El Centro Delàs reflexiona sobre género y militarismo

El Centro Delàs reflexiona sobre género y militarismo

Bajo el nombre de Mujeres Militares, el Centro Delàs de Estudios por la Paz celebra sus jornadas anuales con un público que supera el centenar de personas.

Julio Rodríguez, Gemma Amorós y Maria de Lluc Bagur en la primera mesa redonda / Anna Montull

¿Es el militarismo una derivada más del patriarcado que legitima y perpetúa la violencia contra la mujer? Entorno a esta cuestión giró el debate sobre paz, género y militarismo de las jornadas anuales del Centro Delàs. Durante más de dos horas se habló de esta cuestión y de muchas más en las dos mesas redondas: La cuestión de género en el Ejército español y Los roles de la mujer en los conflictos armados.

“El 12,5% de las fuerzas armadas españolas son mujeres y pocas de ellas ocupan altos cargos”, destaca el ex militar Julio Rodríguez en la conferencia que trata el papel de la mujer en el ejército español. Habla del caso Zaida Cantero y, en este sentido, afirma que el protocolo que se elaboró contra el acoso supuso un avance normativo.

Sobre las voces que critican al ejército, Rodríguez dice que al igual que otras instituciones, la defensa del estado tiene que transformarse porque “hay una falta de transparencia y opacidad. Las fuerzas armadas necesitan abrirse”.

En la mesa, María de Lluc Bagur, investigadora del Centro Delás y autora del informe La incorporación de la mujer en el ejército español. Opacidad, machismo y violencia, matiza que la mujer no fue aceptada en las fuerzas armadas para superar la desigualdad en el cuerpo, sino que la razón vino propiciada por la necesidad de efectivos a causa del fin del servicio obligatorio y de la entrada del Estado Español a la OTAN.

Al igual que Rodríguez, habla sobre el protocolo contra el acoso, aunque dice que no se tienen los datos sobre cómo se aplican. “La única institución que tiene esa información es el Observatorio para la igualdad en las fuerzas armadas, que solo se reúne cuatro veces al año”.

“A parte de la violencia sexual, también está la conciliación familiar, de la que no se empezó a hablar hasta que las mujeres llegaron al ejército”, destaca Bagur.

La investigadora finaliza con la reflexión sobre la incorporación de la mujer al ejército y califica este hecho como una obligación y una militarización del género femenino. “La idea final sería el fin de las fuerzas armadas como método de resolución de conflictos”.

En la segunda mesa redonda se debate sobre los roles de las mujeres en los conflictos armados. María Villellas, investigadora de la Escola de Cultura de Pau e integrante de WILPF (Women’s International League for Peace and Freedom, entidad colaboradora en las jornadas), expone que los conflictos armados son muy complejos y heterogéneos, que nunca se podrían explicar desde una mirada simplista y única, “sin tener en cuenta a las mujeres”.

La investigadora destaca que se da por hecho que las mujeres son las víctimas, mientras que los hombres son los perpetradores de la violencia; “la mujer asume varios roles en los conflictos armados”.

Nora Miralles, periodista e investigadora del Centro Delàs afirma que son las instituciones militares las que influyen sobre la feminidad de las mujeres. El carácter militar se caracteriza para marcar su propiedad sobre los cuerpos de las personas, sobre todo, de las mujeres.

“El discurso bélico retroalimenta las estructuras patriarcales y pone los recursos materiales y humanos al servicio de la guerra. El militarismo, de hecho, influye en la economía, en los medios…”, concluye la autora del informe Género y cultura militar. Vidas, cuerpos y control social en la guerra, del Centro Delàs.

Desde la experiencia como activista feminista, Montserrat Cervera expone que para el feminismo antimilitarista es fundamental tener un enfoque pacifista. “El feminismo nos ha enseñado que tenemos que derrocar al patriarcado y al machismo. Y nos tenemos que aliar todas, todos y el colectivo LGTBI”, matiza Cervera.

“Se habla mucho que todas somos pacifistas. Pero es muy fácil ser pacifista desde aquí, ¿qué pasa cuando la violencia es ejercida contra ti?”, añade Alba Sotorra, realizadora y productora de documentales sobre Oriente Medio y Unidades de Defensa de las Mujeres Kurdas (YPG).

Sotorra explica su experiencia con las mujeres Kurdas y añade que las mujeres viven la guerra de una manera muy diferente a los hombres. “La muerte, por ejemplo: las mujeres nunca celebran la caída de un enemigo”.

La realizadora afirma que nunca nadie puso el feminismo y la igualdad de género en la guerrilla como lo hicieron las YPG: “la recuperación de Kobane fue dirigida por una mujer y esto cala en la sociedad, no desaparece”. En todo caso, las vías pacíficas no son identificadas –obviamente– como la característica de este grupo armado.

Como ex miliciana del M-19 en Colombia, Yanira Restrepo relata su experiencia en la guerrilla, donde empezó a los 14 años. Restrepo destaca que las mujeres pueden tener varios roles dentro del conflicto. “En Colombia, hay organizaciones constructoras de paz, como las mujeres de la ruta pacífica. Y también hay guerrilleras, viudas, huérfanas”.

El punto y final lo pone Pamela Urrutia, investigadora de la Escuela de Cultura de Pau e integrante de WILPF: “en esta diversidad y complejidad hay que mantener la mirada feminista porque es la que nos permite encontrar respuestas nuevas y diferentes en situaciones que requieren una reflexión profunda”.


Nora Miralles, Montse Cervera, María Villellas, Pamela Urrutia, Yanira Restrepo y Alba Sotorra / A.M


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 23/11/2016

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