Razones del por qué no

Razones del por qué no

El Ministerio de Defensa acaba de publicar un documento llamado «Las claves del Porqué» con una serie de afirmaciones en formato respuesta a críticas en torno a la Seguridad y Defensa que consideran carentes de justificación. El documento no parece tener grandes pretensiones, ya que carece de fundamento científico, no existe ninguna referencia a autores consultados, no se remite a fuentes de prestigio, ni se muestra la bibliografía utilizada. En todo caso, es de agradecer que el Ministerio de Defensa, único autor identificable del documento, abra el debate sobre la pertinencia de las estructuras militares como mejor camino de conseguir la seguridad en el Estado español. Este documento busca legitimar a los ejércitos, el gasto militar, las armas y la cultura bélica como la mejor manera de tener seguridad. Sin embargo, la argumentación aportada por el Ministerio es débil e insuficiente.

La primera parte del documento versa sobre la importancia de la seguridad, pero requiere de mayor profundidad teórica y de consistencia académica ya que hace referencia a la seguridad sin aportar la amplitud de visiones desarrolladas por escuelas de pensamiento de nuestro entorno, en los que la seguridad es un concepto complejo en el que se debe tener en cuenta la aproximación de Seguridad Humana de Naciones Unidas, la de la Escuela de Gales o la de la Escuela de Copenhague, la post-estructuralista la post-colonial, la feminista y la ecologista.

Uno de los puntos centrales del documento es su defensa del gasto militar, la justificación de los elevados presupuestos militares que hay en España y en buena parte de los países OTAN. Pero resulta llamativo que los datos a los que hace referencia sean incorrectos, ya que no cumplen ni siquiera con el criterio OTAN. Recomendamos al Ministerio que utilice, cuanto menos, datos de mayor fiabilidad y prestigio, como son los del SIPRI, el instituto de estudios sobre seguridad de Estocolmo. Además, si quieren conocer los datos completos del gasto militar español desde 1949, pueden acudir a la base de datos del Centre Delàs, donde se incluyen todos los conceptos que según el criterio OTAN deben aparecer en esta partida. España no dedica el 1% del PIB a gastos militares en 2022 sino el 1,98%, y alcanzará el 2,17% en 2023.

El documento cuestiona la teoría del Coste de Oportunidad del Premio Nobel de Economía Paul Samuelson. El coste de oportunidad dice que la economía es la ciencia que trata la gestión de los recursos escasos en un lugar y momento determinados, por la cual no es posible efectuar dos cosas a la vez, es decir, no es posible conseguir dos objetivos de gasto público a la vez. Ello se debe a que los recursos que tiene un estado son limitados y los gobiernos deben decidir a qué dedican los presupuestos de cada año. Samuelson lo explicó de manera gráfica como la elección entre cañones o mantequilla. Destinar nuestro dinero a armas significa que no lo podemos dedicar a otra cosa, bien sea esta otra cosa construir un nuevo hospital, comprar respiradores, o contratar más profesores de infantil, aumentar las becas de ciencia, la investigación en el tratamiento del cáncer, entre otras oportunidades perdidas por no dedicarles gasto público.

Por otra parte, la compra de armas es defendida por el documento como una manera de conseguir desarrollar nuevas tecnologías que beneficiarán a la sociedad, pero si el objetivo es desarrollar nuevas tecnologías civiles, ¿no sería mejor dedicar estos recursos directamente a la I+D civil? Son muchos los ejemplos, como el de Internet, que, si se hubiera desarrollado desde un inicio con fines civiles, lo hubiéramos disfrutado la gente normal y corriente muchos años antes.

Otra de las líneas argumentales del documento versa sobre las amenazas a la seguridad, razón de ser por excelencia de la defensa militar. Las doctrinas de seguridad y defensa de España y de otros países de nuestro entorno, incluida la OTAN, destacan en sus doctrinas de seguridad y defensa un extenso listado de riesgos y amenazas a la seguridad de sus países y poblaciones. Incluyen el terrorismo internacional y los extremismos violentos, al crimen organizado, a la seguridad energética, económica, las pandemias, catástrofes, los ciberataques, las armas de destrucción masiva, conflictos armados, la pobreza, la desigualdad y el cambio climático, entre otros. Si analizamos con atención cada una de estas amenazas, es cierto que requieren y merecen la intervención pública, pero observamos que los ejércitos tienen, en el mejor de los casos, una función residual y menor en algunas ellas, siendo otros ministerios los que se encargan de la mayor parte de las amenazas a la seguridad de un país. Incluso en el caso de la respuesta a catástrofes que realiza la UME, probablemente el servicio de los militares españoles mejor valorado, se trata de un servicio de bomberos, que bien podrían hacer, si tuvieran los medios de los militares, los cuerpos de bomberos correspondientes y quizá mejor, ya que su formación y experiencia es específica. Destacar, como hace el Ministerio, el rol de los militares en la lucha contra una pandemia como la COVID-19 es simplemente injusto con las profesionales de la sanidad y otros servicios básicos cuya labor fue imprescindible. El apoyo logístico puntual de los militares bien podría haberlo hecho un cuerpo de protección civil con los medios suficientes.

Los ejércitos son sobre todo justificados por la necesidad de defenderse de la agresión de otro ejército. No existe ningún estudio fiable sobre seguridad que afirme que España pueda ser atacada por sus vecinos Marruecos, Argelia, Portugal, Francia, Italia o Andorra. Tampoco existen análisis de expertos que prevean posibles ataques o invasiones del territorio español por parte de las grandes potencias militares del mundo, incluida Rusia. La seguridad entre Estados se consigue con diplomacia, acuerdos de cooperación, intercambios culturales, comerciales, pactos de convivencia y buena vecindad y muchas otras acciones que relegan a un rol residual la actividad militar. De hecho, la acción militar puede generar situaciones de inseguridad y riesgo al generar nuevos enemigos, como ocurrió con la activa participación de España en las invasiones de Afganistán e Irak.

En fin, las claves del porqué de la seguridad y defensa en España deben ser explicadas con la complejidad y profundidad que esta cuestión merece. No podemos seguir gestionando algo tan relevante con una visión carpetovetónica que no encaja con las necesidades de seguridad actuales.


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Publicado en Público, el 15/09/2023
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