11/07/2024

El gasto militar récord de la OTAN en 2023 causó más emisiones GEI que Catar: un nuevo informe alerta del impacto climático de la OTAN

Mientras la OTAN celebra su 75º aniversario en Washington D.C. del 9 al 11 de julio de 2024, una nueva investigación muestra que su gasto militar récord de 1,34 billones de dólares produce millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero y desvía millones de dólares de la financiación climática.

La investigación El Clima en el punto de mira[1], elaborada por la organización internacional Transnational Institute, Stop Wapenhandel (Países Bajos) y Tipping Point North South (Reino Unido) y copublicado por el Centre Delàs d’Estudis per la Pau, ha realizado los cálculos basándose en los últimos datos de gasto militar del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI).

El informe concluye que:

  • El gasto militar global de la OTAN de 1,34 billones de dólares en 2023 produce una cantidad estimada de 233 millones de toneladas métricas equivalentes de CO2 (tCO2e)[2]. Esto es más que las emisiones anuales de GEI de Colombia o Catar.
  • El aumento del gasto militar de la OTAN de 126.000 millones de dólares en 2023 producirá un aumento estimado de 31 millones de toneladas métricas equivalentes de CO2 (tCO2e). Esto equivale a las emisiones anuales de CO2 de aproximadamente 6,7 millones de turismos medios[3].
  • El cumplimiento del objetivo del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de reducir las emisiones en un 43% para 2030 en comparación con los niveles de 2019 requeriría una reducción anual de las emisiones militares de al menos un 5%, sin embargo, la OTAN aumentó sus emisiones militares en alrededor de un 15% en 2023 y parece que seguirá aumentando las emisiones esta década.
  • Solo el aumento del gasto militar de la OTAN de 2023 ya serviría para pagar la financiación climática mínima propuesta  para los países en desarrollo en las negociaciones climáticas de la ONU de este año[4]. El gasto militar total de la OTAN en 2023 pagaría 13 veces esta financiación y empezaría a proporcionar los niveles de financiación climática necesarios para hacer frente a la crisis climática.

El informe se basa en otro más extenso, El clima bajo fuego cruzado, publicado en octubre de 2023, en el que se calculaban las probables implicaciones financieras, así como el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, que se producirían si todos los miembros de la OTAN cumplieran su compromiso de aumentar el gasto militar hasta un mínimo del 2% del PIB. Si cumplieran el compromiso del 2%, en 2028 se produciría una huella de carbono militar total estimada en 2.000 millones de tCO2e, superior a las emisiones anuales de GEI de Rusia. La OTAN también gastaría unos 2,57 billones de dólares adicionales, suficiente para pagar lo que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima como los costes de adaptación al clima de los países de ingresos bajos y medios durante siete años.

Las únicas que ganan con el aumento del gasto militar son las empresas armamentísticas, cuyos beneficios se están disparando con este aumento de los presupuestos militares. El informe muestra que la cartera de pedidos de diez de las principales empresas armamentísticas mundiales creció una media de más del 13% entre 2022 y 2023.

 “Nuestro clima se ha convertido trágicamente en una víctima de la OTAN, atrapado en el punto de mira del impulso global hacia la guerra. El gasto militar récord de la OTAN está aumentando las emisiones climáticas y desviando una valiosa financiación de la acción climática en esta década crucial. Puede que la OTAN se autodenomine una alianza para la seguridad, pero está echando más leña al fuego climático que pone en peligro la seguridad de la gente y del planeta”, apuntan los coautores del informe, el Dr. Ho-Chih Lin y Deborah Burton, de Tipping Point North South.

El coautor del informe, Nick Buxton, del Transnational Institute, añade: “En la década de los 90, en el final de la Guerra Fría se consiguió un dividendo de paz que liberó recursos para invertir en necesidades sociales en Estados Unidos, Europa y Europa del Este. Ahora que Estados Unidos y otras regiones se enfrentan a olas de calor devastadoras, necesitamos urgentemente que la OTAN ponga fin a su belicismo y se sume a la presión internacional en favor de un dividendo de paz climático: un recorte del gasto militar a escala mundial que permita a la comunidad internacional invertir en un futuro seguro para todos. No puede haber un país ni una alianza seguras en un planeta inseguro”.

«Mientras el planeta alcanza un punto de inflexión climático, es una locura que estemos invirtiendo en hacer aún más ricos a los comerciantes de armas, en lugar de proteger a aquellos cuyas vidas están siendo devastadas por el colapso climático«, concluye Mark Akkerman, investigador de Stop Wapenhandel, Campaña Holandesa contra el Comercio de Armas.

Para más información y entrevistas:

Maria Vázquez (Centre Delàs d’Estudis per la Pau):

premsa@centredelas.org / 633561498 / 934411947


[1] El informe completo está disponible en https://www.tni.org/climatecrosshairs También disponible en catalán, inglés, francés y alemán.

[2] Las últimas cifras de gasto militar proceden del SIPRI (22 de abril de 2024), Trends in World Military Expenditure, 2023 https://www.sipri.org/publications/2024/sipri-fact-sheets/trends-world-military-expenditure-2023  La estimación de las emisiones se basa en un factor de conversión gasto-emisión de 0,000534 tCO2e por dólar estadounidense. La explicación completa del cálculo puede encontrarse en el Apéndice 1 de https://www.tni.org/files/2023-10/NATOs%20Climate%20Crossfire.pdf

[3] Coche de pasajeros medio de los EE.UU. Disponible en: https://www.epa.gov/greenvehicles/greenhouse-gas-emissions-typical-passenger-vehicle

[4] 100.000 millones de dólares se consideran el mínimo necesario de financiación climática para el Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo (NCQG, por sus siglas en inglés), que se está negociando actualmente en la CMNUCC. Este fue el objetivo que los países desarrollados se comprometieron a cumplir para 2020 en la cumbre de la CMNUCC celebrada en París en 2015, y que no cumplieron en términos reales. En realidad, se necesitan billones de dólares para hacer frente a los costes climáticos.



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