Trump, guerra secreta en Yemen
Trump está considerando revocar la política de transparencia de la era de Obama que buscaba que las operaciones antiterroristas fueran más transparentes, emitiendo un informe anual sobre las operaciones áreas convencionales o con drones en Yemen, Somalia o Afganistán, ataques dirigidos contra personas sospechosas de llevar a cabo una actividad terrorista. La administración Trump no solamente ha dejado de informar de estas operaciones sino que las está incrementando en número. A diferencia de Obama, Trump ha delegado la guerra contra el terrorismo en sus generales, les ha cedido el poder para tomar las decisiones de llevar a cabo ataques en estos tres países. Según Trump ceder este poder es la manera de tener más éxito en la política antiterrorista, pero también supone una coartada para esquivar la responsabilidad que conlleva tomar dichas decisiones. Durante el mandato de Obama y en respuesta a las presiones de organizaciones civiles sobre la responsabilidad y los daños a civiles por el uso de misiles desde drones en la lucha contra el terrorismo, Obama emitió una Orden Ejecutiva en 2016 que instaba a la administración a hacer público un informe anual sobre las operaciones llevadas a cabo y las bajas asociadas a las mismas. Este mes de mayo la administración Trump tendría que haber presentado este informe, recogiendo las operaciones llevadas a cabo y el número de víctimas civiles ocasionadas durante su mandato, pero el representante del Consejo de Seguridad Nacional ha dicho que esta Orden Ejecutiva está siendo revisada y que puede ser rescindida. Este cambio de política hacia la restricción informativa o mejor dicho, el aumento del secretismo, coincide con un aumento espectacular de los ataques selectivos a Yemen, Paquistán o Somalia. En el primer año de mandato Trump según Consejo de Seguridad Nacional, se han lanzado 161 ataques a Yemen y Somalia, más del triple de los realizados en el último año Obama, y que no se ha tenido lugar un incremento en el número de víctimas civiles, en comparativa con el último año. Hina Shamsi, directora del Proyecto de Seguridad Nacional de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles, calificó la nueva práctica de “profundamente inquietante”. La falta de transparencia es utilizada para ocultar el número de operaciones, el coste de estas operaciones, las consecuencias del uso de la fuerza letal y el número de civiles que de manera errónea han sufrido las consecuencias de dichas operaciones. Se oculta a políticos, a ciudadanos o a público en general dicha información, lo cual conlleva tener una imagen imprecisa de la guerra en Yemen, Afganistán o Somalia, provoca un aumento de la impunidad, en tanto que Trump o el Pentágono no rinden cuentas y evaden responsabilidades. Incrementar el secreto impide llevar a cabo una supervisión efectiva de control sobre el ejecutivo por parte del Congreso norteamericano. El secretismo sobre los costes y las consecuencias de la política de llevar a acabo asesinatos con drones por parte de Trump, impide el rendimiento de cuentas y una supervisión pública por las muertes injustas. Las victimas de acciones letales merecen tener justicia y reparación por los daños sufridos, al igual que la población norteamericana merece saber y poder opinar sobre los asesinatos secretos que en su nombre comete la administración de Trump.
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