La UE se dirige hacia una economía de guerra
Durante la pasada campaña electoral, los políticos han hecho declaraciones vacías de propuestas, no han hecho diagnósticos ni propuestas sobre los problemas que hay que afrontar.
Estamos en periodo electoral, los políticos hacen declaraciones vacías de propuestas, no suelen hacer diagnosticos ni hacer propuestas sobre los problemas que hay que afrontar.
Desde el inicio de la guerra de Ucrania distintos presidentes y ministros de la Unión Europea coinciden en afirmar que Rusia es una amenaza para Europa, que nos quiere invadir, que nos quiere atacar militarmente y que por lo tanto, es necesario adquirir más armas, aumentar los stocks y armarse con nuevas armas dotadas de nuevas tecnologías. Este discurso va acompañado de acuerdos políticos para impulsar las adquisiciones de armas, incrementar la producción y la inversión en desarrollo de nuevas armas.
En 2014 en una cumbre de la OTAN, el presidente Obama comunicó a sus socios que los intereses de EE. UU. se desplazaban hacia Asia y que su voluntad era desentenderse de la seguridad europea. En esta cumbre, los países europeos se comprometieron a aumentar su gasto militar hasta el 2%. Desde 2016 y hasta la aprobación de los presupuestos de 2021 tuvieron lugar varios debates y acuerdos sobre qué impulso dar a la defensa europea.
Por primera vez el presupuesto de la UE, tenía Capítulo de Defensa, se puso en marcha el Fondo Europeo de la Defensa que tenía dos pilares, incentivar la compra de armas conjuntas por al menos tres estados e impulsar el desarrollo de nuevos sistemas de armas de fabricación europea, 13.000 millones €. La guerra de Ucrania sirvió para generar miedo hacia Rusia y que las encuestas de opinión fueran favorables al incremento de gasto militar.
Las políticas que la UE ha implementado en estos últimos 10 años podemos resumirlas en:
Políticas dirigidas a los Estados: Se nos dice que gastamos poco, poco o demasiado es una valoración subjetiva, “poco” es un concepto comparativo, ¿poco respecto de qué? Según el SIPRI en 2023 el gasto militar mundial ha sido de 2,44 billones de $ la primera posición lo ocupa Estados Unidos con 916.000 millones $, Europa 374.000 millones € (UE más Holanda y Reino Unido), China 296.000 millones $ y Rusia 109.000 millones $, los cuatro concentran el 70% del gasto militar mundial. Es evidente que Europa gasta menos de Estados Unidos, pero si nos estamos preparando para una guerra con Rusia hay que observar que nosotros gastamos casi cuatro veces más. Por tanto, hay que considerar ¿quién amenaza a quién?
La Comisión Europea ayuda a que los estados gasten más en armas, si tres estados compraban lo mismo la UE les subvenciona hasta con el 25%.; pero ha puesto en marcha más medidas para gastar más, por una parte, se permitirá que el Banco Central Europeo facilite liquidez a los estados con eurobonos; en segundo lugar, ahora que volverán las medidas de austeridad presupuestaria permitirá que la deuda producida en la compra de armamento no compute dentro del déficit público del estado (creatividad contable), en tercer lugar, vuelven a plantear eliminar el IVA a la industria militar y en cuarto lugar, aprovechando la experiencia de las compras conjuntas de vacunas por la COVID, se hará lo mismo con las compras conjuntas de armas.
Políticas dirigidas a la industria militar. Le dicen a la industria militar que es necesario incrementar la producción, para ello la industria demanda dos cosas, contratos a largo plazo que aseguren la compra de toda la producción y créditos púbicos. Este mes de abril los ministros de finanzas de la UE han acordado cambiar las normas del Banco Europeo de Inversiones, ya que no permitían conceder créditos a la industria de armas y municiones. Ya no está prohibido y se ha abierto una línea de crédito de 6.000 millones € hasta 2027.
Esta medida se ha complementado en la aprobación de la primera Estrategia Industrial Europea de Defensa, marzo de 2024. Esta estrategia establece objetivos e indicadores; en concreto marca el objetivo que para 2030 el 40% de las compras de material militar quiere que sean conjuntas y que el 50% del gasto en defensa de los estados miembros se lleve a cabo en la industria de la UE, que no se compre a EE. UU. y que para 2050 sea del 60%.
La investigación militar también está incluida en estas políticas. El Fondo Europeo de la Defensa (FED) ha sido dotado con 8.000 millones €, para el período 2021-2027, para subvencionar a la industria militar, en hasta el 100 del gasto del proyecto, para investigar y desarrollar nuevos productos de uso militar. De los primeros 34 proyectos de investigación de nuevos diseños de sistemas militares, 11 de ellos incluyen utilizar nuevas técnicas de Inteligencia Artificial con aprendizaje profundo.
En definitiva, Europa se prepara para la guerra, su lema la disuasión, tener ejércitos potentes, capacidades destructivas mayores que los adversarios y generar temor para que no atrevan a atacar Europa. Estas políticas suponen detraer recursos económicos y humanos, supone abandonar o relegar políticas de bienestar social a un segundo plano, supone anteponer criterios militares a criterios sociales, supone seguir dejando en la cuneta a millones de personas que no llegan a fin de mes, deteriorar la sanidad o las prestaciones sociales y dejar de invertir en frenar el cambio climático. Impulsar la economía de guerra ira en detrimento del sistema de bienestar social.
La historia nos muestra que cuando crece el belicismo, el militarismo, las armas y la retórica de guerra, estamos cerca de una guerra. Si los tambores de guerra suenan, es necesario acallarlos o cuando nos vayamos a dar cuenta y queramos reaccionar será demasiado tarde.
Nuestra pequeña tarea reside en votar paz y no guerra, en mostrar nuestra discrepancia, en pedir reflexión y debate. Nuestra tarea es proponer distensión frente a la disuasión, pedir parar la espiral de tensiones, apoyar dialogo y negociación.
El mundo no es perfecto, la democracia no es perfecta, la paz no es perfecta y nuestra tarea es empujar la transformación, contribuir a un cambio más justo y universal. Siempre recordando que aquellas reivindicaciones que no sean universales no son derechos sino privilegios.
¡Es hora de hacer política!
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