Top Secret para los negocios militares entre España e Israel
Artículo publicado en La Directa
Durante los últimos meses, y en especial en las últimas semanas, una vez más hemos sido testigos atónitos de la escandalosa condescendencia y complicidad por parte del Gobierno español y de la Unión Europea con Israel.
Durante los últimos meses hemos visto cómo Israel expulsaba por norma
y de forma arbitraria un continuo de cooperantes internacionales y
defensores de derechos humanos, bajo el pretexto de la seguridad
nacional. Hemos visto cómo Israel impedía el paso a Gaza de un grupo de
parlamentarios vascos de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara
autonómica que iba a visitar los proyectos de cooperación realizados con
financiación vasca. Hemos sido testigos de cómo compañías aéreas
europeas vulneraron derechos básicos de sus clientes a petición de
Israel, impidiéndoles su libertad de movimiento incluso en territorio
europeo, y esta complicidad la hemos visto tanto contra la Flotilla, por
mar, como contra lo que algunos llamaron la “flytilla”, por aire. Ya no
solo bloquean el paso a las personas que viven en territorio ocupado;
ahora también se permiten decidir por otros qué hay que hacer en Europa.
Volviendo la mirada hacia España, si algo ha marcado siempre la
política exterior española son sus ansias de protagonismo en el
Mediterráneo y el maquiavelismo con el que enfrenta el conflicto en
Oriente Próximo. Dicen que para muestra un botón: Los “Territorios
Palestinos” han sido en los últimos años destinatarios prioritarios de
la cooperación española, e incluso la Secretaria de Estado de
Cooperación Internacional, Soraya Rodríguez, reconoce que este trabajo
humanitario y de cooperación tiene “desde luego una causa, que es la
ocupación” israelí. Al mismo tiempo, Israel y, más exactamente, su
Ministerio de Defensa, ha pasado a ser un socio de honor de España en
términos de colaboración militar, y así lo pone de manifiesto un nuevo
“Acuerdo relativo a la protección de información clasificada entre el
Reino de España y el Gobierno del Estado de Israel / el Ministerio de
Defensa israelí” hecho en Madrid el 7 de febrero de 2011 y que se
encuentra actualmente en el Senado.
Este no es un acuerdo
aislado; la historia viene de largo. Hace dos años, en octubre de 2009,
los medios de comunicación anunciaron, apenas en un lapsus, un inminente
acuerdo de cooperación militar, el cual ya se preveía como un
“paraguas” capaz de albergar mucho contenido. Acabó de fraguarse en
marzo de 2010 con un Memorando sobre cooperación militar entre los dos
Ministerios de Defensa que sirvió de preludio a un aumento de las
relaciones comerciales en materia militar y de seguridad, y que será
reforzado con el mencionado Acuerdo sobre “Información Clasificada”.
Este último responde al propósito de intensificar las relaciones entre
ambos en materia militar, sobretodo en I+D+i e intercambio de tecnología
y regula el intercambio entre las Partes de información confidencial
relacionada con la seguridad y el secreto de proyectos en asuntos de
defensa y militares, información sobre contratos, empresas, ventas de
equipos y conocimientos técnicos, con mención especial sobre la
seguridad industrial. Evidentemente, esto aumentará el secretismo sobre
las criticables relaciones en materia militar entre España e Israel.
Pero
además, como se manifestó en el Congreso de Diputados, también debería
ser un escándalo el hecho de tratar “casi como un Estado diferenciado al
Ministerio de Defensa israelí”, o apelar tranquilamente a “la
normalidad en las relaciones con todos los Estados, sin entrar a juzgar
políticamente las actividades de los gobiernos de los Estados”, como
hizo el Sr. Pedret para justificar su aprobación. No es necesario volver
a recopilar todas las violaciones del derecho internacional cometidas
por Israel para saber que sin duda se trata de un acuerdo extremadamente
controvertido.
Parafraseando un derivado de Clausewitz, la
guerra es la continuación de la economía por otros medios. Y en este
caso, hablamos de dos Estados que se benefician, económica y
políticamente, de la perpetuación de la ocupación que uno de ellos
mantiene en un conflicto armado que ha costado la vida a miles de
personas. ¿Cuánto tiempo tardaremos en arrepentirnos otra vez de estas
amistades interesadas? ¿Qué tendrá que pasar para reconocer que nos
hemos vuelto a equivocar?