El Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas

El Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas

Editorial Materiales de trabajo

En un mar de desgracias, hemos de considerar una buena noticia que más de cincuenta países ya hayan firmado el Tratado Internacional de Comercio de Armas.

Porque es positivo que un buen número de estados, incluidas algunas potencias mundiales, hayan firmado un tratado que pretende evitar la venta de algunas armas en algunas situaciones determinadas, especialmente a aquellos países donde pueden suponer una vulneración de los derechos humanos o amenazar la paz.

Pero, la firma de este tratado no es en sí misma una razón para alegrarse y echar las campanas al vuelo. Porque, más allá de las virtudes y defectos de su articulado, si analizamos con algo de perspectiva histórica lo ocurrido en Europa y España desde que existe una supuestamente “buena” legislación sobre comercio de armas, vemos que tanto Europa como España han mostrado una tendencia creciente en sus exportaciones de armas en cuanto a valor, número y países destinatarios. Al tiempo que han continuado vendiendo armas, como antes de existir la ley, a decenas de países donde se violan los derechos humanos y donde hay conflicto armado, a pesar de la prohibición explícita de la legislación existente.

Las regulaciones sobre el comercio de armas no han conseguido hasta la fecha reducir el volumen del negocio armamentístico, sino más bien al contrario. Quizá ello explique el apoyo de grandes potencias productoras de armamento al tratado. El caso de España es un buen ejemplo, el reciente informe sobre comercio de armas español referido a las exportaciones de 2012 así lo demuestra. Según las estadísticas, en 2012 el Estado español exportó material de defensa por valor de 1.953 millones de euros, lo que lo sitúa de nuevo entre los mayores exportadores de armamento del mundo. Además, durante 2012 España ha autorizado exportaciones de armas por valor de 7.694 millones de euros, que se realizarán en los próximos años. De manera que es previsible que continúe la tendencia alcista en el comercio de armas español, cuyo incremento entre 2003 y 2012 ha sido de un 410%. Es evidente, por tanto, que el negocio de las armas en España no se está viendo afectado ni por la crisis económica ni por las restricciones que imponen tratados y leyes .

Sobre la firma del Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas, nos podemos y debemos felicitar sobre todo por la incidencia de muchas entidades pacifistas que denuncian día a día las perversiones del negocio de las armas, que han trabajado duro para que este tratado haya salido adelante. Ahora deberemos conseguir que se aplique como es debido. Por ejemplo, ahora la Unión Europea y España, bajo el pretexto de preservar los derechos humanos de la población siria, permitirán la exportación de armamentos a los rebeldes que pretenden derrocar el régimen dictatorial de Bachar al Asad. Es un caso flagrante de hipocresía firmar Tratados para preservar los derechos humanos de la población y después enviar armamentos a aquellos que los violan.  De hecho, si se aplicasen escrupulosamente tanto la ley de la UE de comercio de armas como, en el caso de España, la legislación estatal, no habría posibilidad de que los estados miembros de la UE pudiesen exportar armas a Siria.



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