Un ministro de armas tomar
Artículo publicado en el Ara
La alarma que ha creado el nombramiento como ministro de defensa de Pedro Morenés no es una cuestión que el Presidente Mariano Rajoy debiera pasar por alto.
El Presidente español, reconocido por su carácter moderado, no lo ha
manifestado con el nombramiento de un miembro del complejo
militar-industrial español como máximo responsable del Ministero de
Defensa. Morenés tiene la ocasión de comprobar por sí mismo el excelente
funcionamiento de las puertas giratorias entre la Administración y la
industria armamentística españolas. Pasó de ocupar relevantes cargos de
la División de Construcción Naval del Instituto Nacional de Industria a
ser Secretario de Estado de defensa, de seguridad y de política
científica y tecnológica en la época de José María Aznar para iniciar
una meteórica carrera en la industria armamentística privada. El nuevo
ministro de Defensa ostentaba hasta hace muy poco doce cargos de alta
responsabilidad en empresas de armas, de seguridad y de representación
empresarial. Ahora la puerta gira hacia adentro del Ministerio. Veamos
hacia donde lo hace cuando deje su recién estrenado cargo, ya que nada
es para siempre.
La polémica se esconde tras la actuación de las
empresas presididas o aconsejadas por el ministro Pedro Morenés, al
menos en tres flagrantes casos que despiertan temor sobre la actuación
que el nuevo ministro pueda tener en la dirección de la cartera de
defensa. La polémica se ve fundamentada en primer lugar en cuanto a que
Morenés ha sido presidente en España del segundo mayor productor mundial
de misiles, MBDA, que vendió en el año 2010 más de 20.000 misiles
anti-barco, anti-tanque o para helicóptero a países tan cuestionables
como Brunei, India, Líbano, Indonesia, Marruecos, Oman, Qatar Arabia
Saudí o Emiratos Árabes Unidos. Cabe resaltar que MBDA ha realizado
negocios con el Ministerio de Defensa que ahora dirige Morenés, le ha
vendido a España misiles Mistral para los helicópteros de combate Tigre
por 27,7 millones de euros y ha firmado un contrato para desarrollar los
misiles Meteor por más de 100 millones de euros. Además, Morenés ha
sido consejero o representante desde agosto de 2005 hasta octubre de
2011 de la empresa zaragozana Instalaza, productora de bombas de racimo
hasta que fueron prohibidas en julio de 2008. Gadafi lanzó sobre Misrata
bombas de racimo MAT-120 fabricadas por esta empresa y vendidas al
dictador libio poco antes de ser prohibidas. Morenés era consejero o
representante de Instalaza cuando decidió hacer esta operación y cuando
presentó una demanda al Gobierno español de 40 millones de euros por el
lucro cesante sufrido al no tener la posibilidad de vender sus
destructivas bombas de racimo a países como Libia. El tercer caso que
despierta recelos por el nombramiento de Morenés como ministro de
Defensa es su relación con Segur Ibérica, que con dinero público y armas
cedidas por Defensa da seguridad privada a los atuneros que operan en
aguas somalís.
Con semejante currículum, las dudas que surgen
son muchas. ¿Va a beneficiar el nuevo ministro a las empresas en las que
ha trabajado hasta ahora? ¿Está de acuerdo el señor Morenés con la
prohibición de las bombas de racimo? ¿Intentará que Instalaza se haga
con los 40 millones de euros que reclamó al Gobierno, ahora que es él
quien decide? ¿De qué manera el ministro presidirá la JIMMDU, el
organismo que decide sobre el comercio de armas español?, ¿aplicará los
mismos criterios que en su paso por el sector privado, vendiendo
alegremente a países donde se violan los derechos humanos?
Ha
llegado al Ministerio de Defensa un tecnócrata de las armas, un experto
en el negocio que nos lleva a las guerras. Los empresarios de
armamento, tienen como objetivo maximizar su beneficio a largo plazo,
como todo empresario que se tercie. Para ello, deben conseguir que se
compren armas ahora y en el futuro. Para que se compren armas se
necesitan dos cosas, o la renovación de los arsenales o que se gasten
las ya existentes. Las armas se gastan principalmente en las guerras. La
renovación de los arsenales será difícil de acometer en momentos de
crisis económica y recortes presupuestarios, y porque el Ministerio de
Defensa tiene comprometidos durante los próximos años más de 30.000
millones de euros por los contratos de nuevo armamento firmados en la
última década tanto por Aznar como por Zapatero. A los empresarios de
las armas solo les queda la esperanza de que haya guerras. Lo que al
tiempo es la desesperanza de toda la Humanidad.
El a priori
polémico nuevo Ministro de Defensa debe demostrar que no defiende los
intereses del complejo militar-industrial, porque su currículum lo
convierte en sospechoso, lo coloca en el punto de mira de analistas y
periodistas, porque es un ministro demasiado cercano al negocio de la
guerra. Saldremos de dudas durante la conformación de los presupuestos
para 2012, que el PP aprobará estratégicamente después de las elecciones
andaluzas. Sabemos que serán unos presupuestos donde se recortarán
todas las partidas, también la militar. La pregunta es, ¿se atreverá Don
Pedro Morenés, ahora que es más necesario que nunca, a aplicar un
drástico recorte del gasto militar, o se dejará influir por sus antiguos
compañeros del complejo militar-industrial?