranjera
Razones para rechazar la presencia militar extranjera en el Cuerno de África, hay muchas. En primer lugar, cabe recordar que estas operaciones extranjeras nunca velan por los intereses de la población somalí. Las cifras demuestran que la ayuda a la población somalí no es un objetivo primordial de la comunidad internacional. El gasto militar supera con creces la contribución asistencial. Por ejemplo: del presupuesto de la Conferencia Internacional de Donantes de Somalia, más de tres cuartas partes corresponden al gasto militar y sólo el resto a ayuda humanitaria. Toda la UE asigna 215 millones de euros de ayuda al desarrollo en Somalia para el periodo 2008-2013, mientras que sólo el gasto español (para el periodo 2009-2011) destinado a la operación Atalanta superó los 254 millones.
Una segunda razón para rechazar la intromisión extranjera en la región es la impunidad de los países ocupantes en la expoliación de recursos y los daños medioambientales que provocan. Ya hace años que los barcos europeos -buena parte de los cuales son españoles- faenan en aguas somalíes y en el Índico de manera ilegal o no regulada. Los barcos de la UE que pescaban de forma irregular han expoliado en Somalia, cada año, cinco veces más recursos que los que sus países respectivos han dado en concepto de ayuda humanitaria. Un informe del Norwegian Institute for Urban and Regional Research (2009) relaciona al Estado español con la pesca ilegal en la región: «Es difícil de entender por qué los socios de la coalición en la flota internacional permiten que países como el Estado español lideren la operación internacional, cuando existe un sentimiento muy extendido entre los somalíes que los pescadores españoles pescan ilegalmente en aguas somalíes. (…) España también ha sido acusada extraoficialmente por los oficiales de Atalanta de proteger pescadores ilegales de manera unilateral mediante el envío de buques de la operación Atalanta … «.
La sobreexplotación pesquera también amenaza la seguridad alimentaria, el desarrollo económico local y los ecosistemas oceánicos. Por otro lado, durante veinte años, Somalia ha servido de vertedero de los residuos peligrosos generados por la industria europea: uranio radioactivo, plomo, cadmio, mercurio, industriales, hospitalarios, químicos, de tratamiento de cuero y otros. Pero nadie ha sido condenado judicialmente por estos delitos.
Otra razón para rechazar la presencia militar en Somalia es el hecho de que las operaciones militares no son eficientes para combatir la piratería. Los datos que suministra la International Maritime Organization evidencian que la presencia de las fuerzas navales no disuade los ataques de piratería. El número de ataques correspondientes a los años del período 2009-2011 son superiores a los correspondientes a años anteriores, cuando no había operaciones navales
antipiratería.
Finalmente, las operaciones militares en Somalia han revitalizado el negocio armamentístico de la región. Desde 1992, está vigente un embargo de armas impuesto por el Consejo de Seguridad, que, según la misma ONU, se ha violado de manera sistemática. También según la ONU, las contribuciones al sector de la seguridad del Gobierno Federal de Transición (GFT), escogido desde el exterior y no por la población somalí, representan una fuente de inseguridad y un obstáculo para la estabilización del país. El 80% de estos recursos externos se desvían hacia fines privados, hacia el mercado de armas de Somalia o hacia los grupos armados de la oposición. Según Amnistía Internacional, gran parte de la asistencia internacional destinada al adiestramiento militar y policial se hace con métodos opacos y sin respetar las normas internacionales. Por ejemplo: una parte de esta formación, la llevan a cabo grupos acusados de violar los derechos humanos y el derecho internacional humanitario; hay niños y niñas soldados en las milicias del GFT, no se está impartiendo una formación adecuada en derecho internacional humanitario y en derechos humanos. Y, además, el riesgo de que algunos de los efectivos entrenados pasen a formar parte de grupos insurgentes o de piratas, es elevado.
Somalia se está convirtiendo en un nuevo paraíso para las empresas privadas de seguridad y esto puede provocar un aumento de los conflictos y la violencia. Estas empresas son contratadas para realizar tareas de seguridad marítima o para formar milicias. Un caso emblemático es el de Erik Prince, fundador de Blackwater, la empresa militar norteamericana responsable de muchos delitos en Irak, que ha firmado un contrato para entrenar 2.000 milicianos somalíes. Según el último informe Smalls Arms Survey (2012), el desarrollo del sector privado de la seguridad marítima se ha producido al margen de la reglamentación. La presencia de agentes privados armados a bordo de buques en el Índico es -apunta el informe- una bomba que podría estallar en cualquier momento.

Diez mitos sobre Somalia
1. «El problema de base, en Somalia, es el clan». En Somalia, a menudo se ha señalado el clan como un factor conflictivo en ausencia del Estado. Sin embargo, el clan es, para la gran mayoría de la población, un factor de protección (política, social y económica) en un contexto de profunda inseguridad.

2. «España, la UE y otros países están formando al ejército y la policía». Más que un ejército o fuerzas policiales, hay que hablar de milicias progubernamentales. El gobierno, ahora, tiene policías o soldados que antes eran terroristas de la Unión de Tribunales Islámicos (UTI) y, con anterioridad, milicianos de los señores de la guerra.

3. «El movimiento islamista somalí Al Shabaab es el heredero de los Tribunales Islámicos». Hay muchos ex miembros de los Tribunales, tanto en el Gobierno Federal de Transición (GFT) como en Al Shabaab. Si bien los vínculos con Al Shabab existen, los tribunales, con una versión más moderada del islam político, contaban con una legitimidad popular de que no goza Al Shabaab.

4. «La oposición al Gobierno Federal de Transición es Al Shabaab». Hay numerosos grupos armados en Somalia -milicias de clanes, milicias asociadas a caudillos militares, fuerzas armadas afiliadas al GFT, grupos armados que combaten contra el GFT, bandas criminales, etc. -, Muchos de los cuales dependen de antiguos señores de la guerra . Los medios de comunicación a menudo enmascaran diferentes realidades bajo la etiqueta Al Shabaab.

5. «En Somalia, reina la anarquía». La violencia armada en Somalia no afecta a todo el territorio. Por ejemplo, en el norte, están los estados de Puntlandia y de Somalilandia. Si bien la situación es extremadamente difícil, en muchos lugares se debe hablar de normas sociales más estrictas que la anarquía.

6. «Etiopía entró en Somalia en 2006, pero salió en 2009». Las fuerzas etíopes no han salido nunca de territorio somalí. Etiopía sigue controlando al GFT y dándole armas y apoyo militar.

7. «Somalia es un país olvidado». La población sí està olvidada, pero el país no: hay 50 países, al menos, con presencia armada en la región del golfo de Adén, que actúan de manera interesada.

8. «La presencia militar extranjera en Somalia está autorizada por el gobierno soberano». Si bien se justificaron los bombardeos en Somalia por parte de Etiopía y de EEUU con el argumento de la falta de soberanía somalí y en contra del derecho internacional, hoy ocurre lo contrario. Tanto el establecimiento del GFT como la elección de los diferentes equipos de gobierno fueron un engaño coordinado por las elites internacionales para favorecer a las élites somalíes, sin la participación de la sociedad civil.

9. «Somalia representa una base de Al Qaeda». Sin negar las conexiones internacionales entre Al Shabab y otros grupos armados somalíes, las motivaciones de estos grupos son genuinamente somalíes a diferencia de los objetivos globales de Al Qaeda. Incluso EEUU minimizó la influencia de Al Qaeda en Somalia en los cables diplomáticos filtrados por Wikileaks.

10. «AMISOM es una fuerza de mantenimiento de la paz». No es una fuerza de la ONU, sino de la Unión Africana (UA) y es una parte más del conflicto, responsable de numerosos abusos contra víctimas civiles.


Más información » Piratería en Somalia: ¿excusa u oportunidad geopolítica?» de Loretta P. Martin, Teresa de Fortuny y Xavier Bohigas; Centre d’Estudis per a la Pau JM Delàs, octubre 2012.


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Publicado en La Directa, el 31/01/2013
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