El lado oscuro de tu cuenta bancaria: ¿estás financiando la guerra?
¿Sabías que tu dinero podría estar financiando la guerra? Es posible que los bancos en los que confías para gestionar tus ahorros …
¿Sabías que tu dinero podría estar financiando la guerra? Es posible que los bancos en los que confías para gestionar tus ahorros estén invirtiendo en empresas que fabrican armas, misiles y drones utilizados en conflictos como los de Ucrania o Gaza. De ese modo, sin quererlo, podemos estar contribuyendo a esta maquinaria de destrucción con cada transacción, actuando de forma incoherente con nuestros valores sociales. Y, en muchos casos, ni siquiera somos conscientes de ello.
Según el Informe 71 del Centre Delàs d’Estudis per la Pau , titulado «El negocio de los bancos en el belicismo global«, entre 2022 y 2024 se destinaron 279.000 millones de dólares desde entidades financieras a empresas armamentísticas. Las ganancias superaron los 80.000 millones de euros. Los bancos implicados – como BBVA, Santander, CaixaBank, Sabadell, Ibercaja y Bankinter – obtuvieron beneficios por valor de 181.000 millones.
La Campaña Banca Armada nació precisamente para visibilizar los vínculos de numerosas entidades bancarias españolas con empresas fabricantes de armamento, a través de su financiación. Entre sus acciones destaca la intervención en las juntas de accionistas de los grandes bancos con el objetivo de denunciar públicamente estas inversiones en empresas cuyos productos alimentan guerras, violencias y sufrimiento.
El 21 de marzo de 2025, junto a una compañera de Setem, intervine en la junta de accionistas del BBVA para denunciar que este banco financia compañías proveedoras de armas al ejército israelí, responsable de masacres contra la población civil palestina. En otra intervención, señalamos que el BBVA sigue apostando por el rearme y la industria militar, a pesar de los crímenes de guerra documentados por la ONU. La respuesta no fue el silencio, sino negaciones y apelaciones a la normativa internacional y a las políticas de responsabilidad social corporativa, sin asumir ninguna responsabilidad ética.
El negocio de matar: rentable y al alza
Desde el inicio de la guerra en Ucrania y el genocidio en Palestina, las acciones de empresas armamentísticas se han disparado: Rheinmetall, +685 %; Leonardo, +383 %; Indra, +100 %. La guerra es un buen negocio… para algunos, mientras otros pagan el precio con sus vidas. La Comisión Europea planea triplicar el gasto militar hasta alcanzar los 800.000 millones de euros y destinar entre un 4 % y un 5 % del PIB a defensa. Y lo pagaremos entre todos. La pregunta es: ¿queremos un continente que invierta en bombas o en escuelas, hospitales y energías renovables? ¿Por qué matar resulta tan rentable?
La guerra es uno de los negocios más lucrativos del siglo XXI. No se trata solo de geopolítica o seguridad nacional, también es mercado: las empresas de armas cotizan en bolsa y, con cada bomba, frontera militarizada o conflicto, aumentan el valor de sus acciones. Cuanto más dura, más ganan. Esta rentabilidad no surge sola: los bancos las financian, invierten en ellas, compran bonos, otorgan créditos y obtienen beneficios récord, mientras millones de personas sufren. Todo ello amparado en políticas de responsabilidad social corporativa o en normativas sobre comercio de armas que justifican lo injustificable.
En España, nuestros principales bancos están directamente implicados. BBVA, Santander, CaixaBank y otros han financiado con casi 10. 000 millones de dólares a empresas fabricantes de armas que, en muchos casos, han sido utilizadas en crímenes de guerra. Compañías como Airbus, Indra, Navantia, Boeing, Leonardo o General Dynamics han recibido financiación de entidades españolas para fabricar aviones de combate, misiles, tanques y drones. Algunas incluso participan en el mantenimiento de armas nucleares.
Y no hablamos solo de empresas privadas. También interviene el Estado. El Banco Europeo de Inversiones ha doblado su financiación al sector de la defensa, lo que supone un aumento significativo de los recursos destinados a las empresas de armamento. El SEPI, el holding público, participa en los consejos de administración de varias de estas compañías.
¿Qué hacen con tu dinero?
Es difícil saber en qué invierten realmente los bancos tu dinero. Aunque se promocionan con políticas de responsabilidad social corporativa (RSC), muchas veces estas no son más que una fachada. Por ejemplo, algunos bancos españoles no especifican si sus inversiones respetan los derechos humanos y promueven la paz.
Tu dinero podría estar financiando la producción de armas. Las grandes instituciones financieras, en numerosas ocasiones, se convierten en cómplices de la violencia y la destrucción. La falta de transparencia en sus operaciones impide que la ciudadanía sepa en qué está contribuyendo, lo que permite que este modelo continúe funcionando sin cuestionamientos.
Otra forma de hacer banca es posible
Frente a este sistema corrupto, existe otra forma de hacer banca. Fiare Banca Ética, Coop57 o Triodos Bank son ejemplos de entidades que han decidido no financiar la industria armamentística. Y lo dejan claro: nunca financiarán la producción de armas. La Global Alliance for Banking on Values (GABV), una red internacional de bancos comprometidos con la sostenibilidad y la justicia social, señala que el 73 % de sus miembros ya cuenta con políticas explícitas de exclusión del sector armamentístico.
Las finanzas éticas apoyan proyectos sociales, ecológicos y culturales, como cooperativas, energías renovables y vivienda social. Y, sobre todo, es transparente: sabes dónde está tu dinero y en qué causas se utiliza. No se trata solo de una opción financiera, sino de una postura política: elegir la paz sobre la guerra, la sostenibilidad sobre la destrucción.
¿Qué puedes hacer tú?
Es una tendencia creciente y cada vez más personas se preguntan: ¿qué hace mi dinero cuando no lo miro? No hace falta ser activista para empezar a actuar. Aquí tienes algunos pasos prácticos:
- Pregunta a tu banco si financia armas. Si no te responde, sospecha.
- Infórmate con campañas como Banca Armada, que publican datos y nombres de bancos implicados.
- Participa en movimientos sociales que exijan responsabilidad financiera: firma peticiones, asiste a reuniones o cambia de banco.
- Cambia de banco. Elige banca ética. Es un gesto poderoso y cada vez más sencillo. La transición es fácil y te permite controlar cómo se usa tu dinero.
Si no desarmamos la banca, no pondremos fin a la guerra
La guerra no se sostiene sin dinero, y ese dinero, en parte, sale de nuestros ahorros. Cambiar de banco no es solo un trámite: es una decisión política que nos empodera. Si queremos un mundo más justo, debemos empezar a desarmar la economía que financia la guerra. Porque no basta con oponerse a la guerra: también debemos dejar de financiarla. Apostar por las finanzas éticas no solo es una opción financiera, sino también una postura y una propuesta de paz.
Mientras algunos se lucran con la muerte, nosotros elegimos financiar la vida. Mientras algunos convierten la guerra en negocio, nosotros insistimos en que la paz también se puede financiar. ¿Y tú? ¿Estás con los que se enriquecen con la guerra o con los que apuestan por un futuro en paz? Tú decides.
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