Se consigue un tratado internacional para la prohibición de bombas de racimo
La conferencia internacional para la prohibición de las bombas de
racimo de Dublín fue, tal y como estaba previsto, la definitiva.
Centre Delàs, Materiales de Trabajo, núm. 34 (junio 2008)
También como muchos preveíamos, los intereses de los más poderosos
estuvieron presentes y en buena medida se vieron satisfechos. Aún así,
se notó el contrapeso de la sociedad civil de todo el mundo que, sin
lugar a dudas, hizo que los intereses económicos y políticos no
prevalecieran más que en aspectos minoritarios sobre los humanitarios.
Finalmente, el tratado fue aceptable y acogido con satisfacción por
todas las partes implicadas. La ausencia de los grandes países
productores (EE.UU., Rusia, China, India, Israel) no fue un obstáculo
pues, salvando las distancias, se parece a lo ocurrido con el tratado de
prohibición de las minas antipersona. Y parece muy probable que en
pocos años el uso, fabricación, almacenamiento y venta de municiones de
racimo estará totalmente estigmatizado.
Sin embargo, el buen
resultado del tratado no nos debe hacer ceder en nuestro empeño por
continuar trabajando por el desarme y, en concreto, por eliminar
completamente este tipo de armamento de la faz de la Tierra. No
olvidemos que los puntos débiles del tratado son la posibilidad de
utilizar bombas de racimo en operaciones militares conjuntas entre
estados firmantes y aquellos que no estén sometidos al mismo, y que sean
usuarios de bombas de racimo. Es el caso de las operaciones que en el
ámbito de la OTAN puede darse entre algunos países europeos firmantes y
EEUU. Otro punto débil es la exclusión del tratado de ciertos tipos de
municiones de fragmentación que debido a sus características y avances
tecnológicos no tienen los efectos indiscriminados de las tradicionales
municiones de racimo. En ambos casos deberemos estar alerta para que los
estados no hagan uso de estas vías de escape al cumplimiento del
tratado.
Afortunadamente, el Estado español ha cedido a las
exigencias de la comunidad internacional y de la campaña por la
prohibición de las bombas de racimo española, de la cual el Centre Delàs
forma parte activamente. Pero el ambiguo posicionamiento que desde un
inicio tuvo el gobierno español nos hace pensar que en cualquier momento
puede intentar escapar de sus obligaciones respecto al mismo.
Exigimos, por tanto, una pronta ratificación del tratado y una
aplicación inmediata de medidas unilaterales por parte del gobierno
español, incluso antes de la firma del mismo en diciembre, en Oslo, para
que cese inmediatamente la fabricación de bombas de racimo en
territorio español y se destruyan los arsenales existentes antes de la
fecha establecida en el tratado. Pedimos también a las autoridades
españolas que den un paso mas allá y prohíban por ley cualquier tipo de
relación entre ciudadanos del Estado español y las bombas de racimo. Nos
referimos a la financiación y participación accionarial de entidades
financieras españolas en la industria militar que fabrica esta munición
tan mortífera. No sería aceptable que mientras España se compromete a no
fabricar, vender, almacenar o usar este tipo de arma, los bancos
españoles ayuden a su producción en otros países no firmantes del
tratado.
Felicitamos al gobierno español por haber aceptado
finalmente un tratado que obliga a que las dos empresas fabricantes de
bombas de racimo en España (Instalaza y Expal) se vean obligadas a dejar
de hacerlo. Sabemos que no es fácil para el gobierno enfrentarse al
entramado económico-militar, pero con decisiones que favorecen el
desarme y la paz siempre se obtienen beneficios para la sociedad e
incluso réditos políticos, porque la sociedad española ha demostrado
claramente en su historia reciente el rechazo a la guerra y a su
preparación.
La prohibición de las bombas de racimo nos muestra
que el trabajo por el desarme es necesario y efectivo. Primero fue la
prohibición y estigmatización de las minas antipersona, ahora la de las
municiones de racimo, mañana, si nos mantenemos unidos y firmes en los
propósitos, la que nos propongamos.